“No somos iguales”, es una frase que Andrés Manuel López Obrador ha repetido hasta el cansancio en su afán de distinguirse de los gobiernos corruptos que lo antecedieron. Pero en tan solo dos años de gobierno, no solo desde su gabinete y su círculo más cercano se ha puesto en entredicho esa alocución, sino ya varios de sus familiares han sido exhibidos incurriendo en presuntos actos de nepotismo, conflicto de interés, corrupción, enriquecimiento ilícito, peculado, tráfico de influencias y extorsión, entre otros posibles ilícitos. Y no es que AMLO no se dé cuenta, siendo que él mismo ha dicho: “el presidente se entera de todo”, es quizá que no quiere verlo -se hace de la vista gorda, se dice coloquialmente- , y trata de zafarse del entramado mediático cuando los exhiben.

Otros presidentes de nuestro país han tenido familiares incómodos; Raúl Salinas de Gortari, fue arrestado por órdenes del presidente Ernesto Zedillo y estuvo preso 10 años, aunque salió absuelto de todos los cargos, como homicidio, entre ellos.

Martha Sahagún y sus hijos fueron incómodos para el presidente Vicente Fox Quezada, Margarita para su esposo Felipe Calderón en el caso del incendio de la Guardería ABC y Angélica Rivera por La Casa Blanca para su marido Enrique Peña Nieto.

No obstante, López Obrador, cada vez tiene más incendios que apagar; pues su familia está resultando demasiado incómoda para alguien como el que prometió “no permitir bajo ninguna circunstancia la corrupción, el influyentismo, el amiguísimo, el nepotismo, ninguna de esas lacras de la política del antiguo régimen”.

Recordemos que así lo dio a conocer a través de un memorándum con fecha del 13 de junio de 2019, en el que también se leía:

“En consecuencia les reitero: no acepto bajo ninguna circunstancia, que miembros de mi familia hagan gestiones, trámites o lleven a cabo negocios con el gobierno en su beneficio o a favor de sus recomendados. Esto incluye a mi esposa, hijos, hermanos, hermana, primos, tíos, cuñados, nueras, vínculos y demás miembros de mi familia cercana o distante”.

Esas palabras de Andrés Manuel, se le han estrellado una vez más en el rostro hace algunos días, luego de que el portal digital ‘Latinus’ publicara el pasado jueves que la prima hermana del presidente, Felipa Guadalupe Obrador, es contratista de Pemex y que la empresa con que participa, ‘Litoral Laboratorios’, tiene contratos por más de 345 millones de pesos adjudicados por la petrolera.

De nada sirvieron a López Obrador la burla y sus risas sarcásticas en La Mañanera del viernes cuando intentó dejar en ridículo al periodista Carlos Loret de Mola y desacreditar su investigación, al señalar “muy objetivo, muy profesional”, ya que este lunes se vio obligado a ponerse serio, pese a que no aceptó responsabilidad alguna al aducir que él no había autorizado el otorgamiento de los contratos cuando se enteró hace un año.

“Lo que pasó es que el año pasado me vio el director de Pemex y me dijo hay aquí un posible conflicto de interés, y di la instrucción de que no se otorgaran los contratos, y al parecer no se otorgaron; pero luego, como mi prima tiene una empresa que venía contratando con Pemex de tiempo atrás, se reúne, se asocia con otras empresas y no aparece ella como la responsable, participan en otras licitaciones y se le entregan contratos a varias empresas. Entre esas empresas, a la de mi prima, entonces en Pemex no se dieron cuenta o hubo omisión y se entregó el contrato o los contratos estos, entonces cuando el director de Pemex me informa, lo que le digo es que se actúe de conformidad con la ley, porque no somos iguales, entonces he dicho que aunque se trate de familiares, no va haber corrupción no va haber influyentismo, nada que afecta la transformación de México”.

Pero por más que AMLO argumente “fue a Pemex a quien le metieron el gol”, su explicación ha resultado poco convincente, en tanto que la empresa ha suspendido los convenios con la ya ahora famosa prima.

El caso Felipa, se suma al de su hermano Pío López Obrador, a quien también ‘Latinus’ exhibió hace ya algunos meses por medio de un par de videos en los que se le observa recibiendo bolsas de dinero de un colaborador del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, para “apoyar al Movimiento” (Morena), según justificó su hermano el presidente. Y por más que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) a cargo de Santiago Nieto no encontró irregularidad alguna, las imágenes no dan margen a falsas interpretaciones.

La esposa de su hermano Arturo López Obrador, Jessica Moreno Torres, fue denunciada por el gobierno de Veracruz por el presunto desvío de 80 millones de pesos. El 23 de agosto de 2020, El Financiero publicó que la cuñada de López Obrador habría utilizado empresas fantasmas para sacar los recursos de las arcas del gobierno estatal, por supuestos pagos de servicios o de insumos.

Otra cuñada de López Obrador, Concepcion Falcon Montejo, ha sido expuesta como presunta participante en corruptelas. La esposa de José Ramiro López Obrador, quien se desempeñaba como síndico en el ayuntamiento de Macuspana, Tabasco, fue señalada en un desfalco por 223 millones de pesos al erario del municipio.

Ya antes, en 2010, Ramiro López Obrador, junto con otros exalcaldes del municipio de Macuspana, habían sido demandados penalmente como presuntos responsables de los delitos de peculado y asociación delictuosa por un monto de 40 millones de pesos, relacionados con el fracasado proyecto urbanístico “Macuspana Siglo XXI”.

Es pues larga ya la lista de nombres de familiares directos e indirectos o como diría el propio presidente, “cercanos y distantes”, los que lo han metido en serios aprietos al incurrir en presuntos ilícitos que en algunos casos su gobierno ha dejado sin castigo a pesar de que no se puede tapar el Sol con un dedo o con un Nieto.

Y no se trata ni se tratará nunca de comparar si un gobierno fue más corrupto que otro. Se trata de cumplir un compromiso que se hizo con los mexicanos de no ser igual que los anteriores, y su familia está dejando muy mal parado a López frente a esa promesa.

Quedan cuatro años de gobierno y no se sabe cuántos más familiares de AMLO serán puestos en evidencia cometiendo presuntos delitos, y a cuantos más el presidente será capaz de proteger.

Lo cierto es que como dice el dicho, “tanto peca el que roba en la huerta, como el que se queda en la puerta”.

Opinión.salcosga@hotmail.com