La irrupción de la variante británica B.1.1.7 del coronavirus SARS-CoV-2 estremece Europa. Desde hace semanas un buen número de autoridades sanitarias de gobiernos europeos, entre ellos Francia y Dinamarca, se han dado a la tarea de definir una nueva estrategia que evite la expansión de la nueva variante, a la vez que proteja a la economía de los estragos sufridos durante el año 2020.
Por un lado, la población no está dispuesta a sufrir un tercer confinamiento, y por el otro, la emergencia sanitaria exige las más estrictas de las medidas. Según los expertos, hacia mediados de marzo el mundo podría enfrentarse a una nueva pandemia, justamente un año después de la declaración de la OMS.
En esta tesitura, el más grave error cometido por el gobierno del presidente López Obrador y por el responsable de la conducción de la estrategia sanitaria, Hugo López-Gatell, ha sido el no mirar hacia el exterior, así como el nulo aprendizaje de las experiencias europea y asiática.
Hace un año, mientras el gobierno chino y la Organización Mundial de la Salud sonaban la alarma como resultado del brote, el presidente López Obrador – y otros como el británico Boris Johnson y el brasileño Bolsonaro- desdeñaba las advertencias internacionales y exhortaba a los mexicanos a abrazarse mientras él mismo se mostraba ridículamente protegido por estampitas y amuletos.
Hoy dia el gobierno mexicano tiene la ocasión para evitar los errores del pasado. Virólogos y epidemiólogos europeos advierten ante las autoridades de sus paises sobre los riesgos de una nueva variante que pudiese suponer un nueva enfermedad derivada de la covid-19.
Ello podría conducir a una nueva pandemia, mientras que la eficacia –y abastecimiento- de las vacunas queda en suspenso. El viejo continente se encuentra amenazado por una mutación que obligaría, eventualmente, a la reconfiguración de la estrategia sanitaria. En otras palabras, Europa se encuentra en la antesala de un agravamiento brutal de la crisis sanitaria.
El gobierno mexicano no debe cometer los mismos errores.
El presidente López Obrador debe obligatoriamente acercarse a los expertos internacionales y a los comités de salud responsables de abordar las problemáticas de la nueva variante.
Hugo López-Gatell, derivado de sus errores y su descrédito público, debe ser cesado, y si resulta pertinente, el propio secretario Alcocer debe ser sustituido por un funcionario competente que sea capaz de diseñar una nueva estrategia en consonancia con los desafíos que vienen de Europa, y que responda a la emergencia presentada por las variantes de la covid-19, pues no hay sitio para nuevos errores.