En la mañanera Andrés Manuel planteó que sus críticos deberían cooperar, porque “cuánto les dan para atacarme, ganan por eso…” de igual forma, algunos días antes dijo que a sus críticos “les gusta hacer, pero no que les hagan”. No se ha dado cuenta, pero habla de lo que le devuelve el espejo a él y a miembros de la 4t.

A estas alturas sus comentarios apuntan contra la libertad de expresión. En un país, donde según diversas organizaciones que defienden a periodistas, dicen que México es el país más peligroso para ejercer dicha profesión, sin estar en guerra.

Puesto en palabras de López Obrador, ¡qué delgada tiene la piel! Ahora resulta que las críticas a su gobierno son porque son pagadas. No, la mayor parte de quienes señalamos errores, pifias, yerros son porque los estamos viendo. Y eso es libertad de expresión, lo que él siempre dice defender.

Decir que Gustavo de Hoyos critica porque ya no se beneficia del presupuesto gubernamental, no solo es un dicho. Al decirlo desde la palestra de la mañanera, con la investidura presidencial se convierte en una acusación y como tal entonces, debería tener pruebas para sostener su dicho.

Olvida López Obrador que está probado que el 70% de los dichos en sus mañaneras no son ciertos o francamente son falsedades. A lo anterior, se debe añadir la cantidad de veces que insulta, ningunea o se refiere de forma burlona a muchos de quienes no opinan o comulgan con la 4t.

Retomando su propuesta ¿él también cooperaría con dinero por todo lo que critica? ¿Se imaginan la cantidad de dinero que tendría que poner por cada crítica vertida por él? o por cada mentira o media verdad dicha. Al menos el 70% de su sueldo se iría en su propuesta…

No solo eso, López Obrador le está pidiendo a Twitter que informe quienes son sus principales clientes en México, de quienes le atacan. Otra vez, su solicitud solo mete ruido e incertidumbre. Es una intromisión en las actividades privadas lícitas y es un golpe más al Estado de Derecho y a la confianza de posibles inversionistas. Aunque esta petición podría tener una desagradable sorpresa para Andrés Manuel: que de sus mejores clientes en México, quienes azuzan a las redes atacando a quienes critican a la 4t; resulten personas ligadas a su proyecto.

Sobre “les gusta hacer, pero no que les hagan”, también aplica para miembros de la 4t. Basta de ejemplo un botón. Ackerman e Irma Eréndira se quejaron amargamente de que habían vivido una real persecución por el tema de sus casas. Pues vamos, la memoria histórica de Twitter nos recordó que cuando ellos criticaron, actuaron de igual forma como ahora no les gusta que los traten.

Tan solo proponer una cuota por criticar, va contra el derecho a la libre expresión, tal vez él ha olvidado la claridad que tuvo en las “benditas redes sociales” para criticar con y sin razón a los gobernantes anteriores, lo cual incluyó pedir que renunciaran.

Y no, en lo particular, nadie me paga por dar mi opinión de lo que sucede en este gobierno o por lo que señalé en anteriores. Tan solo ejerzo el derecho universal a la libertad de expresión. Y ese derecho es irrenunciable, sin cuotas, sin amenazas. Si no quieren que critiquemos, trabajen de forma correcta. Mientras tanto seguiremos ejerciendo nuestro derecho.