Tras el anuncio de la enfermedad del presidente López Obrador un buen número de comentaristas en redes sociales y medios de opinión se han dado a la tarea de especular a diestra y siniestra sobre la veracidad de la convalecencia del presidente. Algunos opinan que el presidente mintió en su mensaje, y que en realidad, responde a una estrategia para acrecentar su popularidad con fines meramente electoreros. El lector recordará que las mismas reacciones fueron provocadas en Estados Unidos con el covid del expresidente Donald Trump.

El día de ayer, el ex diputado Manuel Clouthier, hijo del querido Maquío – aquel que representó toda una generación del Partido Acción Nacional y quien fue el primer candidato popular y competitivo del PAN en elecciones presidenciales- se expresó burlonamente el presidente López Obrador, a la vez que hizo mofa de la edad del jefe del Estado, de su estado de salud, y reviró con la supuesta simulación de la enfermedad del presidente. Beatriz Gutiérrez, mujer del mandatario, respondió cortésmente – y mismo, elegantemente- al insulto proferido por Clouthier en Twitter.

Manuel Clouthier, bien vale recordar, es hermano de Tatiana, hoy secretaria de Economía, ex coordinadora de la campaña de AMLO en 2018, y quien ha demostrado una profunda convicción hacia los ideales abanderados por su jefe.

La expresión de Manuel Clouthier en relación con la salud del presidente es reprobable. En este contexto, la polarización política provocada por el propio López Obrador y por sus correligionarios ha rebasado los límites de la cordialidad política y de la convivencia democrática. El ex diputado bien puede rechazar los principios de la presente administración y de la autoproclamada cuarta transformación. Sin embargo, el insulto y la injuria – surgidos de una infundada confabulación política- quedan fuera de lugar.

Esto es, a su vez, exacerbado por el hecho de tratarse del hermano de una ministra de Estado e hijo del buen Maquío: un hombre de su tiempo que fue capaz de inspirar en el panismo lo mejor de la cordialidad democrática y los valores de un partido que disputaba legítimamente el poder ostentado por el partido oficial.

En suma, Manuel Clouthier Carrillo es únicamente una representación más de la profunda polarización política que impera en la esfera pública, y una muestra de la pérdida del respeto y del honor que lacera nuestra democracia.