Lo que logren en el 2021, tendrá consecuencias para el 2024. Y no me refiero a los políticos de la 4T, ni de Morena. Estos dos momentos son muy importantes para el Partido Republicano de Estados Unidos y para Donald Trump.
El miércoles 13 de enero fue un día histórico. Donald Trump es el primer presidente de los Estados Unidos sujeto dos veces a juicio político. Por incitar la insurrección de la turba violenta que atacó el Capitolio, la sede del Congreso de Estados Unidos, el miércoles 6 de enero, la Cámara de Representantes votó 232 a 197 por iniciar un juicio político a Donald Trump. Diez congresistas Republicanos votaron junto con los Demócratas para articular los términos de la acusación.
El siguiente paso le toca al Senado, en donde se determinará la culpabilidad de Trump con una sentencia. Se requiere una mayoría de dos tercios de los Senadores para condenar al Presidente. Si estuvieran presentes todos los 100 senadores, se requeriría entonces que 17 republicanos se unan a los 50 demócratas para condenar a Trump.
Vendrá la discusión de los senadores sobre si se puede o no llevar a cabo un juicio político a un expresidente que ya no está en funciones. Todo tipo de pronunciamientos sobre la división del país y la necesidad de la unidad.
Sin embargo, la parte deliberativa del juicio político no podría empezar antes del 19 de enero, fecha en la que están convocados los Senadores para regresar a sesiones. Eso es un día antes de que Trump termine su encargo.
Así que la conclusión del juicio político se llevará a cabo seguramente después de que Trump deje la presidencia. La rapidez de la Cámara de Representantes para iniciar un juicio político contrastará con la lentitud del Senado para dirimirlo.
Trump y sus abogados pueden argumentar que el presidente tenía la libertad de arengar a sus seguidores y que no los incitó a actuar violentamente. De hecho, Trump condenó el vandalismo y la violencia. Como dijo el líder de los senadores republicanos, Mitch McConnell, habrá que escuchar toda la argumentación y contraargumentación legal.
La pregunta que todo mundo se hace es: ¿puede un expresidente ser sujeto de juicio político? El consenso de los juristas es que sí, de acuerdo con la Constitución. Dicen los expertos que el objetivo del juicio político no es solamente remover de su encargo a los funcionarios, sino descalificarlos formalmente para buscar posiciones políticas o administrativas en el futuro.
El Senado tiene la flexibilidad de definir sus propias reglas para el juicio político y el procedimiento. Así que no sabemos todavía ni cuándo va a empezar ni cuánto va a tardar. Pero lo que es seguro es el objetivo político que cada parte tiene.
En los próximos días, el nuevo líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, tendrá que manejar el proceso. ¿Cuánto va a durar? ¿Cómo se va a estructurar? No hay decisiones todavía. Todo dependerá de conversaciones, compromisos y acuerdos.
No se nos olvide que el Senado tiene que atender otras prioridades también. Por ejemplo, urge que apruebe a los integrantes del gabinete de Biden. Eso genera objetivos contradictorios.
Un objetivo político es detener, de una vez por todas, las posibles aspiraciones de Trump para regresar como candidato a la presidencia en 2024. Pero otro objetivo político es también dejar que inicie bien el gobierno de Biden. No se puede tener las dos cosas al mismo tiempo. No se puede tener un Senado votando nominados a miembros de la administración de Biden por las mañanas y enjuiciando a Trump por las tardes.
La realidad es clara. Trump se quedará en la Oficina Oval de la Casa Blanca hasta el último día de su mandato. El veredicto final lo vamos a conocer una vez que se encuentre retomando su bronceado color naranja y jugando golf en Mar-a-Lago, Florida.
Ante ese panorama, todavía hay muchas dudas. En el ambiente quedan las dos preguntas clave: uno, ¿se puede enjuiciar políticamente a un expresidente? Y dos, ¿para qué lo hacen?
La Constitución de Estados Unidos dice que el presidente, el vicepresidente y los funcionarios gubernamentales de los Estados Unidos, podrán ser removidos de su encargo a través de juicio político y sentencia por traición, corrupción y otros delitos.
Hay juristas que interpretan la Constitución y dicen que una vez que termine el período de Trump, el 20 de enero, el Congreso pierde su autoridad constitucional para continuar el juicio político. Se requiere que el presidente esté en funciones. Entonces el Senado no podría sentenciarlo ya, ni descalificarlo para cargos futuros.
Otros juristas argumentan que sí es posible condenar a un exfuncionario y prohibir que vuelva a ocupar un cargo, por mayoría simple. El argumento es que si un funcionario sujeto a juicio político pudiera creerse inmune al dejar su cargo, entonces lo único que tendría que hacer es renunciar antes de que el Senado diera a conocer su sentencia y ya estaría libre de todo cargo. Eso sería inaceptable.
En todo caso, lo que impera es la incertidumbre. Todo está sujeto a las diferentes interpretaciones de la Constitución. Nunca había ocurrido esta situación. Por eso habrá interminables argumentaciones legales.
La historia no termina ahí. Tendrán que ocurrir dos cosas: primero, lograr que 67 Senadores declaren culpable a Trump y lo remuevan de su encargo. Segundo, vendría otro voto para impedir y prohibir a Trump que pueda buscar futuros encargos públicos. Y para eso solamente se requiere una mayoría simple es decir, 51 votos.
El segundo voto es clave porque Trump ya ha dejado ver que su interés es volver a competir electoralmente por la presidencia en 2024. Y además es claro que en el Partido Republicano no habría quién pudiera quitarle a Trump la candidatura.
Prohibirle a Trump que vuelva a ser candidato sería muy fácil con un Senado de 50 demócratas y 50 republicanos en donde, ante un empate, la vicepresidenta Kamala Harris decide.
Al final del día, lo que mucha gente no entiende es para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo. ¿Tiene todo esto sentido? ¿Llevar a cabo un juicio, a un expresidente, para saber si es culpable y si debe ser removido de su encargo, cuando ya no está?
La verdad es que a los republicanos les conviene quitarse a Trump de encima. Muchos ya se hartaron de él. Un juicio político es su solución. Los republicanos se podrían deshacer de Trump. El juicio político hoy abre la posibilidad a los republicanos para tener una precampaña abierta para seleccionar al candidato en 2024 sin tener que preocuparse por Trump.
Aunque la pesadilla no terminaría del todo porque… ahí están Ivanka y Donald Jr. a la espera.