Hemos estado formados durante décadas para esperar un gobierno que ataque de forma frontal los actos de corrupción, seamos racionales por un momento, no es normal formarse durante horas para poder cargar solamente quinientos pesos de gasolina, pero tampoco es normal el índice de corrupción con el que hemos vivido acostumbrados los mexicanos.

Enfrentar una guerra en la que las consecuencias instantáneas afectan la reputación del gobernante, siempre han sido evadidas por los últimos presidentes de México, lo más sensato siempre fue ignorar el problema. Hoy los mexicanos estamos viviendo un profundo problema de dualidad y división ciudadana, por un lado están los mexicanos que votaron por AMLO y que consideran con los ojos cerrados que la estrategia del presidente es la adecuada, y por el otro lado  se encuentra una minoría que se siente agraviada y ajena a todas las políticas de Andrés Manuel, la cuestión aquí es que la nueva oposición no está siendo realmente crítica, habremos de observar con imparcialidad estas problemáticas que vivimos, la gasolina siempre nos podrá sensibles a los mexicanos.

Ciertamente debemos dar el beneficio de la duda sobre los resultados de sus estrategias al nuevo presidente de México, pues aquellos que consideran que ya está cometiendo errores, deberán esperar a que pasen al menos tres meses en su mandato para poder juzgar los resultados.

Pensando específicamente en la estrategia de AMLO para combatir el robo de combustibles en el país, hay que reconocerle que no ha comenzado una guerra frontal y violenta como pudo hacerlo Calderón en sus tiempos, pues cerrar las tuberías son la mejor forma de detectar fugas incluso cuando nos afecte en tiempos a los ciudadanos con respecto a nuestras rutinas. La verdadera cuestión ha sido, ¿es preferible una guerra con este tipo de estrategias o una en la que se desarrolla la violencia?

Demos tiempo al tiempo, haga fila, lleve un libro, léase El arte de la guerra en lo que estamos formados esperando gasolina, porque hemos hecho fila durante muchos sexenios para obtener un mejor país, unos meses más no harán diferencia en nuestra vida. Aún así habremos de entender que estas decisiones no le han pegado en su reputación a AMLO en absoluto, las encuestas lo señalan, los mismos mexicanos que votaron por él, están firmes en resistir estás molestias a cambio de recibir acciones contundentes del gobierno.

Después de leer esta columna muchos me van a preguntar si soy chairo o soy fifí, la respuesta es: soy un mexicano racional.