Sustituir una multa por un “pórtate bien”, me parece mala idea... Más cuando se trata de un tema que pone en riesgo la salud pública.
Esta semana entraron en vigor en la Ciudad de México una serie de muy polémicas disposiciones en materia de movilidad, que marcan un muy claro y fuerte brinco al pasado en cuanto a políticas urbanas, regresando incentivos al uso del automóvil (y en consecuencia al consumo de gasolinas) y elevando el nivel de riesgos para peatones, usuarios de modelos alternativos de movilidad y los mismos automovilistas.
El pasado lunes 22 de abril, justo para regresar de vacaciones de Semana Santa, entró en vigor en tierras chilangas un nuevo Reglamento de Tránsito, que, entre otras cosas, marca el fin de las fotomultas, para dar paso a las fotocívicas, eleva los límites de velocidad con que pueden circular los automóviles en algunas vialidades y elimina el uso de la “araña” inmovilizadora para vehículos estacionados en lugares prohibidos.
Las fotomultas eran un modelo simple, probado y mejorable... Fotografiar a quienes incurrieran en faltas al Reglamento de Tránsito y con esa evidencia imponer sanciones económicas.
Las fotocívicas son en términos urbanos el equivalente a creer en los Reyes Magos... Es sustituir una penalización económica, por otras que, con base en un sistema de puntaje, pueden implicar sanciones que van desde la pérdida de la licencia de conducir o la imposibilidad de verificar el automóvil, hasta horas de trabajo comunitario.
No acabo de entender si me debe dar risa o miedo que las autoridades a cargo de la movilidad chilanga supongan que el cambio se va a dar “modificando el comportamiento de las personas”.
Y no... Tampoco encuentro razón que justifique dar marcha atrás a políticas dirigidas a quitar incentivos al uso del automóvil y poner por delante de todo la seguridad de peatones o ciclistas. No veo razón para ajustar a la alza límites de velocidad o para dejar de usar inmovilizadores en vehículos que no respeten prohibiciones o regulaciones para estacionarse.
No... No entiendo que la supuesta opacidad o carácter recaudatorio del anterior modelo de fotomultas fuera algo que no pudiera solucionarse y que no encontraran mejor opción que su cancelación...
¿En verdad no tuvieron capacidad de encontrarle utilidad a los recursos que generaban las fotomultas? ¿No hubiera sido muy útil contar con esos recursos para generar obras justo ahí donde se originaban las faltas?
¿Qué no se dan cuenta de que cancelar algo que no saben operar solo es una demostración de incompetencia?
Tampoco acabo de entender la ausencia de un poderoso proyecto integral de desarrollo urbano que imponga un marco de referencia al largo catálogo de temas relacionados, del que forma parte la movilidad.
Digo... Porque es un error asumir la movilidad como un fenómeno aislado, en lugar de como parte, solo una parte más, de los procesos sociales, económicos, urbanos y ambientales que definen la agenda urbana.
Porque, hasta ahora, las pifias de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México no solo han hecho evidente la falta de proyecto y experiencia en la materia, sino que, lo que es por mucho más delicado, permiten suponer que no existe un proyecto de ciudad, debidamente estructurado a través de instrumentos vinculados de planeación y regulación urbana.
Los tropiezos del titular de la Secretaría de Movilidad, Andrés Lajous, solo magnifican la ausencia de una Secretaría de Desarrollo Urbano, que en lo que va de la actual administración, ha viajado de incógnito.
Y ojo, porque lo que está pasando en materia de movilidad solo confirma o que la planeación urbana no está entre las prioridades de la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, o que se le está haciendo muchas bolas el engrudo en el proceso de generar los ya mencionados y urgentes instrumentos de planeación, regulación, gestión e inversión urbana.
El reto de hacer eficiente la movilidad de la Ciudad de México es enorme... Pero eso ya se sabía... Y quizá Lajous se esté dando un frentazo contra su falta de experiencia y el exceso de soberbia de no tomar opiniones de los verdaderos expertos en el tema... Pero Sheinbaum claro que lo sabía... Lo vivió cuando fue parte del gabinete del entonces jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador... Y lo sabía cuando fue delegada, apenas en la anterior administración.
Implementar las fotocívicas es llevar la capital del país a una aventura naive...
Tan es así, que dan información de la ubicación de las cámaras, cuando, lo mismo que pasa con los centros de control del alcoholímetro, lo ideal es que la gente desconozca esas ubicaciones para no caer en la tentación de implementar truquitos para burlar la vigilancia y poder después continuar o bebiendo, o con el acelerador a fondo... O las dos cosas al mismo tiempo.
Hay que reconocer que la apuesta es alta y audaz...
Si el nuevo reglamento y sus polémicos detalles pudieran traer buenos resultados de mediano y largo plazo habría un importante capital político en favor del gobierno capitalino...
Pero qué pasaría si en lo inmediato vemos un repunte del número de muertes por hechos viales... Eso, sin duda, tendría un alto costo para el proyecto de Sheinbaum...
El hecho es que la política de movilidad está llevando a la capital del país al pasado... Pareciera que Lajous no está pudiendo con el paquete... O por lo menos es un hecho que era mejor crítico, que operador.
Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos
Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com
Twitter: @horacio_urbano