Viral se hizo el llanto de Claudia Lozano, de García, Nuevo León, por la muerte del hermoso árbol milenario que tenía en su patio. El huracán Hanna lo sacó con todo y raíz y lo dejó muerto, tirado a un lado del jardín. En la foto se ve a la adolorida mujer llorando recargada sobre su árbol muerto, al que amaba tanto que solía abrazar su tronco grueso y duro. Millones de habitantes sobre la tierra deberíamos de estar en duelo también, por la forma como se han destruido en el mundo miles de bosques con millones de árboles que pueden ser la salvación para el planeta. En los últimos años el mundo ha perdido 13.7 millones de hectáreas de bosques, casi todas depredadas por incendios fortuitos o intencionales, más la tala permanente e ilegal. Cada minuto, según la BBC News Mundo, se pierde un espacio similar a una cancha de futbol. Diez canchas de futbol destruidas en solo diez minutos, recalca la información. De acuerdo con esos datos, la tercera parte del planeta son bosques, en este momento 3.9 mil millones de hectáreas que no solo son respiraderos abiertos, sino que tienen “sumideros de carbono naturales con gran capacidad de absorber el CO2 de la atmósfera y mitigar el cambio climático”.

MÉXICO, QUINTO LUGAR EN MUERTE DE ARBOLES; MITIKAH, LA DESTRUCTORA

La tala de árboles en el mundo es impresionante, por lo general con fines comerciales para utilización de madera o para ampliar zonas de construcción. Se han destruido bosques completos solo para construir zonas habitacionales. En Latinoamérica hay cinco países destructores que se enumeran en la lista mundial, que empieza por Brasil, el gran poseedor de la Amazonia, amenazada ahora por un gobierno fascista al que no le importa la naturaleza. Le siguen Bolivia, Colombia y Perú, a los que se añade, en quinto lugar, México, con una pérdida de 2002 a 2019 de 594 mil hectáreas de bosques. Muchas de esas pérdidas han sido por incendios, ya sea por tiempo de caluroso verano o intencionales. Las zonas en las que más se ha perdido han sido en Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán. El repunte de las constructoras ha costado la destrucción de zonas boscosas fuera y dentro de las ciudades. En la CDMX se investiga el caso de la empresa Mitikah, que construye un proyecto inmobiliario en el pueblo de Xoco, en la alcaldía Benito Juárez, y que ha sido acusada de haber cortado 60 árboles de manera clandestina. Los trabajadores que hicieron los cortes trataban de huir cuando fueron aprehendidos. Ha sido la intervención de la Jefatura de la ciudad y la movilización de habitantes del entorno los que han evidenciado la forma como esa empresa está modificando el hábitat, no solo con la tala de árboles sino con el consumo del agua y el uso de espacios públicos. Eso se da en los mismos niveles en muchos estados del país, algunos con la complicidad de sus gobiernos.

UN ÁRBOL EN LA NOCHE, CON EL MISTERIO DE TRUMAN CAPOTE

Que bello refugio debió ser el enorme nogal milenario que Claudia Lozano tenía en el pueblo de García. Ella dice que la presencia del árbol fue lo que los decidió a ella y a su familia su estancia en ese lugar. Igual debieron pensar los españoles del 30 de junio de 1520, cuando decidieron refugiarse en el ahuehuete llamado ahora el de La Noche Victoriosa contra el invasor. Un árbol refleja muchos instantes e historias: “Y me senté a llorar mi desventura a la sombra de un árbol del camino”, decía el poeta Luis G. Urbina. Y mucho antes, aquel árbol portentoso de la leyenda bíblica, el árbol del bien y del mal. Miles de historias, como la que cuenta Truman Capote en su libro de 1949, Un árbol en la noche, serie de relatos, uno de los cuales mezcla el suspenso con la ficción de lo irreal en torno a una muchacha sensible. Esta se topa con unos raros desconocidos que la van orillando a la introspección, a que se introduzca en las oscuridades de su mente, hasta casi el estallido. En 1958, quizá inspirada por el título del libro de Capote, Guadalupe Dueñas, escritora jalisciense que murió en 2002, escribió el libro, también de relatos, Tiene la noche un árbol, que le publicó el Fondo de Cultura Económica (FCE). En 1985, el FCE repitió la publicación. Nuestro Nobel Octavio Paz ha mencionado muchas veces el árbol en su obra. Con este verso comienza y termina su gran poema "Piedra de sol" (La estación violenta, Planeta-Conaculta 2002):

un sauce de cristal, un chopo de agua

un amplio surtidor que el viento arquea,

un árbol bien plantado mas danzante,

un caminar de río que se curva,

avanza, retrocede, da un rodeo

y llega siempre...

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx