El diputado por el PT, Benjamín Robles Montoya, lanzó en octubre del año pasado una iniciativa para reformar y adicionar el artículo 2° de la Ley del Banco de México, con el fin de cambiar su mandato y convertirlo en un esquema dual, es decir, que la banca central del país ya no sólo tenga como objetivo central “procurar la estabilidad del poder adquisitivo” de la moneda, sino que también amplíe su objetivo “para convertirse en un ente que incentive la generación de empleos y el crecimiento económico”, utilizando para este propósito una parte de las reservas internacionales que tiene la institución bancaria.
La iniciativa del legislador petista causó polémica en el sector financiero y abrió un debate en los medios de comunicación y en las redes sociales, donde la propuesta recibió duras críticas por parte de periodistas, analistas financieros y líderes de opinión que simpatizan con la política económica que se ha llevado a cabo desde hace 30 años, conocida como “neoliberal”. El desacuerdo con el proyecto de Robles tuvo más descalificaciones que argumentos, y en ningún caso se analiza la dependencia que tiene el Banco de México de la renta petrolera.
Según Banxico, las reservas internacionales son “activos financieros que el banco central invierte en el exterior y que pueden ser fácilmente convertidos en medios de pago. Su característica principal es la liquidez; es decir, la capacidad de los activos que la integran para saldar rápidamente obligaciones de pago fuera de nuestro país” y la principal fuente de divisas que conforma la reserva internacional es Petróleos Mexicanos (Pemex)
Las ganancias que se obtienen por la venta del petróleo mexicano en los mercados internacionales son de gran importancia para la conformación del presupuesto de ingresos y egresos del país, las divisas internacionales que se captan por la venta de crudo de exportación son relevantes para mantener la estabilidad cambiaria del peso frente a las monedas de otros países, mantener el control de la inflación, así como acrecentar las reservas internacionales del Banco de México y son uno de los principales factores para que haya remanentes financieros de la banca central.
Pemex tiene la obligación, de acuerdo con el artículo 34 de la Ley del Banco de México, de vender directamente a la Banca central los dólares producto de sus ventas de crudo en el exterior, lo que implica que dicha empresa petrolera sea la principal fuente de divisas que conforma la reserva internacional.
La iniciativa del legislador del Partido del Trabajo es viable, pero en mi opinión, la fuente de financiamiento que propuso no es la adecuada, ya que las reservas internacionales cumplen con el objetivo esencial de coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo del peso mediante la compensación de los desequilibrios entre ingresos y egresos de divisas del país.
Las reservas también sirven para proveer de moneda extranjera, que a su vez se utiliza para el pago del servicio de la deuda externa y, en general, para apuntalar la confianza en el peso y en la economía del país. De hecho, este es uno de los argumentos que usan las calificadoras de riesgo para emitir la nota de una nación. Si se cuenta con un acervo amplio de reservas, esto puede ser un argumento para mejorar la calificación, y son una defensa de los movimientos especulativos a nivel internacional contra el peso.
La iniciativa de ampliar el mandato de Banxico a un esquema dual y que la banca central se convierta también en estimulador del crecimiento del empleo y del crecimiento podría basarse en los remanentes de la institución financiera y no en las reservas internacionales, restableciendo los cajones del encaje legal que tenía la Banca central hace algunos años.
Las reservas internacionales no deben de ser utilizadas para financiar la actividad productiva, ya que estas requieren financiarse, por lo que no tienen por contrapartida un pasivo, por esto no deben confundirse con un patrimonio que se pueda utilizar discrecionalmente. Además, si se utilizaran las reservas para financiar la actividad productiva se estaría incurriendo en préstamos al Gobierno, algo que prohíbe expresamente la constitución.
Banco de México puede tener ganancias y pérdidas a lo largo de su ejercicio, pero esta banca central no tiene un propósito de lucro, por lo que la institución que ahora preside Alejandro Díaz de León, tras constituir reservas, está obligado a entregar al Gobierno Federal el importe de remanente de operación, si es que existe.
Los remanentes del Banco de México se asumen como ganancias contables por variaciones en el tipo de cambio, y cuando se reportan, el banco central las transfiere a la Secretaría de Hacienda.
Banxico obtiene la mayoría de sus remanentes de la venta de dólares a mayor precio de cómo los adquirió al comprárselos a Pemex, con lo que obtiene una “ganancia”, y es mayor el beneficio cuando más depreciación hay del peso frente a la divisa estadounidense.
En abril del 2017, La Secretaría de Hacienda anunció que Banxico había entregado un remanente de operación por 321,653.3 millones de pesos al gobierno federal, monto que aproximadamente representa 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El capital contable del banco central mexicano fue negativo en 2017 por lo que no entregaron recursos por ese concepto en 2018.
El Artículo 19 BIS de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria marca el destino de los remanentes de la Banca Central y estipula que cuando menos el 70 por ciento de estos son para la amortización de la deuda pública del Gobierno Federal y el monto restante se destinará a fortalecer el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestales.
La propuesta del Diputado del Partido del Trabajo, Benjamín Robles, no es una idea del todo nueva, ya que durante mucho tiempo la Banca Central mexicana ejerció este mandato dual, y la experiencia fue buena, sobre todo en el periodo conocido como “desarrollo estabilizador” (1958-1970).
En el tiempo que Banxico tenía un mandato dual, la institución contaba con mecanismos de orientación selectiva del crédito bancario hacia las actividades económicas y sociales que más lo necesitaban y, dentro de éstas, hacia los usuarios que, por insuficiencia de recursos propios y crediticios, requerían este tipo de estímulos.
El principal instrumento con el que contaba la Banca central mexicana para estimular el crecimiento económico del país fue a través del mecanismo conocido como “encaje legal”, el cual consistía en que los intermediarios financieros privados tuvieran la obligación de mantener en el Banco de México un porcentaje de depósitos de los ahorradores sin intereses. Con estos recursos la institución establecía los criterios de financiamiento y establecía “cajones selectivos” de crédito, que estaban destinados a proyectos agrícolas y de infraestructura social. Dichos préstamos se otorgaban a tasas de interés preferencial.
La iniciativa del Diputado Benjamín Robles podría darse a través del restablecimiento de los cajones encaje legal, pero ya no sobre un porcentaje de los depósitos de los recursos de los ahorradores que manejan los intermediarios financieros privados, sino tomando los remanentes de la Banca Central como capital semilla, estableciendo otra vez los cajones preferenciales de crédito, y estos préstamos podrían ser distribuidos por fideicomisos de la propia institución, o por la Banca de Desarrollo con un esquema de total transparencia, y sobre todo, que se establezcan criterios para el financiamiento de proyectos productivos, sociales y sustentables a través de una política de redescuento de cartera a tasas de interés preferencial.
Para llevar a cabo esta propuesta, sería necesario no sólo reformar y adicionar el artículo 2° de la Ley del Banco de México, sino además modificar el artículo 55 de la misma Ley, que habla de que Banxico deberá entregar al Gobierno Federal el importe íntegro de su remanente de operación y derogar el Artículo 19 BIS de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
Si bien es cierto que en los dos últimos años el Banco de México no ha tenido remanentes, seguramente el año entrante se podrá contar con estos recursos, por lo que los legisladores que están a favor de esta iniciativa tienen por delante mucho trabajo para discutir y posiblemente, hacer realidad esta iniciativa.