Ya no es raro que el subsecretario de Salud anuncie el registro de 700 nuevos muertos en 24 horas. Es lo de menos si han fallecido antes o el día en que se da a conocer tan macabro dato. El hecho es que simple y sencillamente ha crecido la cantidad de decesos por Covid-19 en México.

La nuestra ya es una de las naciones que más han sufrido por causa de la pandemia. Y más sufrirá porque la gente no hace caso. ¿Es culpa de la gente no protegerse o la han convencido de que todo puede hacerse sin pagar el costo del contagio?

Ayer en la tarde salí a caminar alrededor del parque La Mexicana, que sigue cerrado en la colonia Santa Fe, en la capital del país. Antes de tomar la decisión de ejercitarme un poco consulté con médicos infectólogos. Me dijeron que con cubrebocas y una careta —esta para proteger los ojos— el riesgo de contagio iba a disminuir sustancialmente.

Había mucha gente haciendo lo mismo que yo. Pero, para mi sorpresa, una minoría protegía su nariz, boca y ojos. Conté cien personas y tuve cuidado de hacer dos sumas: (i) la de quienes usaban cubrebocas o careta y (ii) los y las irresponsables que caminaban o corrían como en la vieja normalidad. Tristemente solo 45 contaban con protección; a 55, la mayoría, les tenía sin cuidado el virus.

Me atreví a preguntar la razón de su irresponsabilidad a un joven que iba despacio. Respondió carcajeándose: “Dijo López-Gatell que no hay evidencia científica de que el cubrebocas ayude”.

Si tal evidencia existe, muchos no la conocemos. Lo que sí está absolutamente probado es que a diario los mejores científicos del todo el mundo recomiendan la mascarilla. Recientemente sugirió el uso del cubrebocas un Nobel mexicano, Mario Molina. La verdad de las cosas es que, en esto, el doctor Gatell pierde por goleada. 

Pero, evidencia o no, el sentido común existe. Y no hay duda de que parece razonable proteger la nariz, la boca y los ojos. Estoy seguro de que si López-Gatell caminara con su hijo por La Mexicana traicionaría su propia opinión y utilizaría la mascarilla y la careta. ¿Por qué ha sido tan frívolo de no recomendarla a la población en general?

El daño no será todavía mayor porque la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y casi todos los gobernadores sí recomiendan el cubrebocas, esto es, no le creyeron a Gatell, y qué bueno.

El presidente Andrés Manuel López Obrador seguramente por hacerle caso al doctor López-Gatell no ha querido protegerse. Ojalá ya lo haga: la crisis sanitaria no ha terminado en México y cada día se complica más.

Sé que no le importa al señor Hugo López-Gatell, pero él ha perdido el respeto de gente inteligente como Carlos Alazraki, quien hoy le dice en El Universal cosas horribles al jefe de la estrategia contra el coronavirus. Esa y otras críticas durísimas se las ha ganado el rockstar de la epidemiología a quien la historia juzgará todavía con mayor severidad. Seguramente le vale gorro, pero creo que eso es lo que ocurrirá.