La semana pasada escribí sobre los Consejos Técnicos Escolares (CTE) que se llevan a cabo en los planteles de Educación Básica del país, y pregunté, entre otras cuestiones, si la “Guía de trabajo” que se utiliza en éstos era o no una Agenda Educativa. A lo largo del texto expuse, brevemente, algunos argumentos para contestar a esa sencilla pero significativa pregunta.
Llegué a la conclusión, y ahora lo sostengo, que lo necesario y pertinente en la escuela, sobre todo la pública, es confeccionar una Agenda Educativa (no simplemente una “agenda coyuntural de trabajo”) para desarrollarla en el corto, mediano y largo plazos, a partir de ejes, prioridades y problemas educativos específicos que, con amplia participación, habrían de encarar las comunidades educativas en lo concreto, sin burocratismos, y sin caer en reuniones “rutinarias” (sólo para cumplir); juntas que, al parecer, sólo alimentan las necesidades de control central burocrático de la SEP y de las Secretarías de Educación de las entidades federativas.
¿Qué se puede retomar de los CTE debido a que no todo está mal hecho? ¿Cuáles son las alternativas al tipo de CTE que hoy se lleva a cabo? En esta oportunidad, y para abrir o continuar con el debate, comparto algunos de los comentarios que colegas y lectores en general, enviaron (sobre todo a través de redes sociales digitales), en torno a este proceso, los cuales me parecieron importantes y que se han dado en el curso de diálogo abierto que representa la marcha de los Consejos Técnicos Escolares en la Educación Básica en México, hoy.
Hacia un diálogo circular sobre el CTE
En SDP Noticias se publicó el siguiente comentario de Selene García Beas:
“Pues yo prefiero estos CTE, donde se nos permite hablar e intercambiar estrategias, a los anteriores donde todo era puro maquillaje de cifras y evidencias, y era pura presumidera entre supervisores de quién tenía las mejores acciones y escuelas, y en la realidad ni se hacían. En su mayoría.”
En el sitio “Profelandia”, donde se reprodujo el texto originalmente publicado en SDP Noticias, que lleva el título: “SEP: La Guía del CTE no es una Agenda” (31 de enero, 2020), se expresaron, entre otros, los siguientes comentarios:
Román Pérez Torres:
“Las Guías para sesiones de CTE no son agendas educativas formales, sino sugerencias de acciones mínimas a tratar. Los lemas fordianos, como otros,
pueden o no motivar a la integración de equipos docentes colaboradores y productivos y, efectivamente, revelan pobreza de ideas pedagógicas más estimulantes”.
Alejandra López:
“Estas reuniones tienen su origen hace mucho más de 20 años, sin embargo, el tiempo de sólo una sesión es muy limitado para darle continuidad y consistencia a las propuestas o reflexiones necesarias. Creo que son altamente pertinentes para dar sentido a la educación en México, aquí se plasma su sentido y directrices, sin embargo, creo que dejarlos tan abiertos es libertad, pero cuando los docentes no saben bien para qué, he ahí el desfase.”
Reynaldo Romero:
“Muy pertinente su análisis !!! No hay seguimiento y congruencia entre la 2da. y 4ta. sesión ordinarias, algunos profes mostraron decepción al ver el contenido de esta 4ta. Guía. Están propiciando que los maestros pierdan credibilidad en esta Estrategia de Revitalización de los CTE !!! Es urgente que los diseñadores de estas Guías “se pongan las Pilas” !!! Saludos desde Chihuahua.”
En la red Twitter también se manifestaron algunas voces en torno al texto relativo al CTE:
“Mario Munguía Ávila:
“Alcanza para elaborar una estrategia para mejorar la enseñanza de una asignatura, pero no es lo que se pide, sino un papeleo interminable que no sirve para mejorar el aprendizaje.”
Catalina Inclán:
“Y que tampoco sirve para retroalimentar la política, me pregunto: ¿A dónde (va) toda la información que los maestros registran? ¿Para qué sirve y qué se hace con ella? ¿Cómo se convierte en referencia para decidir el siguiente CTE?”
María del Pilar Guevara:
“Y que en el encuentro entre escuelas haya congruencia entre los temas que se abordan y un seguimiento.”
Debido a que el debate sobre el CTE está abierto, en el texto de referencia me pronuncié a favor de que los CTE (y particularmente los CTE “Interniveles”, que se han puesto en marcha durante el presente ciclo escolar), cambien sus contenidos y pasen de una Guía “centralizada” a una Agenda Educativa autónoma con las características antes mencionadas. Me refiero a una Agenda Educativa que permita el abordaje de los asuntos específicos concernientes a las tareas docentes, directivas (situadas) y de asesoría técnica, y su relación con los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como con la formación integral de los participantes de los procesos educativos. Por otra parte, manifesté que no existe, en los CTE que hoy operan en la mayoría de las escuelas públicas, una lista ordenada, de manera lógica (teórica) ni práctica, de puntos a tratar o para realizar los análisis pertinentes y las discusiones oportunas sobre temas-procesos-propuestas educativos con sentido crítico y a profundidad.
Sobre lo expresado en el texto anterior, y una vez revisados los comentarios más relevantes en torno al artículo de opinión referido, agregaría lo siguiente:
1) Los CTE tienen vetas de oro rescatables, en tanto es un espacio colegiado técnico-pedagógico y de organización general y específica para atender los problemas prioritarios (pedagógicos y no pedagógicos) de la escuela. Quizá lo que hace falta es focalizar sus contenidos, es decir, los términos de la agenda educativa que se aborda, no por sesión aislada, sino como un conjunto de ejes, problemas, necesidades o conflictos para abordar o desarrollar en el corto, mediano y largo plazos, a través de métodos o procedimientos consensuados por la comunidad educativa.
2) Si bien las iniciativas técnico-pedagógicas surgen de los CTE, como resultado de los análisis y reflexiones desarrolladas por las figuras educativas, la puesta en práctica de las acciones educativas habrán de estar a cargo, y con participación comprometida, de los distintos integrantes de la comunidad educativa (familias –no sólo papás y mamás-, estudiantes, personal de apoyo, directivos escolares, docentes, entre otros). Justamente, una de las quejas más sentidas de diferentes grupos de docentes y directivos durante la sesión del 31 de enero pasado, fue en el sentido de que las iniciativas educativas y pedagógicas no tenían eco en los hogares. Por ello es necesario construir agendas educativas autónomas (no centralizadas), de amplio alcance, de largo aliento, pero orientadas a atender los problemas específicos de aprendizaje y del desarrollo integral de las niñas y los niños, así como de las y los jóvenes, con amplia participación social.
3) Independientemente de la concepción de CTE que se estableció desde su revitalización (2013), cuyo defecto radica en pensarlo sólo para escuelas de organización completa y de una sola jornada escolar, conviene recuperar a este espacio de planificación y de organización transversal (interniveles) del proyecto escolar, pero esto tendría que hacerse de manera articulada, consensuada, autocrítica y propositiva, a través de la reflexión y del debate libre de las ideas. Y nunca concebido como un medio para establecer el control burocrático del magisterio.
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