El periodo de nuestra historia conocido como la "Guerra de Independencia" comenzó la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando Miguel Hidalgo da el llamado "Grito de Dolores" terminando el 27 de septiembre de 1821 con la entrada del Ejército Trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, previo "Abrazo de Acatempan", siendo el objetivo principal de este movimiento liberar a nuestro territorio del yugo español, que tuvo como consecuencia la celebración de los Tratados de Córdoba, donde se reconocía la independencia de nuestro país de la Corona española.
La historia "oficial" nos dice que antes de 1810 hubo antecedentes ideológicos notables encaminados "por esa hambre de libertad" que ya operaban, principalmente, en las mentes de los criollos; se sabe incluso que, antes de estallar la Independencia, uno de los grandes pensadores de la época, fray Melchor de Talamantes, había logrado circular varios escritos subversivos en los que se afirmaba que el territorio mexicano, por tener "todos los recursos y facultades para el sustento, conservación y felicidad de sus habitantes", podía hacerse independiente y que, además de posible, la Independencia de México era deseable porque el gobierno español no se ocupaba del bien general de la Nueva España, como sí se ocuparía un gobierno libre, constituido por "netamente mexicanos".
Ahora bien, después de lo anterior y del cuestionamiento que planteo como título de esta columna, ¿realmente en este momento estamos para festejar nuestra "independencia"?
Se entrega nuestro petróleo, nuestro recurso natural más importante por ser pilar fundamental de nuestra economía nacional a las empresas transnacionales, por medio de una reforma energética y leyes secundarias aprobadas con esa intención, donde únicamente fuimos testigos de un "show mediático" enmascarado de debate legislativo para justificar la peor de las infamias históricas donde la expropiación petrolera, triunfo del Presidente Lázaro Cárdenas y que más allá de eso, precisamente caracterizaba y sostenía con más fuerza nuestra independencia y soberanía nacional se encargaron de "echarlo abajo".
No debemos olvidar que nos encontramos invadidos de una Banca Extranjera prevaleciendo en nuestro país de manera considerable, privilegiándose a los empresarios bancarios por medio de la reforma financiera aprobada desde el año pasado, donde dicho sea de paso a los deudores hoy por hoy se nos da el trato de criminales.
Se aprueba una "ley Telecom" totalmente inconstitucional donde más allá de continuar beneficiando a la empresa Televisa en todos los aspectos, se le apuesta a la censura y ahora sí se nos tiene legalmente "vigilados" y expuestos a que en cualquier momento de manera "legaloide" se acceda tanto a nuestra información confidencial, se invada nuestra esfera de privacidad y el saber en cualquier momento nuestra localización, vulnerándose en todo momento nuestros derechos humanos.
En lo que va del año llevamos nueve "gasolinazos" y aun con el descaro de que el Gobierno Federal afirma que vendrán más, los capitalinos hemos sido víctimas de las múltiples arbitrariedades del actual Jefe de Gobierno, el peor de la historia, rematando con la ola de violencia que actualmente prevalece en Tamaulipas, Michoacán, Ciudad Juárez y Estado de México, por mencionar donde se encuentran los mayores índices.
Se festeja por costumbre, por ser un día "oficial", de "fiesta" por lo que por cuestiones históricas significa para los mexicanos, pero por tratarse precisamente del alcance de nuestra independencia, de nuestra soberanía, mismas que se encuentran vulneradas y violentadas, dadas las prácticas dictatoriales de nuestros gobernantes, así como el beneficiar flagrantemente a las empresas extranjeras en todos los sentidos, bien debería de ser un día de duelo nacional. Pero....... ¡Viva México mis lectores!