“Raptola, violola y matola, con una pistola”

Revista Alarma!

 

Al estilo de la vieja revista que causó sensación en México al grado de distribuir más de dos millones y medio de ejemplares por semana, hay quienes no encuentran otra manera de hacerse notar más que el sensacionalismo.

Hace años hubo en Nuevo León un Secretario de Salud que cada vez que sentía que sus bonos iban a la baja con el Gobernador, soltaba el rumor de que había llegado un nuevo brote más agresivo de “dengue”; tan bueno era el truco que le duró varios gobernadores.

Más o menos así está el tema de la contaminación en el área metropolitana de Monterrey en estas fechas. Es grave y preocupante, sí, pero no tanto como para causar alarma.

Por sus características al estar en un valle rodeada de montañas, la zona conurbada de Monterrey depende de los vientos para disipar las partículas que se lanzan al ambiente, lo que sucede de manera normal casi todo el año; sin embargo con el invierno las condiciones cambian y se propicia la concentración de contaminantes.

Dicho en otras palabras, esto no es nuevo, sucede cada año, pero como el tema está de moda de ahí se cuelgan los ecologistas y algunos funcionarios para hacerse notar.

Este año se prohibió la venta de pirotecnia y las rutas de transporte urbano redujeron el número de unidades en circulación en un 80 por ciento, pero de todos modos la mayor parte de las unidades de monitoreo ambiental reflejaron una mala calidad del aire el 25 de diciembre, cuando la gran mayoría de los vehículos no circulan por las calles. ¿No suena extraño?

Sí, es necesario cuidar el ambiente y hay necesidad de tomar medidas, pero mucho más allá de prohibir y lanzar exhortos de alarma, es necesario trabajar para encontrar soluciones, porque visto lo anterior, el problema no está en las fábricas que no operaron el 25, ni en los vehículos, ni en los cohetes… ¿entonces?

Lo ideal sería que los genios ecologistas, catastrofistas y alarmistas, se pusieran a estudiar el lugar en el que vivimos y las distintas épocas por las que atraviesa nuestra zona metropolitana a fin de que con antelación pudiésemos tomar medidas reales, no sólo las aparentes, para evitar la generación de contaminantes.

No cerremos una industria, obliguemos a que coloquen filtros y sistemas anticontaminantes; no “asustemos con el petate del muerto” y andemos persiguiendo albañiles porque prenden una fogata para calentar su lonche, tomemos medidas serias, inteligentes, que mitiguen y detengan la emisión de polvos a la atmósfera.

Menos “Alarma!” y más resultados, menos brincos que el suelo sigue estando muy parejo.

ftijerin@rtvnews.com