La política se entremezcla con la ciencia

El mundo vive una vorágine sin precedente en la búsqueda de vacunas contra el SARS-CoV-2. Mientras algunos países han denunciado el acaparamiento de las fórmulas por parte de los países productores, las farmacéuticas se rehúsan a ceder terreno frente a la crisis sanitaria.

La política se hace presente. En este contexto, no es coincidencia que únicamente cuatro vacunas hayan sido aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento: Pfizer, AstraZeneca, Moderna, y más recientemente, Janseen de Johnson & Johnson. La EMA, organismo de la Unión Europea sito en Ámsterdam, Países Bajos, no ha autorizado, al día de hoy, las fórmulas Sputnik V y CanSino, rusa y china, respectivamente.

En el caso de la Sputnik V, si bien la vacuna fue exitosamente valorada por las principales revistas científicas, sufre el estigma de su país de procedencia: Rusia. Por ello, y ante la guerra fría existente entre ese país y el mundo occidental -léase Estados Unidos y la Unión Europea- las autoridades sanitarias en Washington y Ámsterdam han cedido a las presiones políticas ejercidas. En este ejercicio de especulación, los gobiernos occidentales han decidido no aprobar las vacunas, y con ello, no conceden ante Vladimir Putin.

Lo mismo ha ocurrido con CanSino. En este tenor, se antoja poco probable que la EMA, bajo la égida de la Unión Europea y de sus estados miembros, apruebe la aplicación de la vacuna china. Ello conllevaría una derrota diplomática ante el gigante asiático. Menos probable aun de que ocurra con la FDA estadoundiense, pues ello implicaría un reconocimiento implícito de que los laboratorios estadounidenses de Pfizer, Moderna y Johnson &Johnson son incapaces de inocular a los más de 300 millones de habitantes de ese país.

Ciertamente, los Estados Unidos la tienen más fácil, pues Joe Biden aseguró ayer que hacia el mes de julio la totalidad de la población estadounidense habrá tenido acceso a vacunación. Sin embargo, la situación en Europa es más compleja. Por un lado, Pfizer y Moderna, de acuerdo a sus negociaciones contractuales, priorizan la venta al gobierno estadounidense, dejando atrás al resto del mundo.

Y por el otro, AstraZeneca, fórmula britano-sueca no será capaz de satisfacer los mercados europeos. Ello obligará -especulamos- a que la Unión Europea y sus principales dirigentes se dobleguen ante Putin e introduzcan Sputnik V, lo que conllevaría quizá una relajación de las sanciones contra Moscú.

México, por nuestra parte, está alejado de los vaivenes de la política internacional. En este contexto, COFEPRIS aprobó la aplicación de Sputnik V, CanSino y Sinovac desde inicios de febrero; lo que nos brinda una pequeña ventana de oportunidad para la vacunación de una buena parte de la población mayor dentro de un tiempo razonable.

En este contexto, el canciller Marcelo Ebrard anunció hace un par de días el arribo de 3 millones de dosis de CanSino. Tal y como resultará evidente, algunos mexicanos medianamente informados mostrarán su escepticismo en torno a la vacuna china. Sin embargo – y aquí conviene poner el acento- tanto CanSino como Sputnik V han sido exitosamente valoradas por las principales autoridades científicas del mundo.

En suma, lo que ha ocurrido, empero, es que las autoridades sanitarias occidentales, tales como la EMA europea y la FDA estadounidense, no avalarán las fórmulas provenientes de paises como Rusia y China, pues ello implicaría - lo reitero- un doblegamiento ante sus adversarios. En este sentido, todas las fórmulas, desde la Pfizer hasta la CanSino proveen inmunidad.

Por lo que hemos atestiguado, la política se entremezcla con la ciencia. Por ello, mantengámonos bien informados.