“Convencido de que el socialismo es el único sistema que puede alcanzar la justicia, creía que era imposible que la alcanzara sin la democracia y el pluralismo religioso e ideológico.”
Pablo González Casanova
Este 11 de febrero, don Pablo González Casanova cumple 98 años. En ocasión de este casi centenario de su nacimiento, y como homenaje a este importante académico, constructor de las Ciencias Políticas y Sociales en México y en América Latina, comparto una selección de notas sobre su vida y obra.
En una reseña del libro de Jaime Torres Guillén, “Dialéctica de la imaginación: Pablo González Casanova, una biografía intelectual”, (México: La Jornada/Demos, 2014), Julio Labastida afirma, sobre las aportaciones del pensamiento político de don Pablo González Casanova (PGC): “En cuanto a la contribución de la obra de González Casanova a la sociología, Torres Guillén considera acertadamente que la publicación de su libro La democracia en México representa un parteaguas en los análisis del sistema político mexicano. Podemos añadir que en este texto integra muchos de los temas y conceptos sobre los que había trabajado y escrito con anterioridad, y al mismo tiempo abre una nueva agenda de investigación sobre México. Como señala Lorenzo Meyer, “para muchos intelectuales y académicos mexicanos, es el primer gran estudio general del sistema político mexicano contemporáneo hecho por un mexicano” (citado por Torres Guillén, p. 54).” (1)
Así se expresa también Labastida con respecto a la trayectoria de don Pablo: “Al ser designado sucesivamente director de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales y del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), González Casanova introdujo transformaciones tan radicales en la docencia y en la investigación, al ampliar y actualizar sus contenidos y objetivos, que colocó a ambas en el mapa mundial de las ciencias sociales y de la sociología en particular.”
Sobre la “La democracia en México”, en especial, Labastida apunta lo siguiente: “Otro aspecto importante que considerar es que en dicho libro, González Casanova, a partir de la sociología funcionalista y el marxismo, construye una argumentación que le permite encontrar una convergencia respecto del tipo de cambios que considera necesarios y posibles en México… Finalmente, otra aportación para mí importantísima del multicitado libro es que “desnuda al emperador”, porque fundamenta con elementos empíricos las bases políticas y sociales en que se sustenta el funcionamiento autoritario del régimen posrevolucionario, es decir, el presidencialismo y el partido de Estado, donde convergen y se negocian los intereses de los grupos políticos y económicos dominantes.”
Por otra parte, y situándonos específicamente en los esquemas de análisis críticos sobre las Ciencias Sociales, en el prólogo del libro “La falacia de la investigación en Ciencias Sociales”, de González Casanova, Adam Schaff afirma lo siguiente con respecto al pensamiento de don Pablo, pues advierte en torno a los riesgos que encierra una práctica de la investigación y la innovación en ciencias sociales, que estaría ceñida por la “dominación de los métodos cuantitativos… y la despreocupación por el aspecto cualitativo de los problemas implicados”. (2)
Marcos Roitman (3), entre otros, también se ha expresado acerca de la trayectoria y la significativa obra de don Pablo: “…es patrimonio de la humanidad. Su vocación humanista lo lleva desde la sociología a la ciencia política, la economía, la historia, la antropología, las ciencias de la vida, la materia o las llamadas ciencias de la complejidad.”… “Las relaciones sociales de explotación, las estructuras del colonialismo interno, la lucha por la democracia y el desarrollo son pilares sobre los cuales descansa la obra de Pablo González Casanova. En su condición de ciudadano y científico social, asume la responsabilidad ético-política del hombre comprometido con su tiempo y realidad social. Desde los valores y los principios democráticos, se enfrenta al poder.”… “Pablo González Casanova no se enamora de sus ideas: las desarrolla como parte del trabajo intelectual. Evolucionan y están al servicio de una ciencia comprometida con los valores de la liberación, la democracia y el socialismo. La necesidad de un mundo alternativo al neoliberalismo obliga a construir un conocimiento donde el saber democrático suponga repensar las tecnociencias y las ciencias de la complejidad. Para comprender los cambios de fin del siglo XX, González Casanova descifra el código sobre el cual se edifica el colonialismo global del siglo XXI”.
“La posibilidad –dice Roitman- de una alternativa democrática estriba en [cita a PGC…] la “necesidad de conocer las nuevas ciencias y tecnociencias no sólo para realizar un estudio del papel que estas últimas cumplen en la redefinición del sistema de dominación y acumulación capitalista, ni sólo para formular la crítica a las mismas por su carácter ideológico, particularista y enajenante, sino, también, como conjunto de conocimientos que pueden ser útiles a las fuerzas alternativas para defenderse del sistema dominante y construir el poder alternativo que sirva para alcanzar sus propias metas de democracia con justicia social, con capacidad de decisión de los pueblos, las ciudades, los trabajadores, y para implantar políticas alternativas de acumulación, distribución, seguridad, educación, salud, medio ambiente, pluralismo religioso, ideológico, político, en que pueblos, trabajadores, ciudadanos, con respeto a sus autonomías y a sus soberanías, redefinan los valores universales y particulares. Las nuevas ciencias formarán parte del nuevo proyecto alternativo emergente. Someterlas a una crítica rigurosa es necesario pero insuficiente. Se requiere dominar su lógica y su técnica para defenderse de ellas, o para utilizarlas y adaptarlas al proyecto liberador.”
Según Roitman, don Pablo trascurre por una nueva etapa en su trayectoria académica entre 1950 y 1969: “En estos años se asienta su compromiso antiimperialista, toma cuerpo su pensamiento y el marco referencial de sus categorías analíticas. Por un lado se perfila el debate central de la sociología empírica y el uso de métodos estadísticos aplicados a la investigación social. Su posición es clara: es necesario aplicar encuestas, cuestionarios, entrevistas y trabajo de campo, pero bajo una perspectiva que tamice el conocimiento proveniente de la escuela empirista norteamericana. No descarta el estructural-funcionalismo. Desde sus límites, dirá, es posible recuperar parte de su arsenal metodológico. Para explicar el proceso social, sostendrá, se debe recurrir igualmente al materialismo histórico, método que aporta un conocimiento profundo de la realidad social concreta. En un señero trabajo sobre México, La ideología norteamericana sobre inversiones extranjeras (1955), despliega esta visión de las ciencias sociales. Más adelante se plasma en El don, las inversiones extranjeras y la teoría social (1957) y en Sobre la situación política de México y el desarrollo económico (1958). Su postura se sintetiza en Estudio de técnica social, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) en 1958.” (p. 14, versión digital)
González Casanova fue rector de la UNAM entre 1970 y 1972: “Su talante democrático –dice Roitman- supuso un vuelco en la vida académica de dicha casa de estudios. Durante su mandato se convocó por primera vez a toda la comunidad universitaria —estudiantes, profesores y personal administrativo— a discutir y solucionar los problemas. Todos serían escuchados y todos tomarían las decisiones. La democracia se generalizó en la UNAM. Los cambios se formularon en su primer año de gobierno. Se modernizaron las instalaciones, se mejoraron los servicios y se aumentó la planta de docentes e investigadores. Se creó el Colegio de Ciencias y Humanidades y los centros de investigación. Se creó un mayor número de unidades académicas dentro y fuera de la Ciudad de México para recibir a más jóvenes en sus aulas. Se planteó la universidad abierta. Sin embargo, durante su segundo año de mandato, una huelga charra acabó con su rectorado de forma espuria. Ante la opción de violentar la autonomía universitaria y permitir la entrada de las fuerzas policiales, ofreció su renuncia: otra muestra de su entereza e integridad. Hoy su gobierno es reconocido como uno de los más fructíferos. Tras su paso por la rectoría, reemprendió su labor académica.”
Según sus propios apuntes autobiográficos, Pablo González Casanova afirma lo siguiente con respecto a la evolución de su pensamiento político y académico (4): “Para alejar el peligro de una inminente esquizofrenia, concentré mis esfuerzos intelectuales en el estudio de los campos de intersección o confluencia de ideologías encontradas, más que con un afán de eclecticismo que yo mismo despreciaba, con el de descubrir combinaciones y permutaciones, que sin saberlo entonces, iban a ser la base de la evolución del neocapitalismo y sus mediaciones, y de muchos paradigmas de la realidad y las ciencias sociales. La salida o solución que encontré no fue siempre consciente; pero subyace a lo largo de la obra realizada y de sus oscilaciones entre las categorías marxistas y las estructural-funcionalistas, que tuve que analizar en ese libro sobre La falacia de las ciencias sociales al que le puso un prólogo que me encantó Adam Schaff, y que precisé en un libro pedante y obscuro que me propongo aclarar y traducir, y que publiqué bajo el título de Sociología de la explotación. En ambos, las clases y sus mediaciones alcanzaron una presencia que no puedo olvidar si quiero pensar. A una escala más próxima a la lucha política, con La democracia en México inicié una exploración de la libertad, de la participación y representación en el gobierno y el Estado, del problema de la soberanía nacional y estatal, y de la necesaria confluencia en el proyecto de quienes piensan o pensaban con filosofías empiristas o marxistas. En mis posiciones políticas personales decidí no meterme en ningún partido, y ser un intelectual orgánico de la universidad, que en nuestros países busca adelantar la civilización contra la barbarie. Defender e impulsar la universidad y las luchas por la democracia, la liberación y el socialismo en América Latina y el mundo, me llevó a privilegiar las posiciones tácticas de la izquierda del gobierno mexicano y del lombardismo, aunque con más simpatía que ellos por los comunistas, y con más empatía con los católicos y liberales del PAN, en los que siempre destaqué a los que sacaron a la derecha mexicana de las cavernas, encabezados por el maestro Gómez Morín…”. (p. 68, versión digital)
Después de casi diez décadas y luego de más de 60 años de vida académica fructífera, considero que don Pablo, uno de los principales pensadores y actores por la democracia, o a favor de las luchas sociales de liberación, de las contiendas antihegemónicas o anticolonialistas en México y América Latina, ha seguido un camino congruente de investigación en ciencias sociales, siempre con alto nivel de exigencia académica; siempre con una actitud y un constante ejercicio del pensamiento crítico y autocrítico; pero también, la de don Pablo, es una personalidad congruente como actor comprometido con las causas y las demandas sociales, así como con las reivindicaciones históricas de los de abajo.
Fuentes:
(1) Julio Labastida. Dialéctica de la imaginación: Pablo González Casanova, una biografía intelectual. Revista Mexicana de Sociología 77, núm. 3 (julio-septiembre, 2015) ISSN: 0188-2503 (versión impresa). (Reseña del libro: Jaime Torres Guillén. Dialéctica de la imaginación: Pablo González Casanova, una biografía intelectual. México: La Jornada/Demos, 2014, 605 pp.)
http://mexicanadesociologia.unam.mx/index.php/v77n3/27-v77n3-res3
(2) Schaff, A. (1987); prólogo en: González Casanova, P. La Falacia de la Investigación en Ciencias Sociales. Océano. México.
(3) González Casanova, Pablo. (2015) De la sociología del poder a la sociología de la explotación: pensar América Latina en el siglo XXI / Pablo González Casanova ; antología y presentación, Marcos Roitman Rosenmann. — México, D. F.: Siglo XXI Editores ; Buenos Aires: CLACSO.
(4) Misma obra.
jcmqro3@yahoo.com
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