Si hay una constante en el pueblo de México es la sed de justicia. No han sido en vano los saqueos que por años han sangrado las arcas -y las vidas- de millones. Es claro que atrás del uso indebido de recursos públicos y desvíos no sólo hay dinero perdido, sino cosas que se dejaron de hacer para cumplir con el hambre desmedida de una clase política insaciable.
El mal es sistémico y tiene una estructura circular casi perfecta: Ganar votos cuesta dinero -mínimamente para darse a conocer- y llegar al poder incita el deseo por permanecer en él. Para lograrlo, necesitan más dinero que logre sufragar campañas permanentes, publicidad para dar a conocer sus actividades, giras, eventos, financiamientos partidistas y “guardaditos” para temporadas electoreras -muchas veces con cargo al erario o en supuesta comunicación institucional-. Sin ánimo de justificar: ¿Habrá un sólo presidente que haya salido de su cargo con limpieza total de conciencia o de actos? Lo dudo.
La publicidad cuesta y algunos que no leyeron bien los ánimos del país, apostaron a inflar sus cuentas con fines electorales y publicitarios, llenando también las de medios tradicionales o digitales para seguir alimentando a la bestia sistémica, que castiga a la corrupción en ley pero la incentiva en pasillos. No es casualidad que el gobierno de Peña Nieto destinara 60 mil millones de pesos al pago de publicidad gubernamental, discrecionalmente, sin criterios y con poca o nula rendición de cuentas.
López Obrador logró que 6 de cada 10 salieran de casa a expresar el enojo en las urnas y castigar con su voto a la clase política que les abandonó hace ya muchos años, y seguramente logrará que mínimo 3 de cada 10 mexicanos exijan juicio a expresidentes. El despliegue que simpatizantes y militantes de su partido ya orquestan para reunir las firmas necesarias tiene un reto tan grande como su voluntad. Hay sed de justicia pero también hay desempleo, crisis, pobreza y hambre.
¿Pero verdaderamente es prioridad el despliegue de militantes para conseguir firmas? ¿Máxime cuando no hay impedimento legal para hacerlo? El único ex presidente que ha sido juzgado y que no requirió ninguna reforma constitucional para ser procesado fue Luis Echeverría, consignado por la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado de la extinta PGR. Fue juzgado respecto de la matanza contra estudiantes universitarios en 1968 y 1971. EL juez libró hasta dos órdenes de aprehensión en su contra, estuvieron firmes en todo momento a pesar de que el juicio se llevó sin su detención y que tuvo como final una absolución.
Ese perverso error sistémica de reflectores que construyen preferencias y popularidad junto con la voluntad de mediatizar las decisiones sobre lo que más dolor le causa a México es el mismo responsable de que el Presidente más deseado de la historia prefiera fortalecer su marca electoral que atender la inminente crisis.
Son excluyeres porque los recursos son limitados. Es un error histórico a pesar del gran cálculo político: la consulta para juzgar a ex presidentes logra poner en debate el recuento de los cínicos actos y abusos cometidos por todos los que antecedieron a Obrador. Su campaña de contraste se fortalece y de cara al 2021 una certeza se tendrá: no vamos bien pero definitivamente es mejor avanzar chueco entre buenas voluntades, que no avanzar ni tener un esfuerzo mínimo por atender a quien lo necesita. Sin oposición decente, entre la oferta para 2021 que únicamente tiene a personas vinculadas con malos manejos, corrupción, abuso de poder y desvíos como caras, Morena seguirá siendo el menor de los males para el votante promedio. ¿Pero a qué costo?
Ante la pandemia por Covid-19, BBVA estimó 12 millones de personas caerán en pobreza y con ello, en la carencia de alguno de los satisfactorios básicos.
Según Forbes, eso significa que cada día serán 32,786 nuevas personas en pobreza o hasta 1,366 por hora. El mejor de los escenarios de BBVA espera una contracción del PIB en 7.0% para 2020, que se traduce en un aumento de 12 millones de personas en pobreza. Pero no es la única corporación que tiene ese panorama. Desde “bancos neoliberales” hasta organizaciones y el propio Banco de México, ya anticipa suspensión de las cadenas de suministros como parte del COVID, con afectación principal a México y Brasil, previendo un golpe directo a las cadenas manufactureras de la industria automovilística, electrodomésticos y productos electrónicos farmacéuticos.
Se puede juzgar sin consultar aunque consultar brinde legitimidad. Pero con hambre y sin trabajo, antes que consultas, tendría que atenderse el combate a la brecha digital y un sistema de alimentación universal. Lo demás es lo de menos. El liderazgo histórico no puede limitarse a batallas contra seres del pasado que dejen a más caídos de los que el propio sistema convaleciente ha dejado.
POR CIERTO. Martín Moreno en Crónica del resentimiento mexicano evoca a Octavio Paz para explicar que "nosotros los mexicanos somos los descendientes de la Malinche, la india que se entregó voluntariamente a Hernán Cortés" Así como somos hijos de la chingada y “El pueblo mexicano no perdona su traición a la Malinche. Ella encarna lo abierto, lo chingado, frente a nuestros indios, estoicos, impasibles y cerrados”, como decía Paz, así los mexicanos no perdonan absolutamente nada de lo que se ha sangrado de su tierra y de su dignidad. La aplastante mayoría le dio a López Obrador la legitimidad y autoridad moral suficiente para juzgar ex presidentes sin consultar. Fue elegido para eso: combatir la corrupción y dar justicia. Esa voluntad quedó impresa el 1 de julio. Lo que hoy toca, querido presidente, es GOBERNAR y contener los estragos de todas las crisis que hoy enfrentamos.