Foro Generación Igualdad
Las reinvindicaciones de los derechos de la mujer son hoy objetivos indiscutibles de la agenda pública. En este sentido, existen destacados esfuerzos internacionales dirigidos a velar por la igualdad de género alrededor del mundo. En palabras de Emmanuel Macron, presidente de Francia, en el marco de la inauguración del Foro Generación Igualdad hace unos días en la Ciudad de México, en pleno siglo XXI no ha sido posible garantizar a las mujeres paridad de género en comparación con los varones.
Agenda 2030
Adicionalmente al esfuerzo internacional copresidido por los gobiernos francés y mexicano, el Objetivo de Desarrollo de Sostenible número 5 de la Agenda 2030 fue dedicado justamente a alcanzar la igualdad de género en el globo.
En resumen, al día de hoy existen numerosas iniciativas políticas nacionales e internacionales que buscan otorgar a las mujeres el lugar que legítimamente les corresponde en el mundo, tanto en el ámbito público como privado. Sin embargo ¿por qué llevar esta lucha a la utilización del lenguaje?
Nuestra lengua no discrimina por sí mismo a las mujeres.
Desde hace un tiempo, en el contexto del auge del feminismo, muchos políticos, líderes de opinión y ciudadanos en general han optado por cambiar el lenguaje bajo el argumento de la necesidad de la inclusión de los términos femeninos. En el caso del español – o castellano- se recurre frecuentemente a la utilización de un supuesto lenguaje inclusivo, como si efectivamente el empleado fuese excluyente contra las mujeres.
En este tenor, la Real Academia Española (RAE) publicó en enero de 2020 un extenso documento intitulado “Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas”. Este informe, excesivamente largo para leerse exhaustivamente, contiene elementos esenciales que permiten aseverar que nuestra lengua no discrimina por sí mismo a las mujeres.
Políticas públicas a favor de la mujer
De acuerdo con la RAE “el masculino posee un valor genérico que neutraliza la diferencia entre sexos. En algunos ámbitos se ha difundido la idea de que el masculino genérico es una herencia del patriarcado y que su uso es lasivo para la mujer. Sin embargo, esta tesis carece de fundamento , pues el masculino genérico es anterior al masculino específico y su génesis no se halla relacionada con el androcentrismo lingüísitico”.
En otras palabras, a juicio de la RAE, la utilización del masculino genérico en palabras como “padres, abuelos, bisabuelos, tíos o mexicanos” no es un intento de discriminación hacia la mujer. Sin embargo, en la arena pública, y muy en particular, en la esfera política, resulta frecuente escuchar expresiones como “niños y niñas”, “mexicanos y mexicanas” y “ciudadanos y ciudadanas”.
En suma, el combate en favor de los derechos de los mujeres se encuentra en las políticas públicas, en las acciones de los Estados, en las organizaciones civiles, en la educación temprana y en la familia, y no así en el lenguaje. Miremos hacia donde yace el problema, y echemos a un lado a los distractores innecesarios.