“No entiendo la causa de mi tristeza. A vosotros y a mí igualmente nos fatiga, pero no sé cuándo ni dónde ni de qué manera la adquirí, ni de qué origen mana. Tanto se ha apoderado de mis sentidos la tristeza, que ni aun acierto a conocerme a mí mismo.” Antonio, El Mercader de Venecia, William Shakespeare.

Se acerca el fin de año y con él, el invierno. Es un periodo enmarcado por el clima, pero también envuelto de festividades que imponen compromisos sociales. Sin embargo no todos viven con agrado el fervor de las festividades decembrinas. Para muchas personas es un tiempo de gran incomodidad o donde los ánimos caen más allá de lo deseable. No se trata simplemente de transitar de un año a otro, o de una convivencia con intercambio de buenos deseos y presentes. Es una época que puede imponer retos, donde el estado de ánimo juega un papel muy importante. Algunas personas tienden a experimentar lo que los expertos han denominado “alteraciones afectivas estacionales” (SAD, por sus siglas en inglés), haciendo referencia a que durante las estaciones de otoño-invierno-primavera pueden ocurrir episodios depresivos. En términos generales los síntomas empiezan a aparecer durante el otoño y desaparecen en la primavera, repitiendo este patrón cada año. Debido a sus características de replicación anual durante la misma época del año, es posible prevenirlo para no sufrir sus consecuencias. Cabe destacar que esta condición es diferente a aquellas en las que las personas se deprimen por causas sociales, personales y sin relación con alguna de las estaciones del año.  

En términos generales, las personas que padecen SAD, empiezan a experimentar cambios en sus patrones de sueño, aumentando las horas que permanecen dormidos y presentan una sensación constante de sueño o cansancio. También ocurren cambios en el apetito, lo que puede provocar que coman mucho más de lo acostumbrado, con la consecuente ganancia de peso. Un dato importante es que las personas tienden a aumentar su consumo de azucares y harinas, pero tienen la sensación de no tener la energía suficiente para desarrollar sus actividades diarias. Por último, ante estas circunstancias, disminuyen de manera drástica su interacción social. Los jóvenes son los que tienden a padecer con mayor frecuencia el SAD, y las mujeres son más susceptibles que los hombres. En México, no es un trastorno que se observe con mucha frecuencia debido a que es más común en países ubicados más al norte del continente. Se ha observado que las horas de luz diurna son un factor determinante, y mientras menos horas de luz se tenga, más frecuente es el trastorno. 

No se ha podido establecer cómo es que nuestro cerebro y cuerpo reaccionan de manera tan sensible a la reducción de las horas de luz solar, sin embargo se ha postulado que nuestro reloj interno (circadiano), se encuentra retrasado con respecto al ciclo luz-obscuridad del día. Nuestro reloj circadiano, controlado por regiones particulares de nuestro cerebro (núcleo supraquiasmático), es el que regula todas nuestras funciones cíclicas basándose en las horas de luz y obscuridad de un día.

Debido a que el SAD, es una condición que puede repetirse cada año, también es posible prevenirlo de manera oportuna. Es necesario contar con apoyo profesional que evite la severidad de sus síntomas. Es obvio suponer, que si una causa aparente del SAD es la duración de exposición a la luz diurna, los primeros esfuerzos para tratarlo consisten en la exposición a la luz. Sin embargo, la terapia debe ser acompañada de medicamentos y terapia que ayudan a regularizar los ciclos. También es importante la ayuda de sustancias como la melatonina o la vitamina D, que intervienen en la regulación circadiana de nuestro cerebro. El tratamiento debe de ser prescrito y supervisado por un experto como el médico psiquiatra. A pesar de que vivimos en un planeta con ciclos y que las estaciones tienen un propósito en la naturaleza, la aparición de la depresión por cambios de estación, no tiene por qué robarnos la vitalidad y la alegría de vivir. En caso de tener dudas al respecto, buscar orientación profesional es el primer paso.