Donald Trump fue absuelto de los cargos con 57 votos a favor y 43 en contra

El Senado de los Estados Unidos exoneró ayer al expresidente Donald Trump tras las acusaciones en su contra en torno al ataque contra el Capitolio del pasado 6 de enero. En el contexto de un momento sin precedente en la historia del país, 7 senadores republicanos se sumaron a los 48 demócratas con el propósito de repudiar legalmente la incitación a la violencia por parte del ex mandatario. Lamentablemente, según exige la Constitución, es necesario el voto de las dos terceras partes de la Cámara Alta, lo que derivó en la absolución del neoyorquino.

Senadores republicanos con aspiraciones presidenciales, tales como Ted Cruz, Marco Rubio y Rand Paul, entre otros, conocen bien el juego de la política, y buscan ganarse la voluntad de los más de 70 millones de estadounidenses que decidieron confiar en Donald Trump para un segundo mandato. Por el contrario, otros legisladores moderados como Mitt Romney -candidato a a la presidencia de Estados Unidos en 2012 y figura destacada dentro del partido- apoyaron la iniciativa demócrata de la Cámara de Representantes.

Es por ello, sin lugar a dudas, que la mayoría del Partido Republicano ha decidido evitar el desmembramiento de su partido ante la irrupción del trumpismo: fenómeno político de extrema derecha caracterizado por una profunda intolerancia hacia las minorías, repudio hacia la inmigración, aceptación de ideas racistas y xenófobas, y por un nativismo que pretende preservar los privilegios de las mayorías blanca en detrimento de los crecientes números de hispanoamericanos. 

Por otro lado, ante la amenaza de una posible escisión del partido, los legisladores optaron por perdonar el intento levantisco de la turba azuzada por Donald Trump en Washington el día de la confirmación de la victoria de Joe Biden.

Lo que hizo ayer el partido de Abraham Lincoln no tiene precedente y deberá ser repudiado por las ciudadanos libres, conscientes y partidarios de la democracia liberal. Un presidente en funciones, ante una auténtica derrota en las urnas, optó por buscar descarrillar la democracia de su país. Una vez derrotado en las cortes, decidió llevar su mensaje a las calles, lo que condujo a actos deleznables en contra de uno de los poderes constiuidos de su país.

Las futuras generaciones de estadounidenses deberán recordar siempre los actos lamentables, y si se quiere, traicioneros, de los senadores republicanos; pues en su búsqueda incansable del poder han dado la espalda a más de doscientos años de tradiciones democráticas. Como bien ha expresado el senador independiente Bernie Sanders, el Partido Republicano ha dejado de ser un partido, y se ha convertido ahora en un culto, pues han nuevamente traicionado a su país.