1. Impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo, valor.<br>2. Irritación, ira.
RAE
Un grupo de intelectuales envío una epístola patentando su petición de que se busque una alianza política para que en el 2021, la Cámara de Diputados vuelva a ser un poder autónomo. Menos de 24 horas tardó López Obrador en dar contestación a la carta en cuestión con otra similar.
El título de su respuesta es “bendito coraje”. Sarcasmo aparte, la respuesta del presidente de la nación puede leerse bajo cualquiera de las definiciones aceptadas por la RAE. Sin lugar a dudas su pronta expresión esboza la irritación por una petición bastante ramplona signada por un grupo de intelectuales.
Quien dice defender los derechos; ha olvidado que este tipo de cartas son plausibles y deseadas en una democracia. Máxime como una muestra del ejercicio de la libre expresión. La réplica presidencial solo demuestra el tamaño de sus preocupaciones y su decisión de cuáles son sus enemigos a vencer.
A 30 intelectuales pudo contestarles y acusarles de neoporfiristas y neoliberales. Adjetivos insultantes para él. Aunque presume conocer de historia, olvida el anacronismo que comete cuando compara un tiempo con otro. Además, quienes pugnaban por una verdadera oposiciónen las elecciones organizadas por Díaz, eran los Flores Magón. Guardando el debido tiempo, distancia e ideologías, pareciera que en este aspecto López Obrador se parece más a Díaz que a quienes cuestionaban su gobierno.
Los Flores Magón fueron perseguidos por ejercer la libertad de expresión y por publicar diversos diarios donde señalaban los yerros y faltas de Porfirio Díaz. Pero al igual que Díaz tenía un grupo de “intelectuales” llamados los científicos, también había otro grupo, quienes idearon la forma de derrocarlo.
Podría pensarse lo mismo en estos tiempos. Mientras Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer, etcétera lo apoyan, también hay otro grupo que disiente y lo expresa. Pero más allá de que los intelectuales del país pueden apoyar o discrepar con el actual gobierno, no se debe perder que la razón del gobernante no es discutir con ellos y descalificarlos.
Para hacer lo último no es acusándolos con una carta. Si quiere probar que el país marcha de maravilla, debería tener una verdadera estrategia para disminuir los efectos económicos y sanitarios del COVID. Poseer una respuesta eficaz para enfrentar los feminicidios y no precisamente recortando el presupuesto para la alerta de género.
Tener el coraje (acepción de valor) de poner un alto a la delincuencia en México y no hacer los distingos entre el buen trato a los familiares de delincuentes y no recibir a los familiares de las víctimas en Palacio, porque “degradaría” la investidura presidencial.
Mostrar el coraje (decisión) de cesar su lucha contra las farmacéuticas nacionales y lograr abastecer de medicinas a quienes las requieren de forma urgente para poder vivir.
Poseer el coraje (esfuerzo de ánimo) de insertar a México en el futuro y no enterrarnos en el pasado al apostar por la quema de carbono para la generación de energía eléctrica.
Manifestar con coraje (impetuosa decisión) el abandono de los proyectos inservibles e insostenibles como son Dos Bocas, Tren Maya, Santa Lucía.
Rebatir con coraje (esfuerzo) la pelea a la corrupción en la 4T. La cual no debería circunscribirse a la extradición de Lozoya como les señala a los intelectuales. Nadie de los firmantes pone en duda el acierto de su captura. Tampoco que señalará a otros políticos de sus trapacerías. Antes bien, el caso de Lozoya debería ser una constante el perseguir y aprehender corruptos. Tanto añejos como actuales. Lozoya no es defendible bajo ninguna forma. Lo cual no es ápice o pretexto para minimizar la opinión de los firmantes en otros rubros.
No recuerdo una epístola en esos términos electorales en contra de Peña Nieto o Calderón. Pero sí en contra de la corrupción en tiempos de Peña Nieto. Empezó con un desplegado en el periódico y terminó en un sistema nacional anticorrupción. El cual no sirve en estos momentos, pero sí señalaron el batidillo y desastre de la administración priista y abrieron a que muchas personas vieran al macuspanocomo la opción de barrer con la trapacería de la corrupción.
López Obrador titula su carta como “bendito coraje”. Sin lugar a dudas muestra su coraje, su ira ante un grupúsculo poco leído en nuestro país. Seamos francos, poco se lee en nuestra patria. Sin embargo, el coraje (valor) que debería tener para enfrentar a los delincuentes, la pandemia, el desabasto de medicinas, apoyar a conservar empleos (incluye el despido de más de 154,000 funcionarios públicos federales en su administración), etc. Ese “bendito coraje”, que requiere como presidente, ese valor, aún no aparece.