No es novedad decirlo: Guillermo Padrés ha actuado, en Sonora, como un reyezuelo que no le rinde cuentas a nadie. La utilización del poder para beneficiarse ha sido la norma de su gobierno.

Si Padrés desde hace tiempo rebasó todos los límites de la ética del funcionario, lo que este domingo publica Reforma es el colmo y, ahora sí ?lo que tenía que pasar, pasó?, va a representar un fuerte golpe para el candidato del PAN al gobierno de Sonora, Javier Gándara.

Esta vez, el mal comportamiento de Padrés tocó a Gándara, un hombre conocido, respetado, apreciado en la sociedad sonorense, que había cruzado sin mancharse el pantano de la actual administración pública de Sonora.

No es lo más recomendable para un político en campaña militar en el mismo partido que un gobernador tan desprestigiado, pero el señor Gándara había logrado mantenerse al margen de las malas acciones del impresentable Padrés.

Hoy, sin embargo, la pésima conducta del todavía gobernador de Sonora ha golpeado directamente a Javier Gándara. Para la nave panista la revelación de Reforma ha representado un estallido en la línea de flotación.

No sé cómo encontrará una explicación políticamente conveniente el señor Gándara. Y es que, la verdad sea dicha, no parece aceptable que el gobernador le haya perdonado al candidato del PAN poco más de 14 millones de pesos en impuestos. Demasiado dinero como para no entregarlo a la tesorería pública.

No solo Gándara fue favorecido por Padrés de esa manera. Muchas otros empresarios se beneficiaron por un total de 708 millones de pesos, entre ellos el propio gobernador de Sonora.

Ignoro de qué tamaño será el golpe electoral que el reportaje de Reforma significará para Gándara. Es lo de menos. Lo relevante es exigir sanciones ejemplares para uno de los gobernantes que más han abusado de su cargo.

Una verdadera vergüenza para Sonora el gobernador Padrés.