Claro que la gran deuda con la clase trabajadora sigue siendo el salario mínimo, en el 2018 este tuvo una recuperación superior en el poder adquisitivo a tiempos del 2012. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto el salario mínimo tuvo una pérdida en el poder adquisitivo, el salario mínimo era de 4.33 dólares diarios, mientras que en el sexenio de Calderón fue de 4.84 dólares diarios, hace un año el salario mínimo quedó en 5.22 dólares diarios, logrando una recuperación en el poder adquisitivo con respecto al que había en el sexenio de Calderón de 38 centavos de dólar, para el año 2020 el salario mínimo será de 6.47 dólares, es decir una recuperación histórica de 1.6 dólares con respecto al último registro del presidente Calderón.
Claro que es una cifra sin precedentes, muy lejos de los 8 dólares que pagan los gringos por hora, pero sí es una ganancia al poder adquisitivo en México, ahora proporcionalmente con el salario mínimo se podrá comprar lo mismo que en el año 2012 más 1.6 dólares más, se podrá gastar 30.4 pesos más diarios que en el año 2012.
El fenómeno económico en México es que se creció muchísimo a nivel macro, antes del TLC entre México y USA había un comercio aproximado de 35 mil millones de dólares anuales, donde los gringos le vendían más a México, ahora es de más de 450 mil millones de dólares anuales, de donde los mexicanos le venden más a los gringos hasta en ochenta mil millones de dólares, sin embargo, eso solo se veía reflejado en la industria y no en la economía del trabajador, ya que el salario mínimo no crecía, es decir mientras que el comercio internacional creció trece veces el salario mínimo no creció ni la mitad.
Tristemente en el mundo del neoliberalismo hay una fórmula infalible, mientras más ricos son los ricos más trabajadores tienen trabajo, mientras menos crezca la riqueza de los ricos menos trabajos hay para los trabajadores. La única forma de reducir la brecha entre ricos y pobres es a través del salario mínimo, pero esa reducción de brecha nunca estará enfocada a que el pobre obtendrá la cantidad de los recursos del rico. La diferencia entre el rico y el trabajador no es la riqueza que tiene el rico, la diferencia es la capacidad que tiene el rico para arriesgar recursos. Para equilibrar una economía sustentable es que el trabajador deberá tener un salario mínimo justo.
En una encuesta de Profeco hace 12 años decían que si el trabajador ganaba 9 mil pesos digamos 14 mil de ahora, entonces dejaba de consumir pirata y prefería comprar originales, si los trabajadores obtienen el mínimo indispensable para lograr una forma en constante mejora, entonces los trabajadores son más estables y apegados a la ley.
Pero como todo, hay un pero, el incrementar el salario mínimo, pues al gobierno no le duele, el gobierno ajusta el salario a las condiciones de coyuntura y la coyuntura de hoy es el T-MEC y sus socios están exigiendo condiciones laborales mejores para los trabajadores mexicanos, para evitar el flujo migratorio de los mexicanos al norte, pero el gobierno no son los responsables de pagar el salario mínimo, son los patrones. Para poder pagar un incremento del 20%, los patrones tendrán que hacer los ajustes correspondientes, aumentan los precios de sus productos o servicios, lo cual genera inflación, reducen las utilidades, que dado el nivel de bondad de los patrones será lo más seguro que hagan o corren gente, eso sin pensar en las compañías que tendrán que cerrar por no contar con la capacidad de poder enfrentar los compromisos impuestos por el gobierno.
Siendo un país que mantiene un crecimiento constante por ejemplo de un 2%, el empresario podría tomar una cuarta alternativa, aprovechar ese crecimiento constante para atender los compromisos con sus trabajadores, sin embargo, el país no solo no creció, tiene una pérdida en su PIB, que representan 18.8 millones de salarios mínimos anualizados, es decir el empresario no solo tiene que pensar en incrementar a sus trabajadores un 20% proporcional al salario mínimo, además previamente tiene que hacer los ajustes que representan una economía en recesión.
Con todo y el incremento al salario mínimo, este apenas alcanza menos de una tercera parte de lo que se consideraría punto de equilibrio entre el bien y el mal tomando el ejemplo de la encuesta de Profeco, y aun así queda en menos de una cuarta parte del salario mínimo gringo, bueno, pero sin el riesgo de tener que ir a trabajar por allá.
Para incentivar a las empresas para esto del incremento del salario mínimo, el gobierno debería de incluir un subsidio, o un acreditamiento de impuestos para los efectos que causa esta medida, ya que el simple incremento tiene implicaciones en el costo social de las empresas de manera inmediata.