El día de ayer la Cámara de Diputados finalmente aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2021. Este instrumento tiene ahora una especial relevancia si se considera que será el último presupuesto aprobado por la LXIV Legislatura, en medio de una coyuntura dramática como el incremento incontrolable de los contagios de covid-19, y en un ambiente político caracterizado por las rivalidades entre algunos gobernadores y el presidente López Obrador.
La aprobación de PEF no estuvo exenta —como no se podía esperar de otra manera— de acalorados debates en la cámara baja en torno a temas como las aportaciones federales a las entidades, la reducción del presupuesto del INE y los fondos destinados al sector salud.
Según ha trascendido, la mayoría morenista, a pesar del rechazo de la oposición, optó por no etiquetar los recursos destinados a la compra de la vacuna contra el virus SARS-CoV-2. Esto ha generado un buen número de críticas en torno a la decisión del Legislativo de dejar espacios de discrecionalidad al ejecutivo federal, y en particular, a la secretaría de Hacienda, para la erogación de los recursos.
Según arguyeron los diputados de Morena, el dinero destinado a la vacuna estará integrado en lo establecido para el rubro de salud. Nada sorprendente. Sin embargo, la decisión del partido mayoritario levanta cuestionamientos pues parece generar incertidumbre sobre la responsabilidad del Ejecutivo de destinar esos recursos a la adquisición de la vacuna.
La autoproclamada 4T, tan efectiva en la búsqueda de clientelas electorales y en su pugna contra la Alianza Federalista, parece añadir un elemento de preocupación en la ciudadanía pues no garantiza en el documento que efectivamente se erogarán fondos para su compra. René Juárez Cisneros, coordinador de la bancada de PRI en San Lázaro encabezó la batalla al lado de otros diputados como el panista Juan Carlos Romero Hicks.
Adicionalmente, el no etiquetado podría ser objeto de manipulación por parte del Ejecutivo frente a los gobiernos estatales, pues el manejo y control de la pandemia representa una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. Esto podría, a la postre, dañar políticamente al partido de los gobernadores en turno de cara a los comicios de 2021.
En suma, el PEF ha sido aprobado en medio de una crisis sanitaria sin precedente, ante una inminente regresión hacia el semáforo rojo en la Ciudad de México, cuando el país se acerca inexorablemente al millón de contagiados, y con un presidente quien no ceja en su empeño de empujar proyectos costosísimos de escaso valor en el mediano plazo.
¿Por qué no fueron etiquetados los recursos destinados a la compra de la vacuna? ¿Cuál ha sido la lógica política del presidente y de los diputados morenistas? La salud no debe ser, bajo ninguna circunstancia, objeto de chantaje político ni moneda de cambio. Al tiempo.