El caféceses

Entre godínez lo llaman: “de bajo presupuesto o ahorrativo”. En el mejor de los casos, este tipo de godín lleva un termo super nice, con un sándwich de nutella o galletas de casa (Marías por lo general). Otro espécimen godín que usa esta opción, atiborra dicho termo en las maquinas de café que se encuentran en la oficina, sólo se preocupa con qué acompañará el café, comprando un pan a las afueras del lugar de trabajo, mismo que esconde entre su vestimenta para ingresar a la oficina. Algunos otros llevan su taza favorita. 

 

Mr. Tuppers

Hablamos de ese peculiar godín que sorprende a sus compañeros con tu nuevo tupper que compró el fin de semana.  Se sientes dichoso por llevar el tupper con más compartimientos que los demás. Tiene más utensilios de cocina en la oficina que en su casa. Normalmente los demás godínez se acercan a él para pedirle cuchara para menear el café, él Godín Mr. Tuppers accede con un gesto soberbio. 

 

Godínez sommelier

Es el especialista culinario por excelencia, conoce por su nombre de pila a los de la fonda, repartidores de comida, incluso llega a memorizar los teléfonos de los negocios cercanos. Investiga a profundidad los nuevos lugares para comer y después da su opinión al respecto, orienta a los comensales (sus compañeros godínez) y compara la sazón de cada lugar. Capta y percibe los sabores de los boing que ofrecen en los establecimientos.  

Godínez relax

A este grupo pertenecen los godínez que se compran un gansito, coca y cigarro suelto para llegar tranquilos a trabajar. Más tarde baja a la tienda a comprar un hot-dog, y se sienta en las bancas de afuera, regresa para seguir con la jornada. Se compra de vez en cuando un atún y se lo come desde su respectiva lata, cuando la tripa se lo exige.  

Godín garnachero

El nivel de supervivencia de este tipo de godín se compone básicamente en retacarse de lo que encuentra en la esquina, ellos invaden los puestos de gorditas, tamales y cuanta garnacha se aparezca. Acaparan los banquitos de los puestos para comer bien, y a gusto.  Los días que se pone el mercadito son los más felices, pues gozan de comer garnachas ilimitadamente. Un dato curioso de este distinguido gremio es que a todas las señoras de los puestos les llaman "Doña Pelos".