El término de “intelectual orgánico” ha sido usado por el presidente López Obrador para describir peyorativamente a hombres y mujeres miembros de la academia, con mayor o menor reputación, que han sido críticos de su gobierno, y que fueron “consentidos” de los gobiernos del PRI y del PAN. Entre ellos destacan Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, entre otros.
Estos intelectuales han sido igualmente objeto de controversia pública tras la difusión de un desplegado en el que acusan al presidente de atentar contra la libertad de expresión. Lo anterior se suma al escándalo provocado por la querella mediática —y financiera— entre Letras Libres y Nexos con el gobierno federal.
La mayoría de los “intelectuales orgánicos” son personajes destacados de la vida académica mexicana. Sin embargo, bien vale poner atención en el caso de otro individuo cuyas credenciales académicas y profesionales hablan por sí mismas, y quien se ha erigido en un defensor “orgánico” de AMLO: Lorenzo Meyer.
Meyer es (o era) un autor de referencia para el estudio de la historia y de las ciencias políticas. Su larga trayectoria en el Colegio de México le han concedido un estatus que le coloca (o colocaba) en el más alto escalafón de los intelectuales mexicanos.
Ahora Meyer escribe y tuitea contra FRENAA o cualquier movimiento opositor al régimen. Ha trascendido que el escritor podría estar envuelto en un conflicto de interés de carácter familiar. Aquellos que conocemos y respetamos la obra de Meyer deseamos que no sea así, pues pondría en entredicho su independencia académica y su trayectoria al servicio de las ciencias sociales.
Podríamos concluir que el maestro Lorenzo Meyer es el defensor mejor académicamente acreditado de López Obrador. Hombre culto e ilustrado, sabe entretejer argumentos sesudos que parecen buscar esconder los fracasos de 22 meses de gobierno, la crisis económica y la debacle de la narrativa de la autoproclamada 4T. Si Krauze y Aguilar Camín son intelectuales orgánicos ¿Cómo llamar a Lorenzo Meyer?... ¿intelectual inorgánico?