Recuerdo, cuando era niño, particularmente durante el sexenio de José López Portillo, la seguridad en la Ciudad de México era impresionante, yo teniendo 11 años viajaba en metro solo para ir al Centro a trabajar con mi papá, recuerdo, me bajaba en la estación azul Allende, la siguiente de Bellas Artes; el Jefe de la Policía, en esa época, el General Arturo Durazo, a las y los policías los veíamos todos los mexicanos como lo que son, gente muy respetable, también en toda la República Mexicana existía esa sensación de seguridad, incluyendo, en Acapulco.

Esas épocas podrían renacer, con una única condición desde un punto de vista ideológico: que las y los policías que trabajen en la Guardia Nacional, ganen bien, que tengan un muy buen salario, pensando, 9,000 a 12,000 pesos al mes, más prestaciones de ley, aproximadamente el triple al cuádruple del salario mínimo actual para los que inician en nivel básico, esto haría de la Guardia Nacional una opción de vida sumamente valorable, sería una carrera prácticamente, quizá también sería una opción igual de atractiva que entrar a estudiar a la UNAM o al IPN; además, se generaría una generación de trabajadores con mayor poder adquisitivo que apoyaría a toda la Economía de México.

Y prontamente, volveríamos a ver niñas y niños en todo México que cuando alguien les pregunte: ¿qué quieres ser de grande?, contestarían con orgullo: Policía...