Los grandes proyectos inevitablemente serán de alto impacto. La pregunta entonces tendría que ser, ¿Ese impacto será positivo como resultado de la buena planeación y mejor ejecución, o será negativo evidenciando así el resultado de la pobre planeación y sus terribles consecuencias?

Esto pasa lo mismo con un centro comercial, que con estadio, una obra de infraestructura o un activo cultural...

Imposible olvidar los tan señalados efectos positivos que ha generado en Bilbao una sola obra, el maravilloso Museo Guggenheim, obra del arquitecto canadiense Frank O. Gehry

Imposible olvidar lo que han representado para diferentes países y ciudades las instalaciones realizadas para un Mundial de Fútbol o unos Juegos Olímpicos.

Han representado desastres económicos y/o urbanos de tremenda magnitud, pero también, cuando las cosas se han hecho en forma adecuada, han sido factores que inciden positivamente en la transformación de ciudades y regiones enteras.

Y bueno, si de por sí un Aeropuerto es por definición un proyecto de alto impacto, lo es más cuando su ubicación habrá de transformar el equilibrio económico, social y urbano de toda una región, provocando migraciones y cambiando escenarios de vocaciones y futuros para muchos municipios y para los estados inmersos en ese impacto regional que necesariamente tiene una obra de estas.

Por supuesto, el primer impacto de Santa Lucía está en lo que dejará de pasar donde se suponía habría de estar el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y en la transformación que este proyecto habrá de llevar a la Ciudad de México.

Y es que obras así mueven poblaciones, provocando migraciones en llegada y salida, mueven y transforman las economías locales, y modifican a fondo las estructuras urbanas y regionales, arrastrando en ese enorme proceso todo lo que se les ponga enfrente.

Porque mucho se ha hablado del Aeropuerto de Santa Lucía, pero muy poco se ha dicho de lo que su construcción habrá de representar a nivel local, urbano, metropolitano y regional.

¿Qué tanto va a mover? ¿Están esos efectos debidamente planeados?

Va un ejemplo para empezar la plática... El hecho es que una vez que se habló de la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, planteando a Santa Lucía como alternativa, entre octubre del 2018 y octubre de este año, los precios de las viviendas en la zona de influencia de la nueva ubicación pasaron de 9,939 pesos por metro cuadrado a 17,522, lo que significa un repunte atípico de 76.28%, que define nuevas circunstancias para quienes ya habitaban esa zona.

Claro, cabe esperar que esa alza en los precios corresponda al desplome que se ha dado en Texcoco... Pero el caso es que aunada la alza en los precios por metro cuadrado y una tendencia a la alza en el tamaño de las viviendas, el hecho es que si hace un par de años el precio promedio por una vivienda apenas superaba los 800,000 pesos, hoy, de acuerdo con el portal inmobiliario, Propiedades.com, supera ya los tres millones.

Y Bueno... Hay que suponer lo que ha pasado con los precios del suelo... Porque por más que el gobierno haya querido meter controles, el solo anuncio del inicio de obras del nuevo Aeropuerto General Felipe Ángeles, provocó alzas en los precios que inevitablemente han transformado las vocaciones de la zona.

Por supuesto, haber apostado por Santa Lucía implica detonar costos que deberán servir para generar las obras de infraestructura que inevitablemente deben complementar un Aeropuerto.

Habrá que invertir en obras de conectividad, que en materia de vialidades y transporte público, hagan sensatos los tiempos de traslado desde la capital del país y los dos aeropuertos que junto con Santa Lucía habrán de complementar el sistema que substituye a Texcoco.

Habrá, por supuesto, que acelerar el fortalecimiento de visión, órganos de gobernanza, instrumentos de planeación y recursos para obras de infraestructura de alcance metropolitano.

Habrá que profundizar en la implementación de programas de desarrollo económico y social de alcance regional, que den forma a lo que este nuevo proyecto habrá de modelar; una de las regiones más poderosos, pero también en todos los aspectos más demandantes del país.

¿Viviendas? ¡Por supuesto! Se va a necesitar que de la mano con la planeación metropolitana y regional, se ponga en marcha un eficiente plan integral de vivienda, que atienda a quienes habrán de llegar en busca de las prometidas oportunidades, pero también a los habitantes tradicionales, que sin la debida planeación quedarían expuestos a la hoy tristemente tan de moda gentrificación.

Habrá que crear condiciones que permitan generar el sistema de oferta de bienes y servicios que Aeropuerto y habitantes de la zona habrán de necesitar... Y esto implica la capacidad de atraer inversiones privadas y marcas que decidan ser parte de este nuevo polo de desarrollo.

Cancelar Texcoco y sustituirlo por Santa Lucía implica todo tipo de impactos de alcance metropolitano y regional, en temas que van de lo social, a lo económico, urbano y ambiental, pero que, tratándose de una intervención urbana de gran calado, implican también la necesidad de satisfacer demandas relacionadas con educación, salud, cultura, comercio y el más amplio y complejo etcétera que ustedes se puedan imaginar.

¿Se puede hacer bien? Sí... Sin duda, pero ello implica empezar por reconocer la dimensión y alcance del reto y tomar las medidas necesarias para planear, invertir y administrar todo lo que esto implica, así como para sumar a este enorme proyecto a sociedad e iniciativa privada.

Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos

Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com

Twitter: @horacio_urbano