No es una casualidad que los presidentes cuando comienzan sus mandatos hagan limpieza de las “malas administraciones” pasadas porque tienen que “hacer lo correcto”, en el caso de Andrés Manuel López Obrador, el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin podría ser el personaje que tenga que ser considerado el “chivo expiatorio” del Lopezobradorismo, que de inocente no tiene mucho, pero seamos francos Emilio no se movió solo, tuvo un grupo que lo respaldó, y conforme hagan públicos más señalamientos sobre sus actos corruptos, saldrán algunos o muchos nombres del peñismo.
Hay que aclarar que no es nuevo que Emilio Lozoya sea señalado de corrupción, ya que el exdirector de Pemex (2012-2016) tiene una larga lista de acusaciones desde el 2015, pero fue hasta el 2017 cuando la justicia mexicana reaccionó ante sus presuntos actos delictivos con el caso Odebrecht (el cual será judicializado muy pronto, según el fiscal general), o de haber estado su nombre en los Panama Papers y que desde el 2018 ha estado amparado en contra de algunas acusaciones, sin embargo, hace unos días su nombre volvió a ser agenda mediática, al ser inhabilitado como servidor público, de ahí comenzaron a salir las acciones de la justicia mexicana, hasta llegar a solicitar ficha roja a la Interpol para detenerlo esté donde esté.
O sea que Emilio Lozoya Austin es buscado por las autoridades mexicanas, quienes solicitaron el apoyo de la Organización International de Policía Criminal para localizarlo y detenerlo con miras a enjuiciarlo en nuestro país.
Y aunque la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, haya señalado que la orden de aprehensión contra Lozoya es la continuación de la investigación que se inició en la administración pasada; negando así que existiera una cacería de brujas, la incógnita queda.
Reconozco la prontitud con la que la justicia mexicana y el fiscal general Alejandro Gertz Manero respondieron a la denuncia presentada por Pemex en marzo por la venta de la planta de fertilizantes Agro Nitrogenados, aunque existiera una investigación previa contra el exdirector de Pemex, se podría considerar que Emilio Lozoya será el equivalente a Elba Esther Gordillo durante el sexenio de Peña Nieto, o ser la versión actual de La Quina, como lo fue Jorge Hernández Galicia en el gobierno de Carlos Salinas en donde se encarceló al líder de los petroleros, y así han existido otros casos como Raúl Salinas de Gortari encarcelado durante el periodo de Ernesto Zedillo, entre otros.
El tiempo nos dirá, porque ya es necesario que la impunidad desaparezca en nuestra sociedad, a final de cuenta, también tiene que responder por el caso Odebrecht, Emilio Lozoya está en calidad de prófugo con una suspensión provisional otorgada por un juez y tiene hasta el martes para decidir si le concede el amparo definitivo o no, lo que haría procesable su orden de aprehensión.
Y así también quitar de algunas opiniones la idea de que es una cortina de humo ante las denuncias públicas por el sector salud y la falta de medicamentos, que aunque viene el problema de las administraciones pasadas, AMLO dijo que se solucionaría, cuándo, pues es lo que seguimos esperando.
Siento que el caso Lozoya que devuelve la esperanza de que personajes como Enrique Peña Nieto, Pedro Joaquín Coldwell, Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray sean investigados, aunque López Obrador haya dicho que no buscaría el enjuiciamiento de las autoridades anteriores, afortunadamente, el panorama parece distinto.