Es hijo de «Ella, la Coatí» que dio a luz en nuestra casa, por eso le llamamos «Junior, el Coatí»
A mi esposa y a mí nos busca por las ventanas hasta que nos encuentra para socializar. Le agrada la atención que recibe sobre todo cuando le damos trozos de plátano. Es su platillo favorito. Lo prefiere frito a temperatura ambiente. Por la tarde duerme una siesta en la orqueta del árbol cerca de donde trabajo en la computadora y del recipiente azul donde están sus croquetas.
Cuando hacemos parrillada, se acerca curioso y con buen apetito. «Junior, el Coatí» parece un pequeño oso de peluche y con su carácter agradable, expresivo, alegre y cariñoso le gana el corazón a todos los que lo ven. Se acerca a la alberca, toma agua, se moja, es un espectáculo. Los pequeños lo adoran, también los mayores. Aunque es cariñoso, no dejo que nadie lo toque. Es mejor darle su espacio. «Junior, el Coatí» se va temprano a una casa que le hicimos donde él duerme protegido. Salvo que llegue su mama «Ella, la Coatí» que de inmediato toma ese lugar. «Junior, el Coatí» es más fuerte, pero respeta a quien le dio la vida.
El Coatí es venerado en la Mitología Maya. En su folklore es conocido como el payaso o el bromista. En excavaciones arqueológicas en ciudades y asentamientos prehispánicos antiguos se encontraron mucha cerámica, como embarcaciones que tomaban la forma del Coatí. De hecho, su nombre viene del vocablo maya por su prolongada nariz y olfato. Pueden subir rápidamente un árbol. Como sus tobillos pueden girar más de 180 grados pueden bajar de un árbol cabeza por delante.
Así que al cautivador Coatí, le gustan las bromas, es tan glotón como es travieso. Como tiene un fenomenal olfato, le agrada mucho que se le esconda comida, así como el también esconde un siniestro secreto que fácilmente nos puede parecer increíble. Durante su crecimiento, son tranquilos y adorables, sin embargo, su comportamiento se torna agresivo al alcanzar su madurez. Podemos decir que las apariencias engañan. El simpático Coatí, es el caso de un animal muy sociable y aunque lo disimule muy bien, así como es adorable, también es un valiente, poderoso y peligroso depredador. Es pariente del Glotón (Gulo gulo). Fornido de ferocidad y fuerza desproporcionada a su tamaño.
Los Coatí son veloces para utilizar sus grandes colmillos y afiladas garras. Se debe tratar con mucho respeto al Coatí, como a toda la fauna silvestre. Hay países como España que tienen prohibido comercializar al cautivador Coatí, o tenerlo como mascota. Así lo han enlistado en el Catálogo de Especies exóticas Invasoras, por lo que está completamente prohibido introducirlo a su territorio.
En nuestro País tenemos un magnífico patrimonio natural de fauna nativa que debemos todos de valorar. Es vital cuidar fervorosamente las enormes riquezas que tenemos en México. Por supuesto en primer lugar nuestra gente generosa, y trabajadora que hoy enfrenta una terrible situación de salud, y problemas económicos. Es momento de ser solidarios.
Hace unas semanas «Ella, la Coatí» nos dio otra la grata sorpresa, en su breve visita de unos cuantos minutos, acompañada con su tribu. Solo vino a presumir que nuevamente dio a luz en nuestra casa donde tiene un nido como de ave grande. Estamos felices, esta ocasión fueron 5 pequeños.
“Coatí” son mamíferos, Carnívoros, de la superfamilia Mustélidos, familia de los prociónidos, junto con los mapaches, los cacomixtles, las martuchas. El nombre científico de sus dos especies de “Coatí”: Nasua Nasua / Nasu Narica. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las incluye en peligro de extinción en la categoría “Preocupación menor” (LC). Lo hay en la zona tropical selvática de México, como la que hay al Sur y un poco al Norte de nuestro país. Lamentablemente en nuestro país aún no cuenta con apoyo. Afortunadamente en Honduras y Uruguay es apoyado, incluso en el Estado de Nuevo México en los Estados Unidos el “Coatí” es protegido legalmente hasta que su población se recupere.
Esperemos que en nuestro país la recuperación también logremos que suceda pronto.