Ni puta idea tenía de quién es “Maluma”. Hoy, gracias al tuit de @LiteraturaINBA que ha publicitado la foto de un metrosexual sentado sosteniendo un libro con la imagen de Albert Camus en la portada, sé que se trata de un reguetonero colombiano acusado de misoginia y que canta muy mal canciones bastante feas.
@LiteraturaINBA (supongo que se trata de la Coordinación Nacional de Literatura) presume y ha defendido su tuit del 10 de julio pasado: “Maluma ya leyó a todo Camus y tú todavía no terminas la tesis”, pues argumenta que gracias al reguetonero que supuestamente ha leído íntegro al filósofo francés, los beneficios alcanzados son varios: 1. Miles de likes y retuits. 2. Según Favstar, convertirlo en el tuit más exitoso de esa cuenta. 3. Convertirlo en trending topic. 4. Que Camus haya sido lo más buscado en Google Trends. 5. Que miles conozcan a Camus (aunque sea la foto). 6. Que otros miles comprarán sus obras. 7. Acercar los jóvenes a la literatura y a la propia CNL a éstos.
No sé si también se alcance el cometido del tuit con el montaje o “meme”, que aparte de leer a Camus los miles de inconclusos se titulen. Dudo ambas cosas. Pero el evento me ha hecho recordar un texto que escribí hace algunos años, “El experto y el diletante desde su butaca”.
A raíz de cierta polémica propiciada por el estreno de Master Class, de Terrence McNally (1995; estrenada en México en 1998), preguntaba si esta obra teatral haría que el público se interesara más en María Callas y en la ópera. Si el musical Les misérables llevaría a las decenas de miles que lo han visto en Broadway o donde sea, a comprar y leer a Víctor Hugo. Si el filme Shakespeare in Love haría que el público fuera de la sala directo a comprar las obras del autor inglés. Y en general, la reflexión llegaba a una consideración positiva pero sin exageración, ya que después de Amadeus, la gente se sintió más cercana a Mozart y algunos fueron más allá y leyeron el Mozart y Salieri, de Alexander Pushkin, e incluso vieron o se enteraron de la existencia de la ópera con ese nombre de Rimski-Kórsakov. Sin duda, la educación y la sensibilidad de los potenciales lectores de Camus contarán mucho.
El tuit de la dependencia del INBA generó muchas críticas. Y no porque se considere una “falta de respeto” relacionar a un reguetonero vulgar con Camus, sino porque los responsables de la CNL del INBA bien podrían dedicar tiempo y recursos a expresiones más pertinentes a su encomienda institucional; los likes y RT’s no son suficiente justificación a su labor. Lo que la CNL ha hecho es como si la Coordinación Nacional de Teatro usara una imagen de Juanito, el de Iztapalapa, para promover a Sófocles, la Coordinación Nacional de Música y Ópera una de Juan Osorio, de Televisa, para difundir a Berg o Schönberg, y la Coordinación Nacional de Danza otra del gordo Pancho Cachondo para promocionar Giselle.
No obstante, el tuit ha tenido defensores, El Universal lo planteó incluso como un punto a favor de INBA Literatura. Lo cierto es que si con él algunos nos enteramos más o menos de quién es el referente musical de la institución (o de su tuitero oficial), ojalá muchos admiradores del reguetón no sólo indaguen y compren a Camus, acaso también lo lean. Podrían comenzar por mi obra favorita, Calígula. Las novelas El extranjero o La caída, son buen principio también. Ya después podrán venir El mito de Sísifo y El hombre rebelde, un poco más complejas. Y al menos que se pueda acceder a algunas de sus ideas y conceptos básicos sobre la vida y el suicidio, y el absurdo y el arte.
Hoy es claro que la inteligencia y la celebridad de Albert Camus permean y trascienden incluso a la bobera oficial que viaja en twitter. Esto no puede ser más que una buena noticia.