Durante muchos años, Guadalajara  ha sido vista como la joya de la corona en Jalisco, un estado que por años fue icónico del Partido Acción Nacional. No solo por el perfil conservador que se le achacaba a su gente (acá hubo un alcalde que prohibió las minifaldas), sino porque la pura perla tapatía llegó a aportar medio millón de votos para la causa de Vicente Fox y Felipe Calderón en su momento.

La importancia que el panismo jalisciense tuvo para Acción Nacional a nivel nacional parece  menguada, pero en el caso específico del panismo tapatío es distinto. Aún debería revestir de importancia.

Pero vayamos por partes. En el caso de Jalisco, hoy por hoy, Ricardo Anaya, le prefiere apostar a Enrique Alfaro, abanderado de Movimiento Ciudadano a la gubernatura, como motor de votos para la coalición México Al Frente. Aunque eso signifique abandonar a su suerte a quien sea el candidato blanquiazul a la gubernatura.

Sin embargo, en Guadalajara es distinto. Además de que no aplicará la coalición Jalisco al Frente, hay quienes creen que es tiempo de reactivar al panismo tapatío, con una figura que aglutine tanto a las tradicionales familias que nutrían al partido y hacían trabajo de convencimiento, como a los jóvenes de la cantera blanquiazul.

Ya en días pasados escribimos que el asunto de la gubernatura para el PAN parece estar condenado a una candidatura testimonial. El dueño de Chivas, Jorge Vergara rechazó la oferta para ser candidato y lo mismo hizo el empresario lechero Abraham González Uyeda, quien durante los albores del calderonismo fue el segundo a bordo de Francisco Ramírez Acuña en la Secretaría de Gobernación.

Otras opciones que se barajan para la gubernatura son los diputados locales Felipe Romo, Miguel Monraz y el federal Hernán Cortés.  Todos son personajes de bajo perfil.

En Guadalajara, se pensó en principio en dos viejos conocidos. Fernando Guzmán Pérez Peláez, y Fernando Garza Martínez. Luego se unió a la baraja, el joven ex candidato a diputado, César Íñiguez y Carlos Arias Madrid, que antes aspiró a la dirigencia municipal del partido.

El primero fue a quien le tocó sufrir en sus carnes la primera derrota del PAN después de 18 años de gobernar Jalisco, al quedar en tercer lugar como candidato a gobernador. Es de perfil ultra católico, enemigo declarado de la diversidad sexual, los métodos anticonceptivos y la interrupción legal del embarazo. Se pensó en él para tratar de aprovechar el descontento en un sector de católicos, por la escultura de Sincretismo, que el ayuntamiento de Guadalajara instaló en Avenida Federalismo y que fusiona a la diosa Cuitlacoue con la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, ya es un cartucho quemado y por supuesto, no hace click en los jóvenes. Menos después que apareció flanqueando al polémico vocero del Frente Nacional por la Familia, Juan Dabdoub, en un video en el que este le tapó la boca a una chica en una gira por Jalisco.

Fernando Garza ya fue alcalde de Guadalajara por el PAN. Peleó la candidatura al Gobierno de Jalisco en 2006 contra Emilio González Márquez. Fue derrotado, y se refugió en Colima. Reapareció en 2012 como candidato a gobernador por el PRD, y sufrió una estrepitosa derrota.

César Íñiguez, es el otro aspirante a la alcaldía. Ya fue candidato a diputado federal y apenas tiene 36 años. Como producto electoral parece el perfil más interesante, pues es joven y también tiene empatía con sectores católicos que están dolidos por la escultura de Sincretismo. Por su trabajo como candidato diputado federal en 2012, y previamente como operador político, tiene interlocución con estas tradicionales familias panistas.

Luce como un rostro para refrescar al PAN, sin embargo, Miguel Monraz, coordinador de diputados del PAN y Octavio Esqueda -uno de los liderazgos tras bambalinas en el partido- han intentado frenarlo. Aunque finalmente quien decide no son ellos, sino Ricardo Anaya.

El otro aspirante es Carlos Arias Madrid. El pertenece al grupo del Senador José María Martínez. Fue funcionario del Consejo de la Judicatura local y ha aspirado a diputaciones y a la dirigencia municipal del partido, incluso ganó una impugnación al respecto en 2017. Le perjudica que su mentor "Chema" Martínez está enemistado con el grupo que actualmente controla el Comité Estatal, que por cierto, esa corriente de Esqueda y Lalo Rosales, tienen a una carta que no han destapado: Irving Ávila, otro joven cuadro blanquiazul.

Con todo, será difícil para el PAN pensar en ganar la otrora joya de la corona, pero si quiere aspirar a la mejor posición en Guadalajara, debe lanzar a perfiles frescos y olvidarse de los que ya tienen 30 años en la palestra. Es decir, Fernando Guzmán y Fernando Garza ya estarían descartados de facto.

El método para definir será por designación directa. Dedazo, pues. Y como Guadalajara importa mucho a Ricardo Anaya, es el quién  terminará decidiendo y no los liderazgos estatales, que -como ya vimos con la imposición de la alianza con PRD y Movimiento Ciudadano para 64 municipios- no cuentan para los dirigentes nacionales.

La decisión, se dará pronto. En los próximos días. Al tiempo.