El año 2021 arrancó febrilmente dentro del horizonte electoral de corto plazo, renovación de más de 3,000 cargos de elección popular (13 gubernaturas entre ellos) y el referéndum sobre la permanencia de AMLO en la Presidencia de la República. La contratación de bots y el vuelco de muchos jóvenes y adultos en las redes en campañas francamente degradantes, es el signo de nuestros días.
Mienten y tergiversan de una manera sin escrúpulo alguno.
El contagio con SARS-CoV-2 del Presidente AMLO estremeció las redes sociales, la prensa y los medios electrónicos de comunicación, incluso a la prensa internacional. La eventual imagen de un Primer Mandatario falleciente resultaba de un poder explosivo y desestabilizador inimaginable para México. La tensión empezó a reducirse en cuanto a la situación del enfermo Presidente mexicano, pero la actividad desbocada e inescrupulosa con acusaciones, falsedades, tergiversaciones de todo tipo, daban forma a la guerra sucia desinformativa o info-demia como le han llamado otros, es decir, pandemia desinformativa.
Es un hecho que la pandemia sustituyó en el primer lugar a la seguridad en la agenda social en México. Una vez confinados y recluidos en casa los ciudadanos no se sentían en el mismo nivel de riesgo que andando en la calle, yendo al banco y subiéndose a distintas modalidades de transporte público y privado, pero la posibilidad de salir y contagiarse de COVID-19 y termina en un hospital con la vida en un hilo, conformó rápidamente en la imaginaria popular el riesgo mayor.
La infodemia alude a un proceso de abundancia de información sobre un tema concreto. El término se deriva de la unión entre la palabra información y la palabra epidemia, con un atributo central: la desinformación como su sustancia primera y última. Ser info-pandémico es participar activamente, en las redes, o en la prensa y los medios en la guerra desinformativa actualmente desarrollándose en México, no sólo en torno a la situación de la pandemia en nuestro país, su manejo oficial, los recursos puestos en función, etc., sino en otros aspectos de la vida política y social, económica, de cara al próximo proceso electoral en julio 2021.
Se ha degradado de tal manera la lucha política por la presencia de cientos de miles de info-pandémicos en ella que, no se puede salir a las redes sociales a opinar porque allí se libra una guerra sin cuartel, con los peores recursos polémicos, desinformativos, majaderías al por mayor y descalificaciones y mentiras que con la mayor desvergüenza se asientan como comentarios personales, la mayoría desde el anonimato y poniendo como fotografía de identificación del emisor, perros, gatos, muñecos, bebés, etc. Verdaderamente grotesco.
Cuando se discutía el tema de la Guardia Nacional, con el objeto de descalificar, distorsionar y desvirtuar la iniciativa presidencial, se contrataron por una sola empresa 500,000 bots para atacar diariamente y a todas horas la propuesta gubernamental. Una estimación de especialistas es que hoy actúan en las redes más de tres millones de bots atacando al Presidente principalmente, sus conferencias mañaneras y la información que circula desde su gobierno, particularmente la que emite el Dr. López-Gatell, Manuel Bartlett, la Secretaría de Seguridad y Protección ciudadana y el propio Presidente AMLO.
Una presencia de más de 3.0 millones de bots son un ejército info-pandémico que diariamente guerrea para distorsionar, deformar, mentir y denostar sin escrúpulo alguno. Son los medios modernos de hacer la guerra desinformativa.
¿De qué puedes acusarlos? De nada, ni al contrata, ni al bot que cobra y escribe. Entonces una alternativa es la regulación que ya pretende caminar en México como lo está haciendo en otros países.
¿Cómo regular sin quitarles el estatus de “benditas” a las redes sociales?
Un enorme reto. Conocimos también la noticia de que en Nueva Zelanda se encarceló a 7 periodistas por difundir Fake News. Son 30 en total en distintos países los encarcelados con tales hechos por una autoridad competente. Este último tipo de noticias falsas es la otra cara de los bots en las redes sociales.
La guerra desinformativa ha pasado a ser la forma principal de luchar por el poder, por ello en donde esto es un proceso en crecimiento, la lucha política se ha degradado de manera extraordinaria.
No solo se dijo decenas de millones de veces que el Presidente no estaba enfermo de COVID-19, y luego que había sufrido un ataque cerebral, después que ya había sido intubado. Increíble la demencia con que se le ataca que raya en los niveles de la patología clínica. Esto no tiene que ver con ideología ni con simpatías o antipatías políticas, es demencia fóbica a una persona y lo que representa. Otros 13 primeros mandatarios se han contagiado de SARS-CoV-2 y en ningún país se dio paso con ello como en el caso de AMLO a una brutal campaña desinformativa.
Los proveedores de vacunas están fallando en todo el mundo, un país como Italia estaba a punto de demandar a una de las empresas fabricantes (A-Z) por incumplimiento en el suministro, entonces como no han llegado tampoco en México en la forma inicialmente contratadas y programadas para entrega, “el gobierno engañó a los mexicanos y nunca había comprado nada”. Vaya, rebasa toda lógica elemental se está dispuesto a decir lo que sea con tal de deslegitimar cualquier acto de gobierno. Lo dicho raya en la patología clínica.
Las encuestas más prudentes le dan al Presidente un nivel de aceptación ligeramente arriba del 60%, entre 61-63%, es decir, entre 8 y 10 puntos arriba de la votación presidencial, aunque no sean exactamente los votos que las opiniones de aceptación de su gestión, luego de un año de pandemia con resultados catastróficos. Esto los tiene enloquecidos de frente al próximo proceso electoral.
¿Cómo derrotarlo con esos niveles de aceptación?
Siguen buscando la fórmula mágica desde el comando central de la alianza PRI-PAN-PRD en la que están muy posiblemente: Carlos Salinas, Enrique Peña Nieto, Vicente Fox, y algún otro personaje de alta reputación moral y política.
Hace algunas semanas escribí que el gobierno actual en cuanto a la pandemia en México y ya avanzada el desarrollo de la misma, podría escuchar a científicos reales que plantean la necesidad de ajustes luego de 12 meses. No solo es factible pensar en la existencia de errores que se hayan cometido como sucede en todo proceso social diseñado y conducido por seres humanos, aunque altamente calificados como el propio secretario de salud, el Dr. López-Gatell y el Dr Alomía, por citar solo a ellos, afortunadamente hay muchos más en México, y también, en la necesidad de hacer ajustes al proceso de conducción aportando nuevas medidas, ajustes al nivel del comando federal, no pensando en la campaña electoral, sino en los miles de personas que siguen muriendo y contagiándose.
No creo que se haya dicho la última palabra en la materia, no sería científico pensarlo ni actuar bajo esa hipótesis, podría haber un evento en donde se escuchen voces críticas y propositivas.
Hablo de verdaderos científicos, incluso del ámbito internacional, no de francotiradores de tercera.