AMLO, de la manera más atenta te pido utilizar la Ley Minera, por cierto injusta para los mexicanos, de cualquier ángulo que la analicemos, para proteger el litio. Señor presidente, este mineral es estratégico y ya se ha descubierto en Sonora, San Luis Potosí y Baja California; o sea en nuestras tierras mexicanas.

El litio es un mineral estratégico del siglo XXI, que reemplazará al petróleo y al oro en utilidad y valor. Sirve para: baterías de coches eléctricos, celulares, computadoras, cámaras digitales, satélites, marcapasos, reactores atómicos, numerosos medicamentos (incluyendo antidepresivos) y en aleaciones en cientos de otros insumos industriales.

Por lo anterior, es de suma importancia decretarlo como zona de reserva minera (ZEM), que faculta al Gobierno Federal “reservar zonas de cualquier extensión en el territorio nacional, mar territorial y plataforma continental, en el que el aprovechamiento de uno o varios yacimientos minerales y demás recursos geológicos pueda tener especial interés para el desarrollo económico y social para la defensa nacional y en favor de las futuras generaciones” (artículos 10 y 11 de la Ley Minera).

Y es que, estamos justo en un momento en que aún no hay intereses ni inversiones específicas sobre este mineral, así que estamos a tiempo de protegerlo.

Esta medida es urgente, como ya lo ha hecho en Chile y Bolivia con los códigos mineros de esos países. Y que hoy, en el caso de México, no es necesario reformar la ley para poder proteger este mineral tan importante. Si lo hacemos, podremos evitar que los mismos grupos egoístas y monopólicos nacionales y extranjeros se aprovechen de esta negligencia pública; que se ha convertido en fuente de corrupción con que el neoliberalismo y la injerencia de grupos privados en la explotación en áreas sensibles (como los minerales). Cuestión de suma importancia para el desarrollo económico y social del país.

No está de más decir, es más, es un dato importante, que mucho de lo que le pasó a Evo Morales en Bolivia, tuvo que ver con las reservas de litio encontradas en aquel país, que hasta un golpe de estado le organizaron.

La historia de la minería mexicana se ha caracterizado por ser un verdadero caos. Un espacio de abuso de poder, sobre explotación y nulo beneficio para la sociedad mexicana. Cuestión que data desde la época colonial (y bueno en esas épocas por lo menos pagaban el llamado “quinto real”, calculado en boca de mina, según la cantidad de mineral extraído y que hoy en día todas las legislaciones del mundo lo contemplan).

En México, nos sobran minerales como el oro, la plata, zinc, entre muchos otros minerales, incluyendo el litio. Y con tanto apoyo social que está otorgando a diversos grupos vulnerables, no es mala idea proteger este mineral estratégico (el litio) y explotarlo, para así sacar dinero no solo de los recortes salariales, de recortes en las nóminas del gobierno, y llevando a cabo la famosa austeridad republicana. Podemos volvernos potencia en la explotación de este mineral.

Los gobiernos anteriores manejaron el tema de la minería en nuestro país, de forma vergonzosa y abusiva total, ya que entregaron a privados nacionales y extranjeros la explotación, sin límite alguno, de los minerales de nuestro país. Como ejemplo, está el que en los últimos 12 años se ha extraído del subsuelo México más del doble de oro del que los españoles se llevaron en la época de la colonia, la cual duro 3 siglos. Los beneficiados en esta explotación fueron especialmente los canadienses y empresarios mexicanos que casualmente están en la lista de lo más ricos del mundo, según la revista Forbes. Lo grave es que la explotación minera que se ha llevado a cabo en nuestro país, así como el mercadeo, fiscal y tributariamente hablando, es único en el mundo. Es decir, no hay un país en el planeta Tierra que tenga un tratamiento similar en la explotación de minas que se ha dado en México; o sea, que no hay un gobierno en el mundo que le tenga sin cuidado la cantidad de minerales que los empresarios o mineros sacan del subsuelo, ya que en México no se tiene una contabilidad real, y lo peor de todo es que no pagan impuesto alguno de todo lo que extraen de las tierras mexicanas. Entonces, el tratamiento de explotación de nuestras minas termina siendo un negocio en el que ganan los privados, empresarios y extranjeros, menos México en general.

En efecto, en vez de pagar contribuciones e impuestos según la Constitución en proporción y equidad a la riqueza obtenida, en general pagan derechos por la explotación del suelo; en promedio seis pesos por hectárea, al margen de todo valor metálico (oro, plata, zinc, cobre, etc.). Lo grave de esto, es que, según AMLO, esta política de saqueo, ya no se puede tocar ni cambiar en modo alguno. Pero, Señor Presidente, usted tiene la última palabra y de que ama a nuestro México, no me queda la menor duda. Se trata de aplicar la ley actualmente vigente, sin cambiar una coma.