En medio de los dos frentes del país, el primero para contener la pandemia, y el segundo, de la crisis económica, se avecina otra peculiar batalla, el próximo 5 de mayo, ¿simbólico, ¿no? pero está será en el terreno del presupuesto, por las mayores facultades que ha solicitado AMLO en el manejo del erario.

La contienda no será en las trincheras de los hospitales ni las fuerzas productivas sino la Cámara de Diputados.

Ese día, el 5 de mayo, de acuerdo a Mario Delgado, el líder de la cámara de diputados, convocará por vez primera, tras el confinamiento, a los legisladores, para discutir la propuesta de reformas a la Ley de Presupuesto -motivo de conflicto- planteada por el presidente López Obrador.

 

LOS CONTENDIENTES

En esta lucha política, de un lado está el presidente quien ha solicitado poderes especiales para manejar el gasto gubernamental, apelando a la emergencia sanitaria y económica, apoyado por su partido, Morena

Y, del otro, quienes piensan que otorgarle al mandatario las mayores prerrogativas solicitadas -aun reconociendo que en los tiempos de la emergencia se requiere de mayor capacidad para ejercer las partidas- y accediendo a sus deseos de manejar el presupuesto de manera discrecional, sería darle una carta blanca, sobre todo luego de que ya ha llevado a cabo cortes en el gasto público sin consulta alguna al Congreso.

Y consideran, más aún, que dar luz verde a esa pretensión, sería violentar la constitución, la cual deposita en el Congreso – por el principio del equilibrio de poderes- la facultad exclusiva de aprobar y en su caso modificar el gasto público.

La ley actual establece que si hay una baja de los ingresos mayor al 3% - como es el caso ahora donde están desplomándose la recaudación y los ingresos de Pemex, el gobierno federal debe poner a consideración del Congreso los gastos a reducir.

No obstante, AMLO propone un añadido al artículo 21 de la Ley Federal de Presupuesto, buscando poderes especiales sobre el erario, que señala que, “en caso de que se presenten emergencias económicas la Secretaría (de Hacienda) podrá reorientar recursos asignados en el Presupuesto de Egresos para destinarlos a mantener la ejecución de los proyectos y acciones prioritarios de la Administración Pública Federal”.

 

PUNTOS EN CONFLICTO

Varios puntos de esta iniciativa de AMLO han desatado la tormenta, de parte de la oposición del gobierno y los analistas.

Primero, no establece límites, pudiendo reasignar cualquier monto. Segundo, ejercería esta amplísima capacidad de forma discrecional, sin consultar al poder legislativo.

Tercero, lo haría dejando ambigua la definición de emergencia económica.

Y por último no precisa cuánto tiempo duraría este período extraordinario

Mario Delgado, el líder de la Cámara de Diputados, integrante de Morena, el partido en el poder, en un tuit publicado ayer, arroja algunas luces sobre cómo plantea luchar en esta contienda con sus opositores, surgida de la intención de AMLO de tener mayor control sobre el presupuesto.

Como se ve, Delgado señala en relación al cambio sugerido por López Obrador que el Congreso planteará modificaciones para definir en qué condiciones se determinaría una emergencia económica. Tatiana Clouthier, diputada y simpatizante de Morena, señaló en un video difundido ayer por la noche, que Delgado le habría dicho que tal definición de emergencia sería llevada a cabo por un ente técnico independiente, como Banxico o el INEGI. En su tuit, Delgado deja entrever que -para acallar las voces opositoras- establecerá límites a estas reasignaciones del Ejecutivo en condiciones especiales.

¿En qué grado hará?

Ahora la ley marca que el gobierno debería consultar al Congreso cuáles rubros afectar en casos de una baja del 3% en los ingresos. ¿De cuánto sería ahora? ¿De 10% o 30% del gasto?

Y afirma que se preservaría la facultad exclusiva de los diputados de aprobar el presupuesto federal, punto que no está sujeto a discusión.

 

¿PASARÁ EN EL SENADO?

Hasta ahora la oposición en la Cámara de Diputados - del PRI, PAN, MC y el PT, éste último que ha sido aliado de AMLO- no ve con buenos ojos el cambio propuesto, postura que comparte un buen número de analistas.

Pero Morena tiene la mayoría suficiente en esta cámara baja para impulsar el cambio en la ley.

Independientemente de que, aprovechando esta mayoría, se dé luz verde en la Cámara de Diputados a una redacción del controvertido párrafo, que se aproxime más a los deseos del presidente - de una manga ancha en el manejo de los recursos-; el Senado, donde Morena no cuenta con mayoría, tendría que aprobar también estos cambios, y se vería obligado a negociar con los partidos opositores.

Más allá de este debate, hay voces quienes señalan que las atribuciones solicitadas son improcedentes porque violentarían la constitución, que en su artículo 74 señala que es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados aprobar -y modificar- el presupuesto.

Una de estas ellas es la de Porfirio Muñoz Ledo, diputado de Morena, y quien ha sido una voz disonante dentro del partido en el poder a varias decisiones del presidente.

El tono del debate se acentúa en una atmósfera donde AMLO tiene amplio poder en el Congreso, que ganó en las elecciones de 2018.

El presidente -pese a estar obligado a hacerlo- no consultó con el Congreso un corte en el gasto público que decidió la semana pasada y presentó como medidas para enfrentar la crisis económica -con disminuciones en los sueldos de la alta burocracia, medidas como la eliminación de los aguinaldos y reasignaciones presupuestales de gran cuantía- amén de que desató también la discusión sobre la legalidad de algunas de ellas.

 

MAYOR PODER, ¿CON QUE OBJETIVO?

Finalmente, está la cuestión también sujeta a debate, de cuáles serían las prioridades hacia las cuales se orientará la reasignación de los recursos, si el presidente tuviera poderes extraordinarios en el manejo del erario, que se remiten – en un sentido más profundo- a la visión de país que tiene el mandatario, que no es compartida no sólo por partidos de oposición, sino por un buen número de expertos.

Entre estas cuestiones candentes, está la de seguir apoyando a Pemex pese al colapso de la empresa con los precios del petróleo hundidos, o continuar con la construcción de una refinería en Dos Bocas, cuando muchos señalan que es mejor invertir en mejorar las ya existentes o comprar una en el exterior donde hay ofertas con el precio deprimido.

O bien -otros ejemplos de lo que entiende por prioridad AMLO- mantener proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía, pese a la crisis que se anticipa larga del sector de aviación, o el Tren Maya, cuando también el sector turístico estará deprimido por buen tiempo.

O gastar más en los pobres -un objetivo loable- pero negándose a acceder al clamor de los organismos patronales, de implementar un plan de apoyo de emergencia a la planta productiva amenazada con despidos masivos y quiebras, para fomentar el crecimiento, y no debilitarlo, amenazando a la larga las fuentes de financiamiento de los programas sociales que han sido la prioridad de su gobierno.

Incluso, no sólo reasignar gasto – si estuviera dispuesto a deliberar sobre estas partidas-, sino gastar más y hasta endeudarse en forma prudente, algo que están haciendo la mayoría de los países ante la magnitud de la crisis.

Al final, se trata – entonces- de tener más poder en el gasto, ¿pero con cuáles objetivos?

Habrá que estar al pendiente de esta batalla próxima, del 5 de mayo, que tendrá consecuencias sobre la forma como México saldrá delante de una crisis que se avizora profunda.