¿Podrá Joe Biden influir en el contexto para solidificar una alianza de América del Norte?

La economía de Estados Unidos está lista para despegar de nuevo. Aplicaron 220 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 en 100 días. Iniciaron una nueva etapa de fortalecimiento del gobierno para estimular la economía, apoyar a las empresas y a los ciudadanos. Se iniciará la modernización de la infraestructura. Se crearán miles de empleos. Se fortalecerá la competitividad del país.

El Presidente Joe Biden tiene un nuevo enfoque migratorio. Adoptó el multilateralismo y Estados Unidos ha vuelto a los organismos internacionales. Biden también ha restaurado las alianzas y las ha puesto en el centro de su política exterior. Ha sostenido reuniones cumbre de líderes internacionales y sesiones virtuales de trabajo con otros jefes de estado y de gobierno. Ha hecho de la defensa de la democracia y los derechos humanos una pieza central de su política exterior.

¿Podrá  Joe Biden influir en el contexto para solidificar una alianza de América del Norte? Aunque el Primer Ministro de Canadá está en la misma sintonía del Presidente de Estados Unidos, no va a ser fácil convencer al Presidente de México. Aquí tenemos prioridades de política exterior peculiares, por decir lo mínimo.

Y para muestra basta un botón. El Presidente se fue el fin de semana al sureste de México para recargar baterías. Se reunió ayer con el Presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei. Se siente cómodo con los líderes centroamericanos y con algunos de América del Sur. Pero el objetivo de la reunión de los Presidentes no fue necesariamente hablar de los temas internacionales del momento, ni de lo que ocurrió el fin de semana en El Salvador o en Colombia.

Más bien, la agenda era una ceremonia de petición de perdón por agravios al pueblo maya, en el Museo de la Guerra de Castas, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. El Presidente Andrés Manuel López Obrador, expresó que:

“Por un imperativo de ética de gobierno, pero también por convicción propia, ofrecemos las más sinceras disculpas al pueblo maya por los terribles abusos que cometieron particulares y autoridades nacionales y extranjeras, tanto en la conquista, la época colonial y tras la independencia”.

AMLO.

Sin embargo, más pronto que tarde el Presidente de México tendrá que enfocarse en Estados Unidos de nuevo. Por más que la sabiduría maya convencional quiera prevalecer, creo que la geopolítica se impone. México es parte de la región de América del Norte. Y es importante ubicar a nuestro país en el marco geopolítico correcto. De otra forma, puede haber equivocaciones en la formulación de las políticas.

Vendrá a México Kamala Harris, Vicepresidenta de Estados Unidos, esta semana a hablar de temas bilaterales.

Si nuestros líderes quisieran, México podría ser una potencia regional. Sabemos que el Presidente se siente más cómodo con lo emotivo de los elementos que influyen en la identidad nacional de México, como nuestras raíces indígenas, el legado colonial, el idioma español, la religión. Pero vendrá a México Kamala Harris, Vicepresidenta de Estados Unidos,  esta semana a hablar de temas bilaterales. Y cuando se habla de geopolítica, es más importante la geografía que la historia.

Si en México se decidieran e implementaran eficazmente las políticas públicas correctas de promoción de inversiones y empleo, podríamos utilizar ventajosamente nuestra ubicación geográfica. Tenemos la población y el territorio, los océanos y los recursos para convertirnos en una potencia regional.

Veamos lo que dice un estudio publicado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos (Congressional Research Service) la semana pasada sobre las relaciones comerciales México-Estados Unidos. Los datos que presenta son muy interesantes, aquí.

De entrada, es claro que la relación económica y comercial entre Estados Unidos y México es de gran interés para los legisladores estadounidenses debido a:

1. La proximidad de México a los Estados Unidos.

2. La extensa relación bilateral de comercio e inversión bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su reemplazo, el Acuerdo México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).

3. Los fuertes lazos culturales y económicos que conectan a los dos países.

4. En 2020, México fue el segundo socio comercial de Estados Unidos, después de China. El comercio de mercancías entre los dos países aumentó exponencialmente desde la entrada en vigor del TLCAN.

5. En 2020, la desaceleración económica debido a la pandemia resultó en una disminución del 12% en el comercio bilateral total de mercancías de 614.5 mil millones de dólares a 538.1 mil millones.

6. Las exportaciones estadounidenses de mercancías a México aumentaron de 41.6 mil millones de dólares en 1993 a 265.9 mil millones en 2018, y luego disminuyeron a 212.7 mil millones en 2020.

7. Las importaciones estadounidenses de mercancías desde México aumentaron de 39.9 mil millones de dólares en 1993 a 358 mil millones en 2019, y luego disminuyeron a 325.4 mil millones en 2020.

8. Estados Unidos es, con mucho, la mayor fuente de inversión extranjera directa (IED) en México. Aumentó de 37.2 mil millones de dólares en 1999 a 100.9 mil millones en 2019.

9. La IED mexicana en los Estados Unidos aumentó de 3 mil millones de dólares en 1999 a 42.9 mil millones en 2019.

¿Qué es lo más importante de la nota del CRS?

1. El nombre del juego hoy es el de las cadenas de suministro. El TLCAN original ayudó a las industrias manufactureras, especialmente a la industria automotriz, a ser más competitivas a través del desarrollo de cadenas de suministro.

2. Una parte importante del comercio de mercancías entre Estados Unidos y México es producción compartida, ya que los fabricantes de cada país trabajan juntos para producir bienes.

3. El flujo de insumos intermedios producidos en los Estados Unidos y exportados a México y el flujo de retorno de productos terminados evidencian la importancia de la región fronteriza México-Estados Unidos como sitio de producción.

4. Las industrias manufactureras de los Estados Unidos, incluidos las de vehículos motorizados y electrónicos, dependen de la asistencia de los fabricantes mexicanos. El lugar del ensamblaje final tiene poca relación con el lugar donde se fabrican sus componentes.

5. Estos vínculos ofrecen importantes beneficios a partir de los acuerdos de libre comercio. Estados Unidos comparte fuertes lazos económicos con México y cualquier interrupción de la relación económica podría tener efectos adversos sobre la inversión, el empleo, la productividad o la competitividad de América del Norte.

6. La pandemia de Covid-19 ha planteado nuevos problemas con respecto a la cadena de suministro entre Estados Unidos y México y la fabricación en América del Norte.

7. Los formuladores de políticas deben considerar cómo Estados Unidos puede mejorar la cooperación con México en áreas de interés mutuo y una mayor cooperación bilateral en el comercio y la inversión transfronterizos.

8. Los funcionarios mexicanos han señalado que un “Comité de Competitividad” establecido por el T-MEC es un marco a través del cual los dos países pueden promover intereses compartidos. Pronto se celebrará una reunión de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC.

Algunos legisladores consideran que el acuerdo es vital para las empresas, los trabajadores y los agricultores estadounidenses, y creen que el acuerdo actualizado beneficiará los intereses económicos de los tres países. Pero otros están preocupados por el reto que tiene México en la implementación de las reformas laborales requeridas. Otras preocupaciones incluyen la reducción de las disposiciones de ISDS (solución de controversias inversor-Estado) y el efecto sobre los inversores estadounidenses en México, especialmente en el sector energético.

La comunidad empresarial de ambos países sostiene que el T-MEC fortalecerá las cadenas de suministro de América del Norte y ayudará a la región a recuperarse de la pandemia. Sin embargo, otros están preocupados por los pasos recientes de México para fortalecer el papel del estado en el sector energético y argumentan que estas acciones violan el T-MEC y podrían afectar negativamente la inversión estadounidense en México.