Retomo un comentario propio dado a conocer, por este medio, sobre la educación básica en Querétaro (1). Lo recupero y extiendo hacia otros niveles educativos, porque pienso que la sociedad queretana y del país, requieren de información puntual, y su respectiva lectura, acerca de los avances, o no, de las políticas públicas educativas ejecutadas, en lo local, estatal y nacional.

La eventual coyuntura del cambio de gobierno, en 2021, es una oportunidad propicia para enfocarnos a un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas sobre el ejercicio de gobierno, no como actos de control en el vacío, sino como actos democráticos, sobre todo si aspiramos a contar con gobiernos representativos, que se apeguen a las necesidades y demandas de la ciudadanía, y que no se sirvan de ella sólo para satisfacer intereses de pequeños grupos.

Como sabemos este año habrá cambio de gobierno en Querétaro (septiembre-octubre). También se darán relevos o reelecciones en las 18 presidencias municipales de la entidad; lo mismo sucederá con la integración de la legislatura local. Por lo tanto, junto con las elecciones constitucionales (federales) intermedias, el año 2021 es un año de intensa actividad política en el territorio queretano, desde ahora, a partir de las campañas políticas que están a la vuelta de la esquina y de la jornada electoral que se celebrará en junio.

Evaluación y políticas públicas educativas

¿Cuáles han sido los procesos y los resultados en materia de evaluación de la educación pública en lo que va de la gestión del gobierno estatal (2015-2021), luego de más de cinco años en el ejercicio del poder y a menos de un año de su conclusión?

En octubre del año pasado abordé y opiné, mediante un análisis de contenidos, lo registrado en un documento oficial: el Programa Sectorial de Educación, Querétaro 2016-2021. En esta oportunidad hago una breve revisión sobre la estadística del sector educativo de ese estado.

De acuerdo con las cifras dadas a conocer por las autoridades educativas del gobierno de Querétaro (2), durante el inicio del ciclo escolar 2019-2020, el 53% de la matrícula escolar estaba ubicada en la Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria); el 13.83% en educación media superior; y el 14.43% en la educación superior, mientras que el 1.21% estaba integrada por la población de educación inicial y especial.

Un desglose de la cobertura de la educación preescolar, en la misma entidad federativa, indica que, del total atendido en el estado, el 75.8% (68 mil 183 estudiantes) asiste a las escuela pública, mientras que el 24.2% (21 mil 731 estudiantes) lo hace en escuelas privadas; esto sobre la base de un total de 89 mil 914 estudiantes registrados al inicio del ciclo escolar 2019-2020.

En cuanto al porcentaje de alumnos que asisten a escuelas públicas (federal transferido) del nivel educativo “Preescolar”, entre la población total de la edad correspondiente a ese nivel educativo, en Querétaro se registra un 53.6 por ciento de cobertura.

Conviene recordar que Querétaro, como entidad, se ha destacado por el incumplimiento, con creces, en la cobertura de un segmento importante de la Educación Preescolar (específicamente en niños y niñas de 3 a 4 años). De acuerdo con datos de la estadística oficial de la SEP (2017-2018), Querétaro tenía una cobertura de alrededor del 20 por ciento en este grupo de edad (sobre este indicador y para este grupo de edad, el Estado de Hidalgo registra una cobertura de 45-47%).

Reitero las preguntas planteadas hace algunos meses y que no pierden actualidad: ¿Las autoridades estatales podrían decirnos cuál es el porcentaje actual, al término del sexenio, en ese rubro (Preescolares de 3-4 años)? Y si se logró un avance ¿en qué proporción? Y si no ¿Por qué no se ha rebasado esa meta o esa cifra? Cabe señalar que la cobertura universal y la obligatoriedad de la Educación Preescolar se estableció, en México, desde 2002 en las leyes federales.

Puntos no tan negros en el arroz

El doctor Pedro Flores Crespo, el mes pasado escribió y preguntó esto sobre la estadística educativa en Querétaro, a partir de datos publicados por el INEGI. Específicamente comentó sobre la evolución de la escolaridad y la matrícula de la educación media superior:

“…sobresale que el promedio de escolaridad, medido en grados cursados, de esta entidad es mayor al promedio nacional (10.5 y 9.7 grados, respectivamente). ¿En qué conductas y hábitos se traduce que los queretanos de 15 años y más tengamos un grado mayor de escolaridad? ¿Somos más críticos de nuestros respectivos gobiernos que el resto de la población?” (3)

Así continúa la reflexión de Flores Crespo: “Es importante además hacer notar que Querétaro elevó más, en diez años, su escolaridad que el promedio nacional e incluso, que la Ciudad de México. De 2010 a 2020, nuestra entidad subió su tasa de escolaridad en 1.6 grados (de 8.9 a 10.5), mientras que a nivel nacional y en la CDMX este indicador se movió 1.1 y un grados, respectivamente. ¿Fue esta alza más acentuada resultado de las políticas educativas estatales? ¿O fue también consecuencia de la inmigración al estado de personas altamente calificadas? No hay que olvidar que Querétaro, según el mismo Censo, es la tercera entidad federativa con el saldo migratorio positivo más alto después de Quintana Roo y Baja California Sur.”

Quizá esas preguntas se podrían despejar si se hiciera un estudio sistemático y riguroso sobre el origen de los estudiantes matriculados en la educación media superior o bachillerato en la entidad.

Querétaro también registró tasas de matriculación igual o más altas que el promedio nacional en el ciclo escolar 2019-2020. Pero con un matiz: mientras que para el ciclo escolar 2000-2001, 29 de cada 100 jóvenes en edad de cursar el bachillerato lo hacían, para el periodo 2019-2020, esta proporción ascendió a 63 por ciento. Esto representa un aumento de 53 puntos, siete por arriba del promedio nacional. ¿Por qué avanzó Querétaro más que el resto del país en términos de inscribir a más jóvenes en la prepa? Pregunta de política pública que habrá que responder.”

¿Panorama sombrío?

Respecto al tipo de sostenimiento o financiamiento y de organización, en la educación especial, las autoridades locales informan que el 97.5% de la matrícula era atendido por instituciones públicas y sólo 2.5% por privadas; en educación básica, el 81.9% por las públicas, mientras que el 18% por las privadas. Por su parte, en la educación media superior se registraba un 73.6% de la matrícula escolar en instituciones educativas públicas y 26.4% en privadas; y en educación superior se tenía un 55.13% en instituciones públicas y 44.87 en escuelas privadas.

¿Esto significa, entre otras cosas, que para las y los jóvenes queretanos o radicados en la entidad, las posibilidades de acceder a la educación superior pública, año con año, se ven cada vez más reducidas?

En efecto, es necesario hacer una revisión más exhaustiva y profunda sobre los avances o retrocesos registrados en materia de políticas públicas educativas durante la última década, o quizá durante los dos sexenios recientes, en Querétaro. Ésta es una tarea que queda como pendiente para los organismos públicos que se dedican a estas cuestiones, es decir, al estudio de las políticas públicas educativas, dentro y fuera del gobierno.

Fuentes consultadas:

(1) “La Educación Básica en Querétaro (2015-2020)”, SDP Noticias, 14 de oct., 2020.

(2) https://www.usebeq.edu.mx/PaginaWEB/content/Estadisitica/INICIOC/INICIO2019-2020/

(3) Pedro Flores Crespo. “Querétaro: Política educativa e información”. Educación Futura, 31 de enero, 2021.

https://www.educacionfutura.org/queretaro-politica-educativa-e-informacion/