Durante más de 20 años el metotrexato ha estado presente en mi vida. No por problemas de salud míos, desgraciadamente no, sino de dos de las personas que más quiero. Mi hija y mi nieto mayor necesitan esa medicina no por cáncer, sino por espondilitis anquilosante, ella, y por artritis sistémica, el niño.
Alejandra y su hijo se atienden en hospitales y con médicos privados. No debería haber escasez de la presentación de metrotexato que requieren, pero la hay. Nunca habíamos tenido noticias relacionadas con la carencia de ese medicamento, pero desde hace unas semanas no es posible conseguir el metrotexato intramuscular en el mercado —mercado, sí, las medicinas se compran y se venden.
La presentación que, como se ha denunciado, escasea en los centros públicos de salud —y que ha generado las protestas— es la intravenosa. Esta presentación, hasta donde entiendo, en los hospitales particulares sí existe en cantidades suficientes.
El hecho es que en mi familia lo que se necesita es el metrotexato intramuscular, y no hay. Según se me ha informado, la causa tiene que ver con el cierre de una planta que lo producía.
Debido a los más de 20 años de coexistencia con ese remedio, lo compramos en cantidades más o menos grandes, esto es, para que dure varias semanas y no tener que ir a la farmacia a cada rato. Ya se está acabando la dotación con la que contamos, esto es, si el problema en el mercado privado de medicinas no se resuelve pronto, tendremos que buscar opciones. No sé si las haya o si sean tan eficaces como el metrotexato, que hace dos décadas asustaba a los reumatólogos; médicos que hoy en día parecen haberle perdido el miedo.
Lamento muchísimo que no haya —o no en las cantidades en que se demanda— metrotexato intravenoso en algunos hospitales públicos. Comprendo a la gente que protesta. Yo lo haría. No sé si bloquear calles sea la manera correcta para buscar superar un problema tan complejo, pero la desesperación lleva con frecuencia a tales acciones.
Lo que me alarma es la politización excesiva de este tema. Y no hablo de los pacientes afectados, sino de ciertos “representantes” que se supone ellos tienen.
¿Quién pagó un carísimo desplegado de media plana en el diario Reforma, en el que dos organizaciones —Pacientes de Corazón, A.C. y Pacientes en Acción, A.C.— se quejan de que nadie en el gobierno haya aceptado participar en el foro ‘En salud, primero los más vulnerables’ a celebrarse este miércoles 28 de agosto?
Eso es grilla, ganas de complicar un problema —por cierto, días antes del primer informe de gobierno—, propaganda evidentemente política que no contribuirá a hacer más eficaces las medidas que se tomen en la Secretaría de Salud, y que espero ya se estén tomando, para salir de la crisis.
Se vale intentar desprestigiar al presidente López Obrador. Es democrático hacerlo si no se está de acuerdo con su gobierno, pero ¿utilizar como instrumento de politiquería las enfermedades de la gente? No es ético, claro que no.