A penas hace un año el estado de Michoacán se galardonó con la visita de uno los periodistas, escritores y pensadores con mayor reconocimiento y trayectoria dentro de la literatura en nuestro país. Paco Ignacio Taibo II visitó Apatzingán: quinta ciudad más grande del territorio y epicentro histórico donde se firmó la primera constitución de México en 1814 cuando se instaló el congreso que promulgó el decreto emancipador.

De acuerdo con los datos históricos, Apatzingán tiene un valor especial cuando se describe su riqueza cultural que con frecuencia resalta no solo por el antecedente que sentó las bases constitucionales, sino de igual forma, su andamiaje milenario en la típica gastronomía ha sido reconocida en todo el territorio Nacional. De hecho con cierta regularidad, existe una enorme concurrencia por las condiciones climáticas de calor.

Entonces, más allá de las particularidades de un territorio lleno de cultura, trasciende también la riqueza y el valor literario que posee la lectura. Quizá la visita del autor, Paco Ignacio Taibo II revitalizó lo alucinante y palpitante que llega a ser la extensa gama de la lectura y las obras que tienen un significado especial en distintos campos. 

El mérito de la llegada del escritor la tuvo José Luis Cruz Lucatero que, gracias a sus gestiones en la ciudad de México, se hizo posible el encuentro histórico de un personaje de la talla del director del Fondo de Cultura Económica

Por su puesto que las opiniones fueron positivas. Colocó en el epicentro de las miradas a la región enclavada en la tierra caliente michoacana; realmente su visita terminó por ser un éxito. Y es que, con compromiso y responsabilidad, los jóvenes tuvieron la oportunidad de enriquecer su concepción sobre la historia, la ciencia y la literatura. Evidentemente ganó el aprendizaje pero de igual forma la conciencia que inyectó Paco Ignacio Taibo II, uno de los escritores favoritos de este redactor.

Su visita sigue siendo recordada; quizá en estos momentos de tensión e incertidumbre sobre el tema sanitario que padecemos los mexicanos, la ilustración mostró su lado más reflexivo porque miles de estudiantes se han acercado a los espacios habilitados donde se recobró el hábito de la lectura. Además, la inspiración que motivó el escritor y director del Fondo de Cultura dejó una huella particular con una enorme sensibilidad por lo que constituye Taibo; esa admiración se la reconocí al presidente municipal de Apatzingán en una entrevista que sostuve hace un año cuando se logró la expansión de un recurso inherente para óptimo desempeño cómo es la literatura.

Para los habitantes significó mucho. Se dotó de insumos y material bibliográfico.

La admiración por Taibo fue la que muchos mexicanos expresamos por su trayectoria; su conocimiento es inmenso, asimismo su inminente talento encontró un puente que alentó a miles de ciudadanos a adentrarse a las entrañas de lo apasionante que ofrece las obras científicas, las noveles, las tramas, y los relatos históricos que transmiten aprendizaje.

Justamente esa es la explicación y el interés por escribirle unos fragmentos a uno de los escritores que más admiro; ojalá que cuando las condiciones se presten, regrese muy pronto a visitar este territorio. Hoy por hoy es difícil, pero no imposible en el momento que el panorama sea más alentador.

Finalmente, basta con recordar las palabras que regaló a la prensa local. Con ese recuerdo me quedé, y espero con ansia que, el presidente municipal de Apatzingán, establezca contacto con él escritor para que programe una visita en el instante que las autoridades de salud lo dispongan.

Aunque eso pasó hace un año, las cifras aumentaron en la demanda de solicitud de libros en los espacios educativos; eso habla del buen tacto que tuvo el presidente municipal, José Luis Cruz Lucatero quien, a su cargo, decidió con una visión atinada. Lo felicitó nuevamente, demostró que, la capacidad y las buenas decisiones, puede ser la gran diferencia cuando se gobierna.

Notas finales

Agradezco a mi amigo José Abarca quien pudo conseguirme la rúbrica de Paco Ignacio Taibo II: personaje que admiro hace muchos años; justamente ahora, les recomiendo Patria, una historia y crónica llena conspiraciones batallas y relatos de una guerra que se forjó para romper con el yugo de la opresión.