En el discurso que pronunció Guillermo del Toro al obtener dos premios Golden Globes, incluyendo la estatuilla al mejor director por la película La forma del agua, el creativo reveló una cosmovisión que parte de ser mexicano y de contar historias desde un equilibrio entre opuestos
“(…)Creo que cuando se suprime uno de los dos lados de la ecuación [la oscuridad o la luz], se convierte en un panfleto. Cuando tomas en cuenta la oscuridad para contar la luz, es la realidad”
Por eso, las pelis de Del Toro son así, llenas de claroscuros, como las celebraciones mexicanas, en donde “el culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables” afirmó Octavio Paz en El laberinto de la Soledad.
Entonces, los panfletos, las consignas y los dogmas sólo se hacen presentes cuando se cuenta una parte de la historia -la que sea- y se convierte en un mito tranquilizador para aquellos que olvidan un sabio refrán : “nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con el que se mira”
Mientras reflexiono acerca del discurso -breve, pero aleccionador- de Guillermo del Toro y pienso en libros, ideas y personajes que han abordado el tema de cómo contar historias, recordé a un joven maestro que me brindó la posibilidad de conocer su trabajo como líder estudiantil primero y como docente hoy en uno de los Estados que han registrado mayor resistencia a la evaluación que establece la Reforma Educativa.
Y es que el protagonista de la historia que le voy a contar -como la gran mayoría de los Maestros mexicanos- no la ha tenido nada fácil.
Francisco es Licenciado en Educación Secundaria con Especialidad en Biología y su ingreso al servicio profesional docente -cumplirá un año de servicio el próximo 30 de enero-, se debió al examen que presentó en un contexto complicado, pues en Guerrero se llevó a cabo la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa y todavía existe resistencia de algunos grupos en contra de la Reforma Educativa.
Él es egresado del CREN (Centro Regional de Educación Normal) de Iguala, Guerrero, inaugurado el 19 de septiembre de 1960 por el entonces Secretario de Educación Pública, Dr. Jaime Torres Bodet y el Gral. Raúl Caballero Aburto, gobernador del Estado en ese periodo.
Su ingreso a la Normal se dio en los tiempos en los que las plazas docentes se otorgaban de manera automática al concluir los estudios. Ese fue el caso de su papá y de muchos familiares y amigos cercanos de este joven maestro. Sin embargo, todo cambió a partir de diciembre de 2013 con la promulgación de la Reforma Educativa.
Como ninguna historia bien contada es “objetiva” e “imparcial”, porque la interpretación de su autor siempre estará ahí de manera implícita, mi franca opinión sobre Francisco es que se trata de un líder nato, con la inteligencia necesaria para construir argumentos sólidos y con el valor -y los valores- necesarios para defenderlos.
Esa es la impresión que me dio cuando lo traté y conversé con él. A pesar de su juventud, Fran es un profesor atento que siempre tiene un detalle para con sus compañeros, por lo que no es casualidad que haya sido líder estudiantil y, a pesar de la resistencia, él mismo se haya convertido -sin buscarlo- en un ejemplo vivo de que la Reforma Educativa no es punitiva y que el sistema educativo ha empezado a consolidar la meritocracia como forma legítima de ingreso y promoción docente.
Historias como la de Fran, casi no se cuentan. O no se narran así.
Como él, miles de jóvenes en México han ingresado al campo educativo en escenarios complejos, en medio de luchas y resistencias cuya legitimidad es cuestionada debido al modus operandi que utilizan para demostrar su inconformidad: alumnos sin clases durante meses, paros y bloqueos que afectan a terceros y líderes que venden causas al mejor postor, por mencionar algunas acciones que distraen a la opinión pública de un debate necesario en el campo educativo, pues no toda la disidencia es representada por la CNTE ni todos los docentes que acatan la ley están conformes con la implementación de la Reforma en sus Estados.
Por eso, el panorama completo del asunto está lleno de claroscuros, pero se difunden historias sólo en tonos de blanco y negro.
Sin embargo, siguen en el aire todavía muchas preguntas que todavía no han sido respondidas con la precisión que demandan tanto los inconformes como los promotores de la Reforma Educativa ¿Cómo se evalúa para mejorar la calidad de la educación a ras de suelo? ¿Puede la Reforma Educativa por sí misma lograr superar la debacle educativa actual? Si, los procesos sociales son largos, pero ¿qué pasará con la Reforma Educativa si ésta depende de la política educativa del Presidente en turno?
Pienso en Steve Jobs y en el concepto connected dots, que analiza la realidad a través de datos y hechos que aparentemente no tienen relación entre sí, pero que en retrospectiva dan forma a acontecimientos trascendentales en la vida de las personas, las empresas y los países…pero siempre dependerá de la lectura que cada quien realice de las distintas formas de contar las historias que la conforman.
Por ejemplo, la Reforma Educativa no es la misma que fue promulgada en diciembre de 2013, porque el INEE, la SEP, la sociedad civil organizada y algunos gobiernos de los estados, con la participación comprometida de maestros y padres de familia, han impulsado acciones concretas que se han materializado en
1.- Un nuevo modelo educativo
2.- La evaluación de desempeño que ahora toma en cuenta las condiciones del contexto en el que laboramos maestros, directivos y supervisores escolares y sobre todo,
3.- En el enfoque con el que la mayoría de los profesionales de la educación hemos asumido la evaluación: como un reto que no nos define –porque ningún docente es idóneo por aprobar un examen-, pero si nos obliga a asumirnos como los profesionales de la educación que México necesita para superar la debacle educativa.
En retrospectiva, si conectamos lo anterior y el hecho -nada casual-, de que usted está leyendo este artículo y por ende considerando otras visiones y versiones de la implementación de la Reforma Educativa, entonces podremos decir que -efectivamente- esta iniciativa sexenal ha sido un gran mérito de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto y lo afirmo en tiempos difíciles, pero con el mismo valor que utilicé para escribir decenas de artículos en contra de la implementación de la Reforma Educativa, con ese mismo énfasis no escatimo hoy el reconocimiento -necesario- cuando las cosas se hacen bien. Sea quien sea.
¿Usted qué opina, estimado lector?