La propagación masiva del Covid19 es inminente. Así lo han dado a conocer las autoridades sanitarias del país. Pese a la información para prevenir el contagio de forma alarmante, muchas personas continúan en la calle. Una cantidad importante lo hacen por necesidad, y otras más por el hecho de no creer que la contingencia exista y se trate de un asunto de crisis de salud.
Los esfuerzos por alertar a la población y exhortarla a permanecer en casa nos muestran que únicamente el 30 por ciento de la población ha hecho caso a la recomendación, mientras el otro 70 por ciento continúa en las calles. La federación comunica todos los días a las 7 de la noche los datos actualizados sobre casos positivos, sospechosos y defunciones, sin embargo, no ha sido suficiente para generar conciencia social y más personas se resguarden en casa.
El esfuerzo no debe ser únicamente del gobierno federal. Los medios de comunicación, sobre todo la radio y la televisión, han generado ya una campaña fuerte para alertar a las personas de la pandemia. Pero urge que los gobiernos municipales también hagan lo propio.
Necesitamos de una gran alianza y coordinación en los tres niveles de gobierno para detener los contagios, aminorar la crisis y generar estrategias de recuperación económica. Hace unos días el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador dio un informe de su primer trimestre de gobierno. La clase empresarial esperaba el anuncio de prórrogas fiscales, incentivos económicos y una serie de estímulos que les permitieran aminorar el impacto de la emergencia sanitaria. No fue así, ni lo será. Sucedía en antaño: se solicitaban enormes préstamos al Fondo Monetario Internacional aunque el costo fuera endeudar al país por décadas. El gobierno cambió y también la política económica.
La situación es difícil en todo el mundo para los países, no solo para México. Habrá diferencias en torno a la forma en cómo se intentará resolver la crisis de salud y también la económica. Lo cierto es que tenemos a un equipo de profesionales de la salud y a personas expertas en política económica que están haciendo su trabajo. Aunque al mismo tiempo tenemos a los amos de México, como describió Jorge Zepeda Patterson a las veinte familias más acaudaladas que tienen el control de las empresas más importantes que existen en este país y concentran más del 10 por ciento del Producto Interno Bruto y la mitad del valor accionario de la Bolsa Mexicana de Valores, las mismas que desean ese endeudamiento con el FMI y privilegios para sus empresas, por eso lanzan, a través de sus representantes en medios de comunicación, los mensajes de desaprobación del gobierno.
Sus jugosas empresas subsistirán pese a la crisis, y lo saben. Por eso los créditos anunciados no son para ellos. Las empresas pequeñas corren más riesgos. Han hecho despidos en forma masiva y es ahí en donde desde los gobiernos estatales, desde los municipios deben propiciarse también soluciones. Pocos gobernantes locales lo están haciendo, parece ser que esperan toda la solución del gobierno federal. Ofrecer programas de empleo temporal serían un gran aliciente frente a la crisis. Promover el consumo local y eficientar el gasto público podrían ser algunas propuestas.
Los mismos elementos de la policía municipal deben exhortar a la población a resguardarse en casa, y no está sucediendo en todo el territorio. Los mensajes en lo comunitario pueden ser más insistentes y también las clausuras a espacios con aglutinamiento de personas. En resumen, si continuamos dejándole toda la tarea al gobierno federal, la crisis será más severa.