“Cuando pensamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, nos cambiaron todas las preguntas”.<br>

Mario Benedetti

Hace 7 meses descubrimos que en el mundo apareció un agente infeccioso, invisible para nuestros ojos, nuevo para la medicina moderna y desconocido para nuestro sistema inmune. Con el pasar de los días, la tormenta perfecta se convirtió en un terrible tsunami. Un “nuevo” virus que volvía susceptible a la población mundial entera, aunado a una capacidad de transmisión poco usual en donde pacientes contagian al microorganismo antes, durante y después de tener los síntomas de la infección e incluso en muchos casos sin tener síntoma alguno. Gracias a la globalización y el movimiento a través de las mejores vías de transporte en la historia de la humanidad en tan solo 3 meses el virus había afectado los 6 continentes y se multiplicaba por todos los rincones del mundo.

En 7 meses han surgido más preguntas que respuestas. Aún no tenemos un tratamiento específico y eficaz contra el Covid, el desarrollo de una vacuna, está si bien nos va, a meses de aparecer como una opción para el control de la pandemia. Los gobiernos se debaten en si abrir la economía a costa de muertes por infección, o cuidar la salud de sus habitantes con la consiguiente pérdida de empleos y quiebra de empresas. Nos levantamos con la idea de que esto es una pesadilla, con la ilusión de que hay un nuevo medicamento o con el anhelo de que perdimos el olfato y que tendremos una infección más limitada que nos permitirá evitar la neumonía por el monstruo jamás visto.

Dentro de todas las teorías que se han postulado la que más esperanza generaba era la posibilidad de lograr una inmunidad duradera después de haber sobrevivido a la infección; así como se lograba desarrollar pruebas diagnósticas moleculares, se trabajó en obtener pruebas serológicas, pruebas de anticuerpos que demostraran no solamente que ya había logrado vencer al enemigo, sino que mantenía un ejército en mi cuerpo que me defendería de nuevos ataques. Al pasar de los meses ciudades que habían sido brutalmente golpeadas por la epidemia como lo fueron Milán, Madrid y Nueva York mostraban un número bajo de personas con serologías positivas y por lo tanto la inmunidad en las poblaciones tan afectadas continuaba siendo muy por debajo de lo esperado.

Peor aún, personas que habían tenido la marca del Covid presente en una prueba diagnóstica resultan negativos a la toma de anticuerpos. El miedo de segundos contagios, recaídas, reinfecciones empezó a circular en la comunidad científica. Incluso hubo reportes en febrero, provenientes de Corea del Sur donde pacientes que habían dado una prueba negativa al Covid19 después de haber padecido la enfermedad presentaban una segunda prueba, ahora positiva. Ante este temor, las primeras notas de optimismo fueron el resultado del mismo país asiático que demostró que los cultivos virales de estos individuos no lograban hacer crecer al virus, en otras palabras, eran fragmentos de estructuras virales las que generaban una prueba falsamente positiva.

Se desarrolló un modelo animal en el mono macaco Rhesus que se intentaba reinfectar después del haber padecido la infección inducida por este virus. Los resultados mostraron que no se lograba la segunda infección y por lo tanto había algún tipo de inmunidad que protegía de estos segundo cuadros. La pregunta era cómo y por qué no se volvían a contagiar estos animales.

En el instituto Karolinska de Suecia, se realizó un estudio que brinda esperanza de una inmunidad robusta y prolongada. La presencia de linfocitos T con actividad proliferativa ante el virus Sars-Cov2 y que puede significar que después de todo nuestro sistema inmunitario logre responder ante este enemigo de una manera eficaz y le permita mantenerse libre de una nueva infección por tiempo prolongado, meses, incluso años. Una respuesta natural que da nuestro cuerpo similar a lo que se busca con una vacuna. Después de este hallazgo y de corroborarse lo que este estudio mostró, la inmunidad ocasionada por el virus será mayor a lo estimado actualmente, ya que muchos pacientes que no presentaban anticuerpos si tenían estos linfocitos T, y por lo tanto será también más duradera. Habrá que esperar resultados similares por otros centros de investigación. Esperando que esta vez sí tengamos la respuesta correcta y no nos cambien la pregunta.