Hace algunas semanas conocí al señor Enrique Michel Velasco, él es socio mayoritario de la empresa Dulces de la Rosa, famosa por sus mazapanes. Mi curiosidad de conocer al Sr. Michel fue porque es uno de los aspirantes a la gubernatura de Jalisco por el partido Morena y aunque no soy morenista, he apoyado el proyecto de nación de AMLO desde su desafuero como Jefe de Gobierno del anteriormente llamado Distrito Federal. Básicamente deseaba saber por qué un empresario tan exitoso como el Sr. Michel, ahora pretende apoyar un proyecto como el de López Obrador, cuando anteriormente su gremio lo acusaba de ser un peligro para México.  Escuché las razones del empresario y no me parecieron diferentes a las mías: un país más justo, más equitativo, con mayor seguridad y oportunidades para todos; terminar con la corrupción, la impunidad y el derroche de gastos superfluos que tienen los gobernantes, causando cada vez más pobreza en nuestra nación.  El también me escuchó cuando le dije que no debería de haber dos Méxicos, el de los ricos y el de los pobres, que todos nos necesitamos y que si unimos nuestros esfuerzos en este proyecto, podremos sacar adelante a nuestro país.  Me pareció una persona afable y sencilla, sé que hay mucha gente que depende económicamente de su empresa, no sólo sus trabajadores y proveedores, sino todas aquellas personas  que con una cajita de mazapanes consiguen algo para sobrevivir.

Por supuesto que yo no asistí a su fiesta de cumpleaños en la que se caracterizó de rey, no soy parte de su empresa ni de su grupo de amistades, sólo lo conocí por alrededor de una hora en aquella ocasión y lo he visto en algunas notas periodísticas. Sin embargo, la  inmoderada exhibición mediática de la que está siendo objeto por su ocurrencia, me parece que además de intrascendente, trastoca su libertad de festejar su cumpleaños temático como tradicionalmente lo hace, según me comentan algunos de sus conocidos.  Ahora bien, si haberse caracterizado de esa manera fue planeado con fines mediáticos le salió muy bien la jugada, pues las imágenes se hicieron virales.

Las fiestas temáticas son divertidas, siempre he tenido el deseo de festejar mi cumpleaños rememorando la época de los 70’s y vestirme de Donna Summer, pero claro, yo no soy una aspirante de un partido que es susceptible de ataques para desprestigiarlo, y estoy segura que a nadie le importaría.

Me parece banal que alguien se alarme con la caracterización de un personaje monárquico en una fiesta de cumpleaños, cuando en la vida real hay gobernantes y funcionarios públicos  que no se visten así, pero que se roban el dinero del erario para vivir como auténticos reyes.