Hace rato, hoy viernes, en la conferencia de prensa mañanera de AMLO, el reportero Alejandro de la Peña, de En Contexto, Sin Mordaza, preguntó al presidente de México su opinión sobre algunos excesos de la prensa. Andrés Manuel respondió ampliamente y creo que con toda corrección política. Rescato dos de sus expresiones: (i) la prensa se regula y controla con la prensa (misma) y (ii) el trato del gobierno hacia los medios debe ser de respeto, más que de tolerancia porque esta última palabra implica cierta arrogancia.

Lo malo, pero de ninguna manera sorprendente, es que en el arranque de la mañanera tapatía (tuvo lugar en Guadalajara) cuando el presidente López Obrador dio la palabra al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, este exhibió un profundo desprecio hacia los medios locales. En efecto, Alfaro empezó saludando a AMLO, lo que es más que explicable; después a Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana; enseguida al general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval González; al titular de Marina, almirante José Rafael Ojeda, y por último “a los medios nacionales”. Nótese el desprecio a los medios locales, a los que Enrique Alfaro no se refirió. Es conocida la mala relación del gobernador jalisciense con los periodistas de su estado, pero tal vez pudo haber ocultado su petulancia para no dar a nivel nacional —vía las benditas redes sociales— el lamentable espectáculo que todos vimos.

La Rayuela de La Jornada y las cursivas extraordinarias 

Antier, La Jornada dijo en su casi siempre sabia Rayuela, algo que no considero del todo justo: “Da la impresión de que al gobierno no le importa carecer de una política de información. A menos que las mañaneras sean esa política”. Desde luego, por tratarse del principal —o el único— diario de izquierda mexicano, ese comentario circuló en redes sociales, es decir, se fue mucho más lejos del círculo de los lectores tradicionales del periódico dirigido por Carmen Lira y que es, como todos sabemos, el medio de comunicación que con el que AMLO más se identifica.

¿Que las mañaneras son la política de información de la 4T? Pues sí, lo son. Digamos la verdad —aclaro que de ninguna manera soy partidaria de López Obrador: bastante me critican sus leales en Twitter por lo que publico—, pienso que no había habido un gobierno federal que informara más que el de Andrés Manuel. De hecho, lo complicado no es buscar lo que opina el presidente sobre cualquier tema, sino procesar todo lo que dice —muchas veces contradictoriamente— en sus conferencias de prensa de todos los días.

Ayer que buscaba la pregunta realizada el miércoles por Alberto Rodríguez, reportero de SDP Noticias, pensé que se me iba a complicar la tarea haciendo avanzar y retroceder el video de la mañanera correspondiente. Hasta que recordé que la versión estenográfica de las conferencias de prensa está disponible para quien quiera consultarla una o máximo dos horas después de que López Obrador se despide de los reporteros. Así las cosas, recurrí a la versión estenográfica y con la ayuda del buscador de palabras de Word en mi computadora, en segundos encontré lo que buscaba.

Por cierto, por los empleos que he tenido he conocido muchas versiones estenográficas de distintos eventos, inclusive internacionales. La que genera el equipo de prensa de Andrés Manuel es de las mejores, no solo por la rapidez con la que se procesa, sino por el evidente cuidado con el que se realiza. 

Se nota que Jesús Ramírez puso a trabajar en ello a personas que no solo son redactores profesionales, sino que claramente tratan a la palabra escrita con cariño. El uso de las cursivas es una prueba de ello. Es que, en mi opinión, solo el que ama a las palabras se detiene —particularmente en documentos oficiales realizados por necesidad en forma acelerada— en detalles que quitan tiempo, pero que adornan al texto como unas cursivas bien puestas.

Hay una página que ayuda a mejorar el español o castellano —de la Fundación del Español Urgente, Fundéu— patrocinada por el banco BBVA y asesorada por la Real Academia Española. Queda claro ahí que el uso de las cursivas o itálicas es fundamental en el periodismo:

√ “Las directrices que siguen están destinadas a los medios de comunicación; en otros ámbitos, como en narrativa, ciencia o filosofía, pueden ser necesarias otras pautas que se adapten mejor a sus necesidades específicas. Hay que recordar que se trata de normas ortotipográficas que dependen de los medios técnicos y el estilo editorial, entre otros factores, aunque haya una serie de principios generales que se recomienda observar”.

√ La cursiva es, junto con las mayúsculas y las comillas, uno de los tres procedimientos básicos para indicar que una palabra o grupo de palabras tiene un sentido especial que no se corresponde con el del léxico común de la lengua. Estos tres procedimientos rara vez se combinan (salvo ocasionalmente en los nombres propios y la mayúscula de la primera palabra de una expresión, título, cita o similar)”.

√ “Las principales funciones de la cursiva son de énfasis y para señalarle al lector que un sintagma o una palabra común puede resultarle ajena por ser un neologismo, formar parte de una jerga o argot, adoptar una forma incorrecta o funcionar como metalenguaje, es decir, no formar parte del discurso con el sentido propio de las palabras”.

En fin, se agradece el cuidado con el que tratan a las palabras las personas que realizan las versiones estenográficas, mucho más manejables para el analista que ponerse a escuchar los videos de las mañaneras. Y, bueno, ya lo que corresponde al veredicto (que yo tengo, al menos) sobre el contenido de las conferencias, es otra historia...