Desde mi niñez y más aún en mi adolescencia leía y seguía a Rius casi como un gurú en materia de crítica política. Dese San Garabato Cucuchán su sorna y su humor críticos, marcaban la existencia de la vida aldeana de nuestras pequeñas y sufridas comunidades envueltas en la imposición y el caciquismo ancestral; eran proverbiales; sus historias y sus argumentos plasmados en Los Supermachos primero y en Los Agachados después, y todo fue de antología, pues reflejaban la vida y los sentimientos del pueblo oprimido de México. Personajes como el cacique y sátrapa Don Perpetuo del Rosal, el sacerdote del pueblo, el agente policíaco, la beata doña Eme, y el gran calzonzin son inolvidables.
Rius, en los años del gobierno autoritario fue víctima de un fraude y, para combatirlo y eliminarlo, le robaron los derechos de los Supermachos que fueron objeto de una impostura con una copia muy mal sacada y peor argumentada de sus historietas, y entonces emigró a crear Los Agachados con temas más radicales y críticos.
Pero el talento, la creatividad, la valentía y la visión de este excepcional pensador y caricaturista lo llevaron, también, a editar sendos libros de enseñanza y formación, como lo fueron "Marx para principiantes," y "Cuba para principiantes", lo mismo que sus críticas más sesudas a la religión, al clero, a los banqueros, a la mala alimentación y al imperialismo yanqui.
El seminarista Rius dejó su huella anticlerical michoacana, como lo hicieron otros paisanos suyos que también lo fueron, como José Rubén Romero, el genial autor de "La Vida Inútil de Pito Pérez" y Don Manuel Buendía, el gran periodista poseedor de un gran estilo literario. Descanse en paz tan ilustre mexicano y michoacano de excepción.