El tul, la pedrería, los encajes de chatilly, los alamares, las plumas. Estoy citando pocas, de entre innumerables piezas ornamentales que fueron escogidas y seleccionadas de manera delicada y estratégica por María Antonieta, reina de Francia, para embellecer sus indumentarias, en una época donde a las mujeres de la realeza no se les permitía repetir atuendo alguno (pues eso era un símbolo de la decadencia de la fortuna de una casa, y podía tener consecuencias políticas serias). Años más tarde, en el siglo XVIII, un imponente gobernante como lo fue Napoleón Bonaparte, dio inicio al concepto de moda y los principios de la Alta Costura de los que occidente es heredero hasta la actualidad. Estos conceptos redefinidos fueron trascendentales para Francia, ya que colocó a este país como un país de “tendencia” y a París como una ciudad líder y emblema de la moda.
Josefina de Bonaparte impuso un estilo único; damas de alta sociedad imitándola con un pase inmediato o autoproclamándose embajadoras de moda, dejando atrás el incómodo corsé y telas más pesadas como el terciopelo dando paso a las gasas, telas transparentes de mas caída y con soltura al cuerpo, escotes pronunciados y ceñidos al bajo pecho. Esto es lo que conocemos hasta hoy como el corte estilo imperio.
Su ejemplo trajo consigo una moda más sofisticada, con reminiscencias de muchas culturas de Europa, cuya creatividad para los modistos de esa época implicaba la necesidad de un grado de destreza elevado, y cuya ejecución daba como resultado verdaderas obras de arte.
Hoy día, en un país como el nuestro, donde poco se lee y mucho se opina, y donde la lectura de comprensión es un arte extinto, no es de sorprender que el tema de la moda se vea como demasiado superfluo, o como algo demasiado inalcanzable, que es sólo para unos cuantos y poco o nada se le relacione como parte de nuestra cultura. Pero lo es, y es también parte del proceso de comunicación no verbal en nuestras relaciones humanas. Aunque no quieras, tú manejas una imagen frente a los demás, y si piensas poco en ella, pues igual lo haces, sólo que seguramente muy mal.
Siempre he definido mi oficio como un modo de expresión, un lenguaje propio, para sublimar de una manera inteligente varios materiales, cuyas funciones podrán ser variadas pero la meta final , es halagar nuestro cuerpo (como lo tengamos), y se necesita tanto la destreza técnica, como el conocimiento, la imaginación, la creatividad y cierta idea de la composición, porque la obra final no es la prenda, sino la persona que la lleva puesta.
Además, si se quiere que una firma de moda sobreviva, más le vale al diseñador estar bien informado de la situación política, social, cultural y económica (el cambio de los sacos cruzados a los sacos sencillos ocurrió durante la segunda guerra mundial, para ahorrar tela en época de carestía, y hoy son los trajes y sacos más populares). En fin, las situaciones adversas o los aparentes obstáculos que viven día a día, se pueden utilizar como una táctica de estimulación creativa y proactiva tanto para diseñadores como para quienes gustan de estar a la moda.
La moda siempre ha sido un tema interesante de conversación, y abarca no sólo la ropa, sino accesorios, complementos, ornamentos decorativos, etc. Al final, todos utilizamos prendas que son producto de la creatividad e intelecto de alguien que las ideó, a veces, desde hace varios siglos. No es poca cosa.
Quizá para un diseñador, el mayor reto es tener la responsabilidad y el compromiso de hacer artículos de calidad lo más asequible posible hacia los demás. No es secreto de nadie que las grandes firmas, en ocasiones, se vuelven trampas para ingenuos, y son capaces de vender porquerías donde sólo vale la etiqueta. Conocer sobre calidad, tendencias y artículos versátiles nos permite generar con el tiempo un guardarropa envidiable sin gastar de más. Como cualquier otra cosa en la vida, mientras más conocimiento se tenga, mejor será el resultado.
Dicen los expertos, como psicólogos, terapeutas cuando se habla de la belleza, y de la moda ,que la ropa y un abdomen plano nunca te darán la autoestima sana ,y es correcto, pero tampoco te la dará un cuerpo descuidado y una imagen desaseada. Lo cierto es que es un tema que les compete a ellos, pero yo como experto en moda te puedo decir el cultivo de la imagen , el intelecto y la educación sí te abre o cierra puertas.