México Tenochtitlán: lo que debiera imperar siempre es la razón, no la política, la politiquería o la ideología.
El 27 de abril pasado fue presentado a los medios el programa “México 500”, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para conmemorar con eventos académicos y artísticos los 500 años de la caída de Tenochtitlan y 200 de la Independencia de México.
¿Significa este programa tardío de la UNAM –en comparación con otras instancias e instituciones- una crítica y o una toma de posición frente a la política de los gobiernos federal y de la Ciudad de México? Pareciera que sí.
1. En la medida en que desdeña y deja de lado un tema importante para estos, la conmemoración en relación a la fundación de México Tenochtitlán en que ambos entes gubernamentales han fijado marcadamente su atención.
2. Por cobijar con ello, incluso literalmente en sus instalaciones, la perspectiva de uno de los críticos del presidente y su gobierno en relación a este asunto, Eduardo Matos Moctezuma.
El gobierno federal y López Obrador establecieron desde septiembre de 2020 las tres fechas a conmemorar en 2021: la fundación de México Tenochtitlán en 1321 (no es claro cómo determinaron la fecha); la caída de la misma en 1521 y la consumación de la Independencia en 1821. Claudia Sheinbaum y el gobierno de la Ciudad de México, por su parte, han lanzado desde marzo pasado su programa de actividades bajo el concepto “VII Siglos de México Tenochtitlán”, que sin establecer una fecha concreta, comprende esa conmemoración o festejo así como la caída de la ciudad a manos de los españoles y la Independencia del país. Es decir, hay consonancia con la perspectiva del gobierno federal con la diferencia de que en su caso no establece una fecha de fundación de la ciudad; sólo la aproximación de 2 siglos.
La UNAM en cambio, deja de lado el tema de la ciudad porque ha habido polémica en torno a la fecha de su fundación. Contrario al gobierno federal que propone 1321, la mayoría de los historiadores e investigadores tiene 1325 como buena (algunos han dicho 1323).
El Dr. en astrofísica teórica Jesús Galindo, por ejemplo, miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, propone el 17 de mayo de 1321 como fecha fundacional. Esto, después de estudiar “el calendario mesoamericano y documentos como la Crónica Mexicáyotl, la Crónica de Chimalpahin; así como los códices Aubin, Durán y Sahagún”, y de reconocer un hallazgo fortuito, “el 11 de julio de 1991 ocurrió un eclipse excepcionalmente llamativo.
Durante siete minutos se hizo de noche a medio día. En ese momento nos dimos cuenta por casualidad que en 1325 sucedió un eclipse total de Sol, que es el mismo año que los historiadores mayormente ubican la fundación de México-Tenochtitlán… El eclipse ocurrió el 13 de abril de 1325, pero en calendario juliano, pues en el calendario gregoriano impuesto por el Papa en 1582, se deben sumar ocho días”; entonces, “el 21 de abril de 1325 se dio un eclipse total de Sol, que generó una sombra del ancho de 187 kilómetros. Algunos dirían que al momento del eclipse se fundó la ciudad, yo no diría eso, sino que fue un impulso visual tan fuerte que de alguna manera fue interpretado por los mexicas, que tenían 200 años que habían salido de Aztlán y buscaban la tierra prometida” (El Universal; 22-04-21).
El eclipse total de sol es lo que habría causado un impacto enorme tanto en los mexicas en su tiempo como en los investigadores del presente para considerar 1325 como año fundacional. Y es ahí donde la figura de Matos Moctezuma entra en juego. Al menos desde diciembre de 2020, ha sido crítico consistente de la perspectiva del gobierno. Ha acusado al presidente de utilizar la historia como manipulación y con fines políticos, como ese de “empatar” (una fea palabra que utiliza como única y reiterada) los cuatro tiempos terminados en año 21: 1321, 1521, 1821, 2021. Y en apariencia por esta consideración y la nimiedad de cuatro años, rechazó la invitación para ser parte de los eventos del gobierno. Insignificancia porque en realidad los investigadores, historiadores y la razón misma indican que es imposible establecer una fecha definitiva en relación al asunto de la fundación de Tenochtitlán. Y es algo lógico, obvio, difícilmente tiene esa posibilidad con certeza cualquier ciudad del mundo. Se trata de procesos largos, sobre todo en el caso del periodo prehispánico, donde no existe un registro conforme al concepto moderno de la historia.
Matos no sólo rechazó al gobierno, dijo que se manifestaría en otras instituciones; y así lo ha hecho. No sólo en el Colegio Nacional, sobre todo y con gran cobertura y difusión, en la UNAM. La crítica al presente gobierno se expresa desde todos los ámbitos ante casi cualquier acción u obra que realice; en este campo no es la excepción. Y para mí, la Universidad toma partido y comete una equivocación. Pero en todo este asunto ha habido aciertos y errores.
El acierto de López Obrador es llamar la atención sobre este acontecimiento importante en el contexto de la conmemoración de 1521 y 1821. Su error ha sido querer establecer una fecha consonante con las otras, 1321. Es importante el debate documentado y razonado, pero no se puede establecer una fecha arbitraria desde el poder.
El acierto de Matos Moctezuma es hacer la crítica. Pero su error ha sido utilizar, él sí, los acontecimientos con un tinte político a partir del rechazo al gobierno y al acusar de manipulación histórica; de hecho, ha sido uno de los intelectuales “abajo firmantes” en relación a las políticas del gobierno. Quien ha sido un hombre que ha vivido para y de las instituciones públicas, tendría que colaborar incluso desde la polémica.
En cuanto a la UNAM, todo parece ser errático (y el rector Enrique Graue Wiechers difícilmente puede ser ajeno a ello). Ponerse de lado de Matos Moctezuma y otros de su perfil e ignorar un advenimiento trascendente así sea a nivel especulativo; que así lo es incluso dentro del mundo académico y científico. Esta institución tendría que ser la primera en impulsar el debate.
Quien ha acertado del todo es Claudia Sheinbaum, pues “VII Siglos de México Tenochtitlán” no fija una fecha específica y abre el debate, que es lo necesario. Porque, ¿qué se dirá dentro de 100 años? Aparte de hablar de la polémica generada, se dirá que la UNAM se excluyó de participar en la misma; se hablará de su ausencia. A menos que pretenda realizar sus propios eventos en otra fecha aproximada como fundacional para la ciudad: 1325 en 2025.
Lo que debiera imperar siempre es la razón, no la política, la politiquería o la ideología. Y lo menos que se puede esperar de la UNAM y su universo de académicos, investigadores y alumnos, es el ámbito generoso para la reflexión y la razón.
Aquí mi videocolumna sobre el asunto para SDPnoticias: