Como Veo Doy

Hace muchos años, cuando era estudiante universitario, leí un magnífico libro que me permitió trazar las coordenadas de mi vida. Me dio rumbo y sentido de pertenencia. Se trata del extraordinario estudio de Federico Engels que tituló "El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado". Nada más. Si no lo ha leído, hágalo, le gustará.

Imaginé, a través del pensamiento de Engels, el penoso camino de la humanidad ante la inevitable necesidad de producir su sustento y reproducir su especie. Camino que, en cuanto apareció la propiedad privada y la posibilidad de disponer del trabajo ajeno, volvió antagónicos a los hombres, inquisitiva su relación y, porqué no decirlo, irracional y desalmada. La guerra, la rapiña, la explotación del hombre por el hombre, ha sido desde entonces el factor común en la evolución histórica de la sociedad. Sálvese el que pueda.

Observé en el estudio de Engels que las sociedades han venido transformándose de la mano de sus respectivos modos de producción, digamos, por recordar algunos, de la esclavitud al feudalismo y de éste al capitalismo y que todas las transformaciones se han dado, en algún momento, de manera violenta. Hasta ahora todo cambio de sistema ha enfrentado una muy fuerte oposición. Sangrienta, se puede decir y ya es momento de realizar cambios profundos de manera pacífica, como lo estamos haciendo quienes creemos que la libertad de la persona aumenta, conforme disminuye la desigualdad económica. Consideremos, a modo de ejemplo, el caso de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. Previamente, durante cierto tiempo, se fue divulgando y fundamentando la idea de erradicar, en los cotos de las poderosas haciendas, el trabajo esclavo sustento de la riqueza en esos tiempos. Negros y mulas, eran lo más valioso. ¿O al revés?

Desde luego la reacción fue demoledora y podemos imaginar un cónclave de hacendados denostando al Presidente Lincoln, insultándolo de todas las maneras posibles, denigrando su inteligencia y asegurando que con su acción destruiría la economía del país. Pues, en efecto, hubo guerra y destrucción, corrió la sangre y se enseñoró la muerte, pero la decisión de abolir la esclavitud se impuso y no solo no se hundió la economía, si no que, liberada la mano de obra esclava, aquella, la economía, se potenció hasta convertir a la nación norteamericana en la más industrializada, moderna y poderosa del mundo.

Guardando la debida distancia, hoy y desde hace largo tiempo, habemos voces que impulsan hacia un nuevo y más alto peldaño de libertad, de erradicar toda secuela de esclavitud que, a querer o no, vivimos con ella y nos vamos acostumbrando. La Renta o Ingreso o Salario Básico Universal (RBU), del que ya hemos escrito en anteriores entregas, ayudará a excluir la dependencia económica y no destruirá la economía ni producirá una especie de rémoras o parásitos sociales; tampoco acabará con la libre empresa y mucho menos con el sistema capitalista. Por el contrario, asegurando un ingreso basico, lo hará más fuerte, más equitativo, más justo, más humano. Para ello, es indispensable asegurar que las ganancias globales del sistema, no sean sustraídas de la circulación y sí reinvertidas. La seguridad y permanencia del sistema requiere de poner un tope a las utilidades no reinvertidas, gravar los excedentes improductivos y, en su caso, especulativos. ¿Hay de otra? Que bueno.

El ciudadano que reciba un ingreso fijo cada mes, al mismo tiempo lo regresará a la circulación monetaria como una venta segura para el hombre de empresa o el pago puntual de un alquiler al arrendador o el abono riguroso por la hipoteca de un bien raíz a la inmobiliaria o al banco, etc. Este ingreso fijo hará que el gasto federal en la seguridad pública sea menor, puesto que los índices de criminalidad deben descender drásticamente al no haber motivo de robar para comer. A nivel nacional las crisis económicas que ocurren cada cierto número de años, por desequilibrios entre la oferta y la demanda de los bienes y servicios producidos o por pandemias inesperadas, tenderán a ser menos graves, puesto que habrá provisoriamente un consumo básico garantizado en todo el país. Hoy otro gallo nos cantaría.

En la otra cara de la moneda, estará el ciudadano mayor de edad quien recibirá un ingreso incondicional, independientemente de su condición económica y de su género, de si tiene trabajo o no, de si gana mucho o poco, de si tiene partido o religión o no tiene nada, entre otras posibles objeciones. Este ingreso básico universal otorgado sin ningún tipo de condición, hará del ciudadano una persona libre. Le permitirá negociar mejores salarios o despedirse de un trabajo si lo considera humillante; le dará la oportunidad de ahorrar y viajar o comprar mejores cosas si es su deseo, pero sobre todo, le brindará el estímulo para ser un emprendedor o desarrollar actividades artísticas si así lo prefiere. Naturalmente el costo de la mano de obra tenderá a subir y en alguna proporción a disminuir la tasa de ganancia, sin embargo el Coeficiente de Gini indicará mayor equidad en el reparto de la riqueza del país. Una situación como la que hemos descrito, servirá para revitalizar la creatividad y potenciar el crecimiento con desarrollo de la economía capitalista. A más gente libre más creatividad. El ingenio para hacer más eficiente y productivo el sistema, disminuir costos, colocar productos y servicios a precios competitivos y lograr mayores utilidades, tomará así, un gran impulso, hasta ahora desconocido. El antagonismo laboral y social tenderá a desaparecer al mirarse patrón y trabajador más cercanos, comprometidos ambos en defender y crecer la fuente del trabajo y de riqueza, así como consolidar la estabilidad y permanencia en el trabajo. En fin, establecer la RBU y gravar el flujo de capital improductivo, es poner la sal sobre la mesa. ¡Buen provecho!

Rendijas

En Bután no se mide la riqueza nacional con el PNB (Producto Nacional Bruto), si no con el FIB (Felicidad Interior Bruta). ¿Será porqué aún hay rezagos de poligamia y poliandria?

La voluntad de los europeos derribó fronteras. ¡El covid las levantó de nuevo! Muy pronto ni a los vecinos voltearemos a ver.

Dice mi amigo Rodrigo Ordaz: Es mejor perder una navidad en tu vida, ¡que tu vida en una navidad! Quédate en casa y no hagas fiestas. ¡Ándele!

Apreciado Lector: ¡Feliz Navidad y Dichoso 2021! Reciba un fuerte abrazo.

pibihua2009@gmail.com

Diciembre 27 del 2020