¿Quién es el responsable de definir los contenidos de los libros de texto gratuitos?

Los posibles cambios a los contenidos de los libros de texto gratuitos no son caso menor. En este tenor, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, es responsable de producir los libros y materiales requeridos por la Secretaría de Educación Pública.

El presidente López Obrador, erigido en transformador de la vida pública nacional, ha anunciado que planea reformar los contenidos de los textos de primaria, pues datan de la época neoliberal; léase lo que el presidente interpreta como los años correspondientes a los gobiernos de sus antecesores.

En un régimen democrático cuyas políticas educativas estuvieran orientadas hacia la calidad de la educación, la renovación de las prácticas de enseñanza-aprendizaje, y donde se contemplase una verdadera voluntad de la autoridad educativa de proveer a los niños y jóvenes de las mejores herramientas para su futuro, sí que podríamos aguardar que una comisión de pedagogos y expertos en distintas materias reformaran – para bien de los mexicanas- los libros de texto gratuitos.

Desafortunadamente para México, el régimen actual se ha empecinado en reiterar su personalísima e imperturbable visión de un futuro de un país que apenas encaja con los retos del mundo. Es por ello que los eventuales cambios operados por la SEP, y desde luego, avalados desde Palacio Nacional, pueden adolecer de una profunda ideología enraizada en la voluntad personal de AMLO y en su visión de México.

Esto representa un peligro para la educación en México. Por un lado, los niños y jóvenes mexicanos se perderían la irrepetible oportunidad de contar con los conocimientos y herramientas necesarios para hacer frente a los desafíos nacionales y globales, y por el otro, se verían abiertamente amenazados por un adoctrinamiento maniqueo que bien podría deformar su concepción de la historia de México, del civismo y del amor a la patria.

AMLO ha aseverado que velará para que los textos fortalezcan los valores culturales y morales. ¿Quién habrá de definirlos? ¿López Obrador? ¿El presidente que se ha autoerigido como la fuente de la justicia en detrimento del cumplimiento de las leyes? ¿La secretaria Delfina Gómez? ¿La maestra cuyo vínculos con el SNTE podrían obnubilarla al momento de proponer las reformas?

México, en este contexto, no sería el primer régimen histórico en alterar, con fines políticos y unipersonales, los textos de primaria de los niños. Estas acciones se han replicado en los Estados dominados por una ideología – y no así por la evidencia empírica- y por la visión de un solo hombre.