En el noticiero de Óscar Mario Beteta, en Radio Fórmula, hablé de la necesidad de defender a La Jornada. Este es el audio en el que, en resumidas cuentas, dije que debemos evitar una especie de Ley de Gresham mediática: los medios malos desplazan al gran diario mexicano de izquierda.
¿Ley de Gresham? Aquella ley económica según la cual la moneda mala desplaza a la buena:
Buenos días, Oscar Mario. Quisiera hacer referencia al problema económico de La Jornada. Es terrible. Creo que la sociedad mexicana tendría que hacer algo por intentar rescatar este periódico.
Entiendo las leyes del mercado, entiendo la lógica empresarial, entiendo todo lo que tenga que pasar en las empresas, pero también entiendo, como dijo Kapuściński, que la verdad dejó de ser importante en los medios cuando empezó a ser un gran negocio y no ha sido el caso de La Jornada.
La Jornada no ha sido un gran negocio. Le ha interesado más la verdad, es decir, su verdad, una verdad que México necesita, independientemente de si otros la compartimos o no: nunca existe una solo verdad, existen numerosas verdades.
Creo que la sociedad mexicana, inclusive las grandes empresas mediáticas van a tener que invertirle recursos a La Jornada, comprarle anuncios, lo que sea, pero ese periódico no puede quebrar, no puede desaparecer.
La Jornada la necesitamos, nos hace falta. No quiero pensar que por el exceso de comercialización o por el exceso de buscar la rentabilidad en los medios estemos cayendo en una mediática Ley de Gresham –¿te acuerdas de esa ley económica que decía que la moneda mala desplaza a la buena?–, no quisiera pensar que los medios malos, y no señalo a ninguno en especial, estén desplazando a los buenos.
No vale la pena que perdamos a La Jornada, necesitamos esa voz radical, a veces estridente, siempre profunda, invariablemente honesta de gente muy muy querida y admirada como Carmen Lira, como El Fisgón, como el monero Hernández como Julio Hernández, como Antonio Helguera, como tantas personas que ahí colaboran y que necesitamos que se sigan expresando, ahí, no en otros lados, exactamente ahí, en ese conjunto, en esa orquesta digamos de izquierda que todo ellos integran, en ese coro que a veces nos podrá molestar –muchas veces no puedo compartir sus puntos de vista–, pero este país necesita para no perder opciones ideológicas, en este caso periodísticas.
Creo que los grandes empresarios mediáticos de Mexico, y otros, pueden comprar servicios de La Jornada, que los vende, pueden comprar publicidad, pueden hacer muchas cosas.
Yo personalmente lo voy a hacer, ya sé de empresarios muy importantes que han decidido invertir en La Jornada, no como socios, sino simplemente para comprar publicidad, para que este proyecto supere su actual crisis económica y pueda salir adelante.