La pluma del vómito, que es en lo que se ha convertido el reportero Carlos Loret de Mola para quien lidera el actual gobierno federal y muchos de sus cercanos alfiles, ha causando esta vez más daño que una simple basca al interior del régimen de la Cuarta Transformación (4T), generando una virulenta pugna entre radicales y moderados que gracias a la prudencia, oficio y colmillo del senador Ricardo Monreal no ha pasado a mayores, pese a haber sido colocado por el fatuo académico John Ackerman, para que lo mordieran los Leones.
En una actitud que más habla de desesperación que de cualquier otra cosa, el imberbe pseudo periodista osó denostar al coordinador de los Senadores de Morena y solicitar su destitución, solo por haber accedido a una entrevista con Loret de Mola.
Y es que para nadie es un secreto la aversión que el profesionista estadounidense siente contra Loret, luego de que este pusiera en entredicho la probidad de su familia al publicar un reportaje la semana pasada en el que exhibe el patrimonio inmobiliario de él y su esposa, Irma Eréndira Sandoval, quien es la secretaria de la Función Pública del gobierno federal.
En dicha publicación se menciona que el total de las propiedades asciende hasta 60 millones de pesos, en valor real de mercado, cantidad cinco veces mayor a la que aparece en su declaración patrimonial y en donde además refiere que cinco de las casas fueron compradas al contado en tan sólo nueve años, cuando la pareja Ackerman-Sandoval apenas y eran investigadores de la UNAM, con salario de académicos.
Se señala además una sexta propiedad; la cesión de un terreno de 253 metros cuadrados en 2007 por parte del entonces Gobierno del Distrito Federal. En la publicación se menciona que fue un “regalazo”, que le dio el gobierno a Irma Eréndira y que ahora mismo está valuado en seis millones de pesos.
No hay que ir muy lejos para darnos cuenta de la indignación que está información provocó a Ackerman quien a través de sus redes sociales, twitter, principalmente, ha exhibido su rabia en contra del reportero, de hecho, ha replicado un texto de su esposa en el que se lee: “No permitiré que los sicarios mediáticos manchen mi nombre ni el de mi familia. Esta lucha va en serio y hasta el final”.
Ackerman se ha equivocado en estos últimos días; primero porque está errando la estrategia; no es retando al reportero a que este muestre sus bienes, contratos y financiamientos que recibe su medio de comunicación “Latinus”, como dejará de ser señalado o cuestionado su patrimonio.
También se equivoca al declarar: “No estamos obligados a explicarle nada a nadie con respecto al patrimonio privado que alcanzamos a construir con gran esfuerzo, y con las generosas aportaciones de nuestros familiares, antes de que Irma Eréndira ocupara cargo público alguno”.
En su calidad de académico de la UNAM, de columnista no periodista, y de funcionario público, debiera saber que sí están obligados tanto él como su esposa por las funciones que desempeñan en la función pública a transparentar sus bienes y su origen.
Se equivoca al exigir una disculpa y retar a un debate al senador Monreal por el pecado de haber otorgado una entrevista a su adversario, aunque este represente la “pluma del vomito”.
“Tu visita con @CarlosLoret en el contexto de sus calumnias en mi contra y de la Secretaria de la Función Pública @irma_sandoval, y las opiniones expresadas ahí en contra de @HLGatell @lopezobrador_...
...y Morena en general, demuestran que tú no eres factor de unidad, sino de división.
En pocas palabras, pone en duda tu compromiso con la #4T.
Me parece que merecemos una disculpa de tu parte.
De otra manera quedará la impresión de que quien promueve facciones y luchas entre grupos de poder eres tú.
En tu video no te dignas en mencionarme por nombre, pero sí se lanzan tus aliados, como la PANista @LillyTellez, en mi contra.
Te invito con respeto a debatir de frente y de cara a la Nación”, escribió Ackerman en una serie de desafortunados tuits.
Pero siendo Monreal un viejo lobo de mar, no iba a caer en el torpe juego del académico convertido en político y con la ecuanimidad que lo caracteriza lo puso en su lugar.
“La experiencia histórica nos ilustra sobre los grandes movimientos transformadores, pero también demuestra que la lucha de facciones los destruye. Nunca me voy a confrontar con mis compañeras y compañeros del movimiento social que tanto nos costó construir”, escribió el coordinador de los senadores de Morena.
Pero no deja de llamar la atención que como resultado de este asunto se esté generando una guerra intestina al interior de la 4T que evoca la legendaria película Kramer vs Kramer.
Es una realidad que Ackerman, goza en estos momentos junto con su esposa de formar parte de ese selecto grupo de consentidos del régimen, pero tendría que calcular mejor sus pasos y mostrar más inteligencia que ímpetu, ser políticamente correcto y no dejarse llevar por infantiles arrebatos o asumir una postura de fiscalizador para identificar quiénes le muestran apoyo a fin de colocar al resto en su lista de rivales al puro estilo de si no estás conmigo estás contra mi.
De hecho, debiera reflexionar sobre lo contraproducente que le resultó su petición de remover a Monreal de la coordinación del senado, que solo acarreó un alud de expresiones de respaldo hacia el parlamentario, y contra él un oleaje de exigencias para que se conduzca con ética y honestidad, exigencia que está en boca de la sociedad general.
El académico debiera igualmente aceptar que flaco favor le hacen este tipo de riñas al presidente al interior del movimiento que encabeza y comportarse con mayor responsabilidad.
En este contexto, resulta urgente que el líder de la 4T meta orden y empiece por instruir una transparencia y un manejo honesto y ético de sus colaboradores.
Ackerman y Sandoval, en una actitud más serena, debieran respaldar su probidad documentando y justificando el origen de su patrimonio en un marco de transparencia para acabar con suspicacias que nada bien le hacen al movimiento que respaldan dentro de la 4G.
Opinión.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1
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